El pasado 9 de noviembre, el periodista Adolfo Arjona entrevistó en su programa “La Noche” (en la emisora radiofónica española COPE) a Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), con motivo de una efeméride destacada de 1978: la masacre protagonizada por la secta llamada Templo del Pueblo.
Casi un millar de personas
encontraron la muerte como desenlace de una historia sectaria que mezclaba
elementos cristianos y comunistas, como explica Santamaría en la entrevista
(puede escucharse en el podcast del programa, a partir del
minuto 33). A continuación recogemos una versión más amplia de lo dicho por el
miembro de la RIES.
- EMPEZAMOS SITUANDO
AL PROTAGONISTA DE ESTA TREMENDA HISTORIA: ¿QUIÉN ERA JIM JONES?
- Como en toda secta, lo
fundamental es el líder, por supuesto. No puede entenderse lo que fue el Templo
del Pueblo y lo que sucedió en Guyana sin referirnos a Jones. Para ubicarlo en
el espacio y en el tiempo, tenemos que situarnos en Estados Unidos, donde nació
en Indiana en 1931.
Con poco más de 20 años,
siendo pastor metodista, fundó una iglesia evangélica
independiente que fue
cambiando de nombres… y que mezclaba el énfasis en la acción del Espíritu Santo
y sus carismas especiales (lo que llamamos pentecostalismo),
con un mensaje social de superación del racismo,
llamando a la convivencia entre blancos y negros.
Como podéis ver, nada malo, ni mucho menos… en apariencia. Pero sólo en
apariencia. Porque desde el principio tuvo un fuerte componente
comunista. Una mezcla extraña, aparte de su figura autoritaria y de
su personalidad carismática, muy “magnética”, podríamos
decir. Y bueno, en los años 60 su secta (porque eso es lo que era
verdaderamente) empezó a llamarse “People’s
Temple”, es decir, el Templo del Pueblo.
- ¿QUIÉNES ERAN LOS
SEGUIDORES DEL TEMPLO DEL PUEBLO? ¿A QUÉ TIPO DE PERSONAS BUSCABA ATRAPAR LA
SECTA DE JONES?
- Como he dicho, en sus
inicios estaba en el marco del protestantismo norteamericano, muy variado, así
que no mostraba ningún problema ni riesgo. Aunque había gente que sospechaba de
ese “comunismo cristiano” que defendía, lo cierto es que consiguió
atraer a gente cautivada por su mensaje innovador, que mezclaba lo religioso y
lo sociopolítico. En el fondo, estaba anunciando no sólo la
felicidad del cielo, sino ese cielo hecho realidad en la tierra, una utopía
posible. ¿Quién no desea algo así?
Por eso, como sucede en
general en las sectas, no atrajo sólo a gente con problemas, sino a muchas
personas con ganas de cambiar el mundo, embarcándose en un proyecto mesiánico:
la salvación es posible, y nosotros vamos a conseguirla. Mucha gente normal y corriente, normalmente de clases sociales bajas,
muchos de ellos de la población negra, fueron atraídos y engañados.
- ¿QUÉ MENSAJE
TRASLADABA JIM JONES A SUS SEGUIDORES PARA EMBAUCARLOS? ¿QUÉ “OFRECÍA” EL
TEMPLO DEL PUEBLO?
- La cosa al principio parecía
muy bonita… Jones les ofrecía un sentido a la vida, desde Dios,
y también una igualdad racial entonces
inexistente. En su secta, los negros se sentían valorados y promocionados. Pero
pronto todo empezó a empeorar, generándose un ambiente cada
vez más cerrado, autoritario y sectario.
Estamos ya en los años 60, con
el recrudecimiento de la guerra fría, el miedo a la catástrofe nuclear… y entonces
Jim Jones acentuó el mensaje apocalíptico. Con este
motivo, en 1965 la secta se mudó a California, un lugar supuestamente más
seguro para afrontar el holocausto nuclear que anunciaba el líder.
- ANTES DE
ESTABLECERSE EN JONESTOWN, ¿CUÁL ERA LA IMPLANTACIÓN DE ESTA SECTA EN ESTADOS
UNIDOS?
- La verdad es que era un grupo significativo, a pesar de no tener un gran tamaño, en
un país tan inmenso como aquel. Un ejemplo: al poco tiempo de llegar a
California, Jones se metió en la política de la ciudad en la que se
establecieron, y se convirtió en alguien influyente y relevante en la izquierda
local.
En paralelo, fueron desarrollando
una labor humanitaria que
trascendió mucho más que los cultos: comedores
sociales, residencias de ancianos… No era un grupo grande, repito (los
cálculos hablan de que no superarían los 3.000
miembros), pero en ciertos niveles ya tenía una relevancia y
reconocimiento.
- ¿JIM JONES ERA UN
PERSONAJE CONOCIDO, LA GENTE DE A PIE SABÍA QUIÉN ERA?
- En la línea de lo que acabo
de decir, como líder de una pequeña secta, no podemos hablar de un famoso, a
nivel nacional, pero sí de alguien conocido
a nivel local en sectores religiosos (evangélicos) y
sectores políticos (izquierda comunista).
De hecho, el empeoramiento de
su situación interna y la reacción de muchas familias de adeptos hizo que la opinión pública sobre la secta fuera cada vez más negativa,
llevándoles a decidir un importante cambio de lugar. Bueno, mejor “llevándole”, porque por supuesto que se trató de
una decisión personalísima del líder supremo, Jones.
- EL LÍDER DEL
TEMPLO DEL PUEBLO CONSIGUIÓ QUE CASI UN MILLAR DE FIELES SE TRASLADARAN CON ÉL
A JONESTOWN. ¿CÓMO ERA LA VIDA ALLÍ?
- Efectivamente: este traslado, que fue definitivo y tristemente letal a
largo plazo, tuvo lugar en 1977. Sólo con ver el nombre del lugar, una
propiedad que tenían desde años atrás, nos da una idea: Jonestown, es decir, pueblo o ciudad de Jones. Para
ellos, era la tierra prometida, el paraíso terrenal, el lugar donde por fin se
hacía real la utopía: todos iguales, sin distinción de razas, sin
negros y blancos, ricos y pobres, señores y siervos. Era el reino de Dios
en la tierra… y el único sitio que se salvaría del apocalipsis nuclear
inminente.
Todo estaba en común, pero la
situación de la secta empeoró mucho más. Imaginemos la situación: aislados a muchos kilómetros de EE.UU. y con un líder
cada vez más acorralado por las familias de los adeptos, asociaciones
antisectas y la Justicia. Por eso, la paranoia creció, y creció
también la manipulación y la presión grupal. La secta se hizo más
sectaria todavía.
- HABLANDO DE UNA
SECTA, DAMOS POR HECHO QUE SALIR DE ALLÍ ERA CASI MISIÓN IMPOSIBLE…
- Salir
de una secta siempre es difícil, nunca imposible. Pero pensemos cuál era la
situación de aquel millar de adeptos: aislados a
miles de kilómetros de su país, sujetos a un líder autoritario y posiblemente
psicópata, inmerso en un delirio mesiánico que aumentaba cada día,
y después de un largo proceso de captación y adoctrinamiento que les había
hecho pensar que allí se encontraba su única salvación, su único salvador.
No
es que no pudieran salir… es que “no querían”, como efecto de la persuasión
coercitiva.
Como se ha
dicho alguna vez, con una expresión acertada, “los
esclavos felices”. Aunque es cierto que hubo algunos que abandonaron la
comuna, y otros que querían marchar, como se vio en los momentos previos al
desenlace fatal.
- ¿QUÉ ERAN LAS
NOCHES BLANCAS?
- Por esa paranoia creciente
que se vivía en la secta, se acentuó la visión dicotómica: dentro todo era
bueno, fuera todo era cada vez peor. Jones se sentía amenazado y acorralado. Y
entonces empezó a predicar sobre una posibilidad en el horizonte del
grupo: el suicidio revolucionario. Algo que no
sólo se quedó en teorías y doctrinas… sino que se llevaba a cabo periódicamente
en las “noches blancas”.
¿De qué se
trataba? Simplemente
de simulacros de suicidio colectivo que realizaban cada poco. Y fijaos qué
curioso: según el informe que redactó el FBI sobre
el caso, en las noches blancas Jones les daba a sus adeptos “cuatro
opciones: huir a la Unión Soviética, cometer un ’suicidio revolucionario’,
quedarse en Jonestown para luchar contra los invasores o huir hacia la selva”.
Una barbaridad, sí… algo que sólo podemos entender dentro del ambiente
sectario. El fanatismo en estado puro.
- EL 18 DE NOVIEMBRE
DE 1978, JIM JONES DIJO A SUS FIELES QUE NO MERECÍA LA PENA SEGUIR VIVIENDO…
QUE DEBÍAN MORIR, Y LAS SECRETARIAS Y ENFERMERAS QUE TRABAJABAN EN JONESTOWN
COMENZARON A REPARTIR A LOS FIELES FRASCOS CON CIANURO. ¿CABE PENSAR QUE LOS
SEGUIDORES DE JONES INGIRIERON AQUEL CÓCTEL POR VOLUNTAD PROPIA?
- Sabemos que algunos murieron
porque el cianuro les fue inyectado, y otros fueron asesinados con armas de
fuego. Obviamente, contra su voluntad. ¿Pero qué
pasa con los que se bebieron el cianuro? Lo
hicieron ellos, sí. Podrían no haberlo hecho. Pero su
voluntad estaba muy mermada. No
fueron libres a la hora de hacerlo. No estaban simplemente
condicionados por las circunstancias, sino con lo que podríamos llamar un
consentimiento viciado, o algo peor. Su voluntad fue manipulada para
que estuvieran convencidos de que aquella era la mejor decisión. De
ahí lo terrible de la masacre.
- LAS IMÁGENES DEL
SUICIDIO COLECTIVO SON ESPELUZNANTES… UN LUGAR PLAGADO LITERALMENTE DE CADÁVERES.
¿CÓMO SE RELATÓ AQUELLA TRAGEDIA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN?
- Efectivamente, las imágenes,
que supongo que nuestros oyentes podrán recordar, son difíciles de transmitir
por la radio. Pero estoy convencido de que se trata de esas fotos que muestran lo peor del siglo XX. Es cierto que no
alcanzó los números y la barbarie de los grandes genocidios y guerras que ha
protagonizado nuestra humanidad más reciente, pero nos ha mostrado
hasta dónde llega el fanatismo.
Las imágenes tomadas desde el
aire, vídeos y fotos, llegaron enseguida a los medios de comunicación de todo
el mundo. Después se divulgaron los audios de Jim Jones alentando el suicidio
de sus seguidores, lo que fue la terrible “banda
sonora” de su ingestión del cianuro… Algo que estremeció a todo el
mundo.
Podríamos poner muchos
ejemplos, pero basta con ver las portadas de los dos diarios españoles cuya
hemeroteca está en Internet: en el ABC del 21 de noviembre, una
página entera mostraba las primeras imágenes de la masacre, con los primeros
cálculos… de 400 muertos. En El País del 22 de noviembre,
la foto de portada era de decenas de cadáveres en el suelo, con un pie de foto
donde se leían las últimas palabras del último sermón de Jones: “Nos encontraremos en otro
lugar”.
Secretaría RIES
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