Dice un viejo cuento, que cuando un niño está en el vientre de su madre contiene en sí mismo todo el conocimiento del mundo; Sabe cuántas estrellas hay en el firmamento, cuántas gotas de agua contienen los océanos y cuántos granos de arena cubren todos los desiertos. Conoce los misterios del cielo y las estrellas, y conoce hasta la última letra de la Torah, los Vedas y el Corán.
No hay
misterio sobre la faz de la tierra que desconozca, ni misterio en el cielo o en
el mar que no pueda resolver. Pero cuando está a punto de nacer, su 'Ángel de la Guarda' baja del cielo y colocando un
dedo sobre sus labios sella todo su conocimiento dentro de él, y le susurra una
sola palabra: “APRENDE”
(Esto
significa el huequito entre los labios y la nariz, el dedo de su ángel para
olvidar lo que vimos allá)
JPRO
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