EL CIRCO DE LOS HORRORES RECIBE DESDE HACE AÑOS MILES DE EUROS EN SUBVENCIONES PÚBLICAS
EN EL CIRCO DE LOS HORRORES, LUCIFER TIENE UN PAPEL
PROTAGONISTA Y CENTRAL
Durante los últimos años están proliferando grupos y
espectáculos que tienen a Lucifer y al satanismo como
un reclamo. Así logran confluir lo oscuro, lo sórdido, lo
irreverente y también lo escandaloso. En muchos casos es un intento de llamar la atención
de una parte de la sociedad que necesita mucho más para asombrarse. Sobre el
verdadero culto a Satanás, es difícil saber cuánto hay de seguimiento real y
cuánto de marketing para atraer público.
De este modo, en los últimos años
se ha podido ver la presencia de la Asociación de
Satanistas en la Universidad Complutense de Madrid, la instalación en ciudades de estatuas dedicadas
al demonio, la proliferación de grupos que se
autodenominan satanistas y
en este caso espectáculos musicales y circenses que tienen a Lucifer como
protagonista y “maestro de ceremonias”.
Un ejemplo es el espectáculo, si
puede denominarse así, que se exhibirá en las próximas semanas en España. Se
titula “Bacanal” y está producido por el
Circo de los Horrores. La estética
oscura, sórdida y casi pornográfica que rodea a esta representación gira en
torno a la figura del demonio. Una vez más se mezcla la
admiración a lo que representa Satanás con el reclamo publicitario.
El director de este show del
Circo de los Horrores, Suso Silva, interpreta él mismo a Lucifer y no lo hace
únicamente en esta nueva representación sino que ya lo ha hecho
anteriormente. “Nunca he considerado a Lucifer
un monstruo, sino un demonio que han echado a patadas del cielo por
revolucionario, porque no encajaba en ese sistema cuadriculado de
bondades. Es un puñetero revolucionario que lo que hace es desestabilizar el
cielo y eso no le va muy bien a Dios, que se lo saca de encima”, explicaba
en una entrevista
en El País en
2016 sobre otra de sus obras donde el demonio era también protagonista.
Así presentan Bacanal: “Cuenta la leyenda que Lucifer, maestro de ceremonias, ofrece a los
humanos una noche de excesos, lujuria y placer a cambio de su alma”. Y explican que es “un
show único, irreverente y sensual, que llega para avivar los instintos más
básicos del ser humano, sus deseos más ocultos y dar rienda suelta a los
placeres más carnales”.
Además, se vende afirmando que “Lucifer, artífice de este festín, ofrece a los seres
humanos, ávidos de una noche de frenesí, una gran orgía de sensaciones que no
entiende de límites ni reglas. Un espectáculo único que agudizará tus
sentidos y despertará tus fantasías más ocultas”.
El Circo de los Horrores,
responsable de esta obra, es beneficiaria desde hace años de manera más o menos
asidua de subvenciones públicas. De hecho, en 2020 el Ministerio de Cultura de
España publicaba la resolución de las ayudas excepcionales al sector del teatro
y del circo por el que esta empresa recibía
una ayuda de 60.000 euros.
Pero echando un simple vistazo
al Boletín Oficial del Estado es fácil encontrar más subvenciones
recibidas durante los últimos años, con cantidades que oscilaban entre los 10.000 y los casi 30.000
euros.
El director, Suso Silva, nunca ha
ocultado su admiración por Lucifer. Es más, lo ha alzado al papel principal y
él mismo lo interpreta. Así en una entrevista señalaba que “con Lucifer me siento encantado, estoy encantado de ofrecer vicio y
corrupción, sexo, lujuria, juego. No me
cuesta mucho interpretarlo y a este loco tampoco. Pero Lucifer soy yo
completamente, son trocitos de mí”.
La presencia de la simbología
demoniaca y satanista también tiene un papel central en estos shows, incluso
más en este último. Para Silva, Lucifer “no es un demonio
maligno, su nombre lo dice: que es el portador de la luz, lo que intenta es dejar claro a la gente que debe
aprovechar al máximo que vive en la Tierra, que debe ser feliz, que no haya
guerras, ni peleas entre banderas, territorios, religiones y aprovechemos el
tiempo que nos ha tocado de existencia”.
“A los espectadores
les intento atraer a mi lado oscuro. Ofrezco sexo, lujuria, fama, poder a
cambio de que me vendan su alma. El infierno no es un mal lugar para vivir: no
hay normas ni políticos. Solo pecados capitales. Hay que vivir intensamente
porque el tiempo es oro”, agregaba el director en otra
entrevista.
Su espectáculo es una invitación a pecar y a enorgullecerse de ello y además de la simbología satánica se
produce una burla de los elementos cristianos, sobre todo de los católicos como
las monjas y sacerdotes…
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