JOAN SUFRIÓ UNA INFECCIÓN ENORME EN LA URETRA AL AÑO DE OPERARSE. "ES TODO EXPERIMENTAL. LA VAGINA SE EMPIEZA A CERRAR, PORQUE EL CUERPO SIEMPRE QUIERE CERRAR LAS HERIDAS", ASEGURA.
JOAN SUFRE TERRIBLES DOLORES DESDE SU OPERACIÓN: «NO SOY UNA MUJER, SOY
UN HOMBRE OPERADO»
"Me dijeron
que había nacido en un cuerpo equivocado y les creí", esta frase resumen muy bien el calvario que vive actualmente
Joan Mercado Rodríguez. Nacido hombre, decidió hacerse una operación de cambio
de sexo para, como reconoce, "arreglar
sus problemas". Sin
embargo, no fue consciente de hasta qué punto iba a chocar con la biología.
Joan se hizo, tras doce años de
hormonación, una vaginoplastia en el Hospital Clínic de Barcelona, y pasó a
llamarse Sandra Mercado Rodríguez. "Te entra
una euforia increíble, crees que has arreglado tus problemas. Que
vas a ser feliz al fin", comenta en una entrevista concedida
al diario El Mundo.
"TUS
CROMOSOMAS NO ENGAÑAN"
Seis años después de aquello
reconoce que se encuentra peor que nunca. "Voy de
terapia en terapia. Tengo pensamientos suicidas. Sé que me
engañaron: en realidad, no te pueden cambiar de
sexo, porque todas tus células tienen cromosomas masculinos. Y te destrozan
la salud, te convierten en paciente de por vida, en esclava
de algo falso, el género. Nuestro sexo es el que es, es biología. El
género es una construcción, cambia. El sexo no", apunta.
Joan reconoce que las
consecuencias de la operación han sido terribles. "Tengo
el suelo pélvico destrozado, el estómago también, tuvieron que cambiar
la uretra de sitio, lo hicieron sin mi consentimiento... Todo para
ponerme una vagina que es pura estética, que es falsa, con la que no puedes
gestar, que es lo propio de una mujer. Una vagina que sólo se quiere cerrar,
como las de todas las mujeres trans. Que te la construyen dándole la vuelta a
tu pene, metiéndolo para adentro...", señala.
Y denuncia la presión que sufrió
por parte de mucha gente. "Yo soy
un hombre, un hombre femenino, y así tendría que haber seguido. Pero
todo lo que psicólogos y psiquiatras me dijeron es que había nacido en el cuerpo
equivocado, que mi solución era operarme, y yo les creí (...). Nadie
me animó a seguir con mi biología masculina y con mi género femenino, a
aceptarme. Me timaron", reconoce.
"Los psicólogos me
dijeron que había nacido en un cuerpo equivocado y que me operara".
Mercado comenta en la entrevista
que quiere que se sepa toda la verdad. "Quiero
que contéis lo que no cuentan: que el cambio de sexo de verdad es
imposible, que muchos de esos niños nunca van a ser felices, que van
a experimentar con ellos, porque estos tratamientos son experimentales.
Que la cirugía tiene que ser la última opción, no la primera, como dice la
nueva Ley, que es puro sexismo y confunde género con sexo", afirma.
INFANCIA
DIFÍCIL
Los problemas de Joan se remontan
a su infancia, en un pueblo de Barcelona y con un ambiente familiar muy
complejo. "Nadie trató los motivos reales de
mi depresión y mi ansiedad. Los insultos de mi padre, que me
llamaba 'mariconazo', era alcohólico y nos maltrataba a mi madre y a mí. Lo
difícil que era crecer en este pueblo, donde todos me vejaban, y se
reían de mí", comenta sobre Castellar del Vallés, de 24.000
habitantes, y a una hora de Barcelona.
"Con 15 años
le digo a mi madre que soy homosexual. A ella le da miedo sobre todo por mi
padre... Él tenía problemas con el alcohol y la ludopatía. No sé de él desde
hace muchos años, imagino que estará fatal. Maltrataba a mi madre y
también a mí, me llamaba de todo. Él ya veía que algo no iba bien conmigo...
Todo me llevaba a la disforia, a pensar que mi cuerpo estaba equivocado. Te
vas odiando, en el fondo es odio a uno mismo", reconoce.
Hasta que en su adolescencia
decide cambiar de sexo para arreglar sus problemas. "Con
17 años empecé con psicólogos y psiquiatras. Y ninguno miró mis traumas,
mis maltratos. Empecé a conocer la noche, a salir. Conocí a muchos trans
y decidí que yo era eso. En realidad tienes una homofobia
interiorizada, muy dentro, no aceptas que eres un hombre gay", afirma.
Cuando su padre desaparece, Joan empieza a hormonarse. "Me empiezan a hormonar con 18 años
(...). Voy a un montón de psicólogos y psiquiatras, y todos dicen lo mismo
en sus informes: 'Viene con ansiedad, depresión y pánico'. Pero todos dicen que
estoy en el cuerpo equivocado. Ninguno se preocupa por qué me pasa
realmente", comenta.
TODO
ES EXPERIMENTAL
Fueron años realmente duros para
él. "Encadeno mil trabajos y no retengo
ninguno. Iba a todas partes con mi DNI de Joan, pero con esta pinta de tía.
Trabajo vendiendo seguros, en mil tiendas, en una fábrica textil... Luego
también me prostituyo unos meses, la verdad", reconoce.
Mercado admite que fue adicto a la cocaína, al éxtasis y
a la marihuana.
Tras sufrir una
infancia muy complicada, Joan cae en la prostitución y en las drogas.
Y, entonces, llegó la operación. "Yo era la candidata ideal. Sólo tenían en cuenta el
género, el aspecto, como quieren hacer aún más ahora. ¡Y yo no podía
ser más femenina en género! Sólo me afirmaron. En diciembre de 2016, el
psiquiatra me hizo el test para ver si era apta para
la cirugía. Un test completamente sexista, pero de eso te das cuenta luego. Y
en junio me operé", explica.
Lo que ocurrió en el quirófano, y
después, todavía lo recuerda. "La cirugía
es brutal, de las más duras que
existen. Una castración de cuatro horas, pero eso tampoco te lo cuentan bien.
Pasas meses para recuperarte. Te meten el pene para adentro. De su
tamaño dependerá la profundidad de tu vagina. Con el prepucio te hacen el
clítoris", afirma.
Pero, al poco tiempo, todo se
complica aún más. "Al año me entra una infección
enorme en la uretra. Me operan, me la cambian de sitio sin mi
consentimiento, te admiten que es todo experimental. La vagina se empieza a cerrar,
porque el cuerpo siempre quiere cerrar las heridas. Aún hoy tengo que meterme
hasta el fondo un dilatador para evitarlo, constantemente. Tu salud empieza a
empeorar", explica.
CONSECUENCIAS
TERRIBLES
Mercado reconoce que fue engañado
y no quiere lo mismo para los demás. "Te
habían dicho que te iban a convertir en mujer, y te das cuenta de que era
mentira. Te salen morados por todo el cuerpo, los 20 años de hormonas te destrozan
la circulación, pero ya no puedes dejarlas, porque quizás sería
peor. Tengo una inflamación crónica en el estómago. ¿Queremos esto para estos niños?
Esa es mi pregunta", asegura.
Un tabú del que sí quiere hablar.
"Tengo amigas que se han tenido que operar
siete veces, que se les cierra y no les cabe ni un dedo. Yo empecé
a perder el pelo en la cabeza, y me salía en sitios extraños. Y
empecé a pensar. 'Y si me quedo calva, ¿sigo siendo mujer?'. Y llegué a la
pregunta: ¿qué es ser mujer?", comenta.
A lo que llegó a encontrar
respuesta. "Con 32 años me di cuenta de que no
me habían convertido en mujer, sino en un hombre operado (...). Estuve fatal un par
de años, me dediqué a recuperar todos mis informes médicos. ¿Sabes lo que llegó
a escribir el psiquiatra que autorizó la cirugía? Que yo era una mente de mujer
en un cuerpo que no me pertenecía. ¿Cómo no me va a pertenecer mi cuerpo, que
es todo lo que tengo? Me habían timado", asegura.
"Me di cuenta de
que no me habían convertido en mujer, sino en un hombre operado".
Aunque se hace llamar Sandrita,
se sigue sintiendo un hombre. "Me dan igual
los pronombres, la verdad. Yo sé que soy hombre, aunque parezca
una mujer, que es el aspecto que quiero tener. En EEUU hay un foro [Reddit] con
42.000 personas como yo, que se equivocaron, que vivieron una mentira",
señala.
LO
QUE DIGA LA BIOLOGÍA
En este sentido apunta que lo
femenino de su cuerpo es puramente estético. "Es
que el sexo no son sólo los genitales. Y además, tu vagina es puramente
estética. Mi pecho es de las hormonas, pero si las dejo de tomar puedo tener
una osteoporosis brutal. Y si las sigo tomando, un ictus, o trombosis. ¿Es eso
vida?", relata.
Mercado añade que ser mujer es
algo que va más allá de todo eso. "¿Qué es
sentirse mujer? (...). Para muchas, ser mujer es maquillarte. Para mí, nacer
con el sexo femenino, cosa que yo no hice (...). Necesitamos
más ciencia, no hay suficiente. No está claro qué pasa con ellos luego. ¿Y si
les destrozan el cuerpo para nada, como a mí? ¿Cómo pueden dejar que un
menor decida eso? ¿Sabes la frustración de equivocarte?",
comenta.
El drama que vive actualmente
toca también a sus familiares más cercanos. "Mi
madre primero tuvo que aceptar que se le había muerto su hijo, porque eso
es lo que te dicen los psicólogos, que mueres como hombre y nace una
mujer. ¡Imagínate que locura! ¡Si tú eres lo que dice la biología!",
apunta. Y, reconoce, lo que contesta ahora cuando le lanzan un piropo. "Me dicen 'guapa'. Y yo digo: 'No, guapo, que soy un
tío'", concluye.
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