Vida Pública de Jesús. Jesús ha llegado al Jordán para ser bautizado por Juan.
Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net
Jesús avanza decidido entre el grupo de
peregrinos que viene de Galilea; se coloca ante Juan que lo reconoce, y
comienza un breve diálogo. Jesús ha llegado al Jordán para ser bautizado por
Juan. Pero éste se resiste diciendo: "Soy
yo quien necesita ser bautizado por ti, ¿cómo vienes tú a mí?"
CUMPLIR CON LA JUSTICIA
El bautista dirá más tarde que no le conocía. No le conocía como Mesías y
portador del bautismo de fuego y del Espíritu Santo, pero le conoce como
pariente, al menos de oídas, por las palabras de su madre Isabel y de su padre
Zacarías. Sabe que Jesús es justo, que no hay pecado en Él, que reza, que ama a
Dios, que ama a su padres. Quizá sabe más cosas, pero no lo sabe todo, pues el
silencio de la vida oculta se extiende tanto a los cercanos en los lazos de
sangre, como en los espirituales. Respondiendo Jesús le dijo: "Déjame ahora; así es como debemos nosotros cumplir
toda justicia. Entonces Juan se lo permitió". (Mt).
Y cumple Jesús toda justicia. Desciende a las aguas ante Juan. En aquellos
momentos el inocente de todo pecado asume todos los pecados de los hombres. Los
miles de millones de pecados de los hombres caen sobre sus espaldas, y los
asume haciéndose pecado, como si fuesen suyos, sin serlo. Esta decisión libre
le costará sangre y sudor, amor difícil, amor total que llegará a estar
crucificado, hasta dar la vida por todos.
¿QUÉ SUCEDE CUANDO SE SUMERGE
JESÚS
Cuando Jesús entra en las aguas y Juan baña su cabeza, son sumergidos
todos los pecados de los hombres. Las aguas limpian el cuerpo, y por eso son
tomadas como símbolo de la limpieza de las almas que se arrepienten ante Dios
de sus pecados. Más no pueden hacer. Pero al sumergirse Jesús en las aguas, las
santifica, les da una fuerza nueva. Más adelante, el bautismo lavará con las
aguas los pecados hasta la raíz, y dará la nueva vida que Cristo conquistará en
su resurrección. Serán, efectivamente, aguas vivas que saltan hasta la vida
eterna.
DIOS SE MANIFIESTA
Al salir Jesús del agua sucede el gran acontecimiento: Dios se manifiesta. "Inmediatamente después de ser bautizado, Jesús
salió del agua; y he aquí que se le abrieron los Cielos, y vio al Espíritu de Dios
que descendía en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz del Cielo que
decía: Este es mi Hijo, el amado, en quien me he complacido" (Mt).
La voz es la del Padre, eterno Amante, el que engendra al Hijo en un acto de
amor eterno, dándole toda su vida. El Hijo es el Amado, igual al Padre según su
divinidad. Es tan Hijo que es consustancial con el Padre, los dos son uno en
unión de amor. El Padre le dio toda su vida, y el Hijo ama al Padre con ese
amor obediente que vemos en Jesús cuando desciende a las aguas como hombre que
se sabe Dios, desde una libertad humana con la que se entrega por los hombres y
ama al Padre. Y el Padre se complace en ese hombre que le ama con amor total y
mira a los demás hombres saliendo del pecado, y les ama en el Hijo.
EL ESPÍRITU
La paloma simboliza el Espíritu. Anunció la nueva tierra y la paz de Dios a los
hombres después del diluvio, que habían sido castigados por sus pecados.
Anuncia el amor a los que quieren vivir de amor. Anuncia junto a Jesús la nueva
Alianza, en que, de nuevo, el Espíritu de Dios volará sobre las aguas del
mundo. Limpiará los corazones con el fuego de su amor, purificará las
intenciones, llenará de Dios a todos los que crean y esperen, inflamará de amor
a los amantes que desean el amor total, tan lejano al amor propio.
Jesús es ungido por el Espíritu. Jesús es así el Cristo, el nuevo rey del reino
del Padre. Antes los reyes eran ungidos con aceite, y la gracia de Dios les
daba fuerzas. Ahora el Espíritu mismo invade a Jesús. Podrá actuar con plena libertad
en su alma dócil, le impulsará, le encenderá en fuego divino. Por eso "Jesús lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán,
y fue conducido por el Espíritu al desierto". Comienza su vida de Ungido por el Espíritu que
le lleva a lo más alejado del paraíso, al desierto, donde se mortifica, reza y
sufre la tentación de Satanás.
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