AYUDA DE UN DOCUMENTO DE LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE EXORCISTAS
Hasta no hace
demasiados años era complicado encontrar exorcistas. Había en pocas diócesis y entre ellos no se conocían. Cada uno hacía
la guerra al demonio como buenamente podía aunque siguiendo el ritual, obviamente.
Pero esto ha cambiado. Ahora son numerosas diócesis las que cuentan con uno o
más exorcistas y además tienen mucho más contacto entre ellos, lo que es una
gran ayuda para los que se han incorporado recientemente a este ministerio.
Así fue como nació la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE), que ofrece formación, instrucción y
contacto a los exorcistas de numerosos países. A lo largo de los años ha ido
preparando materiales que ayuden a estos sacerdotes elegidos por los obispos
para esta misión.
Precisamente, la Asociación
Internacional de Exorcistas ha publicado
Líneas Guía para el Ministerio del Exorcismo a la luz del ritual vigente,
un texto fruto de años de trabajo y que pretende ser un instrumento orientador
para los exorcistas.
El padre Alberto
Medel explica en el semanario Desde la Fe, que
se trata de un rico y vasto compendio que recoge la experiencia de la práctica
exorcística, unida a la sana doctrina y a una pastoral auténtica que sea eficaz
en la lucha contra la acción extraordinaria del demonio. Y para ello
expone 5 errores que de ninguna manera puede cometer un exorcista:
1. IGNORAR LA DOCTRINA
DE LA IGLESIA
Las Líneas Guía insisten en la
formación doctrinal del sacerdote exorcista, pues su servicio es, ante todo, un
servicio en nombre de y para la Iglesia, y por ello debe tener el
suficiente conocimiento doctrinal y teológico
para hacer frente al “padre de la
mentira”, que buscará desviar el ministerio del exorcista y corromper a
las almas.
2. PENSAR QUE ESTÁ SÓLO
EN EL EJERCICIO DEL MINISTERIO
Muchas veces los padres
exorcistas están solos en su diócesis, sea porque es el único exorcista
diocesano, o sea porque es el único exorcista en una región, ya que las
diócesis vecinas no tienen, y por ello no hay con quién
confrontar su ministerio y sus reflexiones.
También muchos
exorcistas son incomprendidos, un poco
por los mitos que el morbo ha creado sobre este sagrado ministerio, otro poco
por la ignorancia que hay sobre el tema o, simplemente, porque se niega su
veracidad.
Los exorcistas a veces
experimentan la soledad, la incomprensión y hasta la persecución. Este es otro
engaño del Demonio. El exorcista
está acompañado por sus “colegas” en esta tarea común, se
acompañan con la oración y la vida fraterna y, sobre todo, tiene el respaldo y
la potestad con que su obispo lo ha revestido.
También es alentado a recordar
que aún en medio de las persecuciones e incomprensiones, el exorcista es
testigo de Cristo, vencedor de Satanás, en el ejercicio fiel,
esforzado y silencio que realiza al acoger a los que sufren por la acción
extraordinaria del Demonio.
3. INCITAR AL MORBO
Como ya anotaba en el número
anterior, el exorcista se enfrenta al morbo que el tema de las posesiones
diabólicas levanta. Ahora, con la masificación de los medios de
comunicación, muchos periodistas y presentadores de televisión, quisieran tener
contenidos sobre el tema y entrevistar a quienes realizan este servicio, y no
con la finalidad de reflexionar sobre el tema, sino para satisfacer el
morbo y las fantasías en torno al mismo.
El sensacionalismo que se levanta
es de tal manera que en el ideario colectivo al exorcista se le ve como un
santo con poderes sobrenaturales. Gran error de un
exorcista sería el que, tentado en su vanidad, piensa que el sometimiento de
Satanás se produce por su “santidad personal” y no por la acción de la gracia que
actúa en él de forma sacramental.
Las Líneas Guía advierten al exorcista de este peligro latente, les invita a
servir discretamente y alejados de todo sensacionalismo, desalentado cualquier
tipo de morbosidad, salvaguardando la intimidad de las personas posesas y
protegiendo su propio servicio que es, ante todo, un ministerio sagrado y de
fe.
4. DESFIGURAR LA
PRÁCTICA EXORCÍSTICA
Algunas veces los exorcistas
hacen de su ministerio una práctica cuasi mágica. Por inexperiencia y falta de
formación, algunos exorcistas, sin quererlo, han desviado algunas de las prácticas
exorcísticas dando a los sacramentales y a las prácticas
de piedad, propiedades o poderes que no tienen.
Un exorcista es, también, un
director espiritual de las almas que están en el proceso liberador, por lo que
también deberá ser muy cuidadoso en apoyar al hermano con adecuadas prácticas
de piedad cristiana y de vida sacramental.
Otra causa de desfiguración del
ministerio es la excesiva carga de trabajo, pues además de que en los
últimos años ha crecido la demanda, a
esto se suman los deberes que el exorcista tiene por el ministerio sacerdotal.
La Líneas Guía también orientan sobre como conformar equipos de
auxiliares compuestos por otros sacerdotes no exorcistas y por laicos,
que pueden ayudar de muchas maneras.
5. EL SIMPLISMO
Con esto me refiero a terminar
haciendo del ministerio del exorcistado una práctica monótona y cansada,
obviando los pasos que se deben dar y confiando demasiado en las propias
fuerzas. El exorcista siempre se enfrenta a situaciones nuevas, un poco como el
médico; aunque las enfermedades son iguales, en cada persona tienen su variante
y su tratamiento.
Fundamental en la práctica
exorcística es el “discernimiento” el que le da la certeza
moral de una posesión, y entonces proceder al rito del exorcismo.
Para ello, las Líneas Guía nos
recuerdan que se debe contar con el apoyo de peritos en las
ciencias médicas, psicológicas y psiquiátricas, que den mayor
claridad sobre la situación de las personas y descartar cualquier tipo de
afectación médica o psiquiátrica, y entonces proceder adecuadamente.
La celebración litúrgica del
exorcismo es precedida de todo un acompañamiento que se prolonga
durante el tiempo en que se realiza el exorcismo, y el exorcismo
puede durar días, meses o años.
Los padres exorcistas enfrentan a
Satanás con el poder redentor de Jesucristo, su ministerio está “blindado” por la sagrada potestad que Cristo
confió a su Iglesia. Oremos por ellos y apoyémoslos a la distancia
informándonos de lo que su ministerio realiza y dejemos de lado cualquier
afición morbosa.
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