EN SUS LIBROS ABORDA LOS EFECTOS NEGATIVOS DEL PORNO Y CÓMO ENFRENTARLO
Melinda Tankard, directora de Collective Shout, es una de las voces más
autorizadas en Australia contra la pornografía.
Melinda Tankard es una
escritora y oradora australiana especializada
en la pornografía y sus efectos adversos. Directora de la
organización Collective Shout, ha dedicado gran parte de su investigación -6
libros y decenas de artículos- a la relación que hay entre el
consumo de la pornografía y las agresiones sexuales,
y se ha convertido en una de las voces de referencia internacional sobre esta
temática.
Entrevistada en Mercatornet, se
refiere a la pornografía como “el departamento
de educación más grande del mundo”.
LA
PORNOGRAFÍA, EN DATOS
Según el portal
especializado Daleunavuelta.org, el 90% de los niños entre 8 y 16 años han visitado una web
pornográfica, y más del 80% de los jóvenes que ven pornografía tienen
comportamientos sexuales agresivos.
En España, el 46% de los varones
entre 14 y 17 años han visto pornografía, y
el 37% la consume semanalmente. Estos datos sitúan a España entre los diez
países con mayor consumo de estos contenidos, inmersa en una tendencia al alza
relacionada con la normalización y aumento de las
agresiones sexuales.
CADA
VEZ MÁS DIFÍCIL SER AMIGOS
“Los chicos me
cuentan que abandonan el deporte y se excusan para no pasar tiempo con sus familias.
Se quedan despiertos durante horas cada noche frente a sus dispositivos, disminuye
su rendimiento académico y
permanecen aislados de las actividades que antes les daban la vida”, cuenta Melinda.
“Sus actitudes
hacia las mujeres y las niñas han cambiado”, explica.
Antes eran amigos y conocidos, pero cada vez con más frecuencia “las ven en términos de lo que pueden conseguir de ellos
y no como merecedoras de dignidad y respeto. Llegó un momento en que tenían
que luchar para ser amigos de las chicas y verlas como personas completas”,
explica.
PÉRDIDA
DE LA HUMANIDAD
Los expertos advierten incluso de
una “radicalización” en el consumo de contenidos pornográficos.
Melinda expone el caso del
especialista James Evans que “tras años de
adicción, dejó de ver a las mujeres como seres humanos, inmerso en una radicalización tras la pantalla marcada
por la deshumanización o la normalización del acoso sexual, la violación o el
abuso infantil”.
“Esa fue mi
radicalización”, cuenta Evans, “dejé de ver a las mujeres como seres humanos, las
convertí en una película porno en mi cabeza, e imaginaba encuentros sexuales
con cada una de ellas. Llegué a pensar que tenía derecho a sus
cuerpos, les gustara o no. Tuve
que empezar a ver de nuevo a las mujeres como personas y no como muñecos
sexuales vivientes”.
LA
INDUSTRIA DEL PORNO, EDUCADORA GLOBAL
Todas estas actitudes se deben,
según Melinda, a la industria pornográfica, que define como “el mayor educador sexual del mundo. Dada la facilidad
de acceso a niños y jóvenes y la búsqueda global, no hay duda de que
está alimentando el abuso al erotizarlo”, explica.
Según un informe del Centro Nacional de Información
Biotecnológica (EE.UU.), más del 80% de los jóvenes que consumen pornografía se
involucran en comportamientos sexuales agresivos. Una muestra de que la industria pornográfica “normaliza la violencia sexual”, en palabras de Melinda, “e
incorpora nuevos códigos de conducta en niños y hombres”.
Melinda Tankard imparte
conferencias contra la pornografía…
ENTRE
LA CRUELDAD Y GRATIFICACIÓN SEXUAL
“Cuando a los
niños se les alimenta repetidamente con imágenes de deshumanización de
las mujeres, de extrema degradación (teniendo en cuenta que los géneros más
violentos son los más populares) y son entrenados para excitarse con estos
contenidos, incorporan estos comportamientos en sus relaciones sexuales”.
Tres de los seis libros de
Tankard documentan como el mundo hipersexualizado “adoctrina
a los niños en patrones de crueldad sexual, enseñándoles que las
mujeres las niñas existen para su gratificación y placer sexuales”.
COMO
CAJEROS AUTOMÁTICOS DE SEXO
Estas conductas, advierte
Melinda, no son asumidas solo por los hombres “Las
chicas se convierten en accesorios de fantasía porno, entrenadas para adoptar roles y comportamientos
pornográficos, viéndose a sí mismas como cajeros automáticos de sexo”.
“Incluso hay mujeres
adultas que me hablan de que los hombres prefieren el porno a
ellas mismas y se sienten engañadas, incapaces de competir. Acuden
a consejeros y estos les dicen que es normal, que necesitan relajarse y aceptar
que esto es lo que hacen los hombres”.
IR
A LA RAÍZ DEL PROBLEMA
“El camino a seguir
es que los jóvenes rechacen la pornografía antes de que sea demasiado tarde” propone Melinda. “Estamos destruyendo las normas
culturales que enseñaban y garantizaban que los niños estuviesen fuera del uso
sexual. No podemos abordar por completo el abuso sexual infantil hasta que
rechacemos una cultura que lo rodea de glamour”.
Su compañero y colega James Evans
es partidario de abordar el abuso sexual cortando directamente su raíz en
la normalización de la pornografía.
“La mayoría de
nosotros retrocedemos horrorizados cada vez que leemos una historia sobre abuso
infantil en los medios”, explica. “Existe un acuerdo universal de que el abuso sexual de niños está mal.
Nos estremecemos ante esta idea. Y, sin embargo, en Internet, justo delante
de nosotros, hay películas completamente legales que muestran
estos mismos escenarios, con mujeres de aspecto muy joven a las que se les hace
actuar como si fuesen menores”, añade Evans.
PORNOGRAFÍA:
POR QUÉ HOY ES MÁS PELIGROSA
La temprana edad de acceso, la
abundancia de publicidad, su difusión tanto a hombres como a mujeres o su uso
como principal herramienta de educación sexual hacen que la pornografía de hoy sea mucho más nociva que en
el pasado.
Además, la industria pornográfica
está plagada de efectos adversos que, en muchos casos, son
desconocidos para quien consume estos vídeos.
A los ya citados, se debe añadir
la explotación infantil, la necesidad de consumir
contenidos cada vez más extremos, la
disminución de la autoestima, la empatía y otras capacidades sociales o su gran
potencial adictivo, entre otros.
COMO
HACER FRENTE A LA PORNOGRAFÍA
Especialistas como Melinda
Tankard o James Evans abordan este tema desde la confrontación
directa, si bien no es el único método. Asociaciones como Dale una vuelta proponen cursos de formación para
evitar el consumo de pornografía y alertan de sus consecuencias.
También es posible abordar este problema desde la psiquiatría y la fe. Es el
caso de Kevin Majeres, psiquiatra y profesor de la Harvard Medical School, que afirma: “Para prosperar moralmente no basta con seguir los
mandamientos: hay que perseguir la virtud a
la que apuntan los mandamientos”.
Por eso, añade, “cuando practicamos una virtud, esa virtud se
hace cada vez más fácil y
satisfactoria”.
En el caso de la pureza, explica
Majeres, “fortalece la mente” y contribuye a
que estemos “más centrados, motivados y a que
amemos a los demás sin egoísmo”. Una virtud que “convierte
nuestros cuerpos en templos adecuados para el Espíritu Santo y supone siempre el triunfo del amor en nuestra
vida”.
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