Los únicos que
continúan cuestionando el temido deslizamiento hacia un modelo de Iglesia
protestante son el cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia, y los
obispos Rudolf Voderholzer de Ratisbona, Stefan Oster de Passau, Gregor Maria
Hanke de Eichstätt y Wolfgang Ipolt de Görlitz.
La pandemia de coronavirus ha
hecho que el «camino sinodal» de la Iglesia
de Alemania desapareciera de las crónicas. Sin embargo este sigue avanzando. Y
sobre este se juega su futuro no solo la Iglesia alemana, sino la Iglesia
católica.
El sínodo celebró su primera
sesión en Frankfurt del 30 de enero al 1 de febrero. Y la misa inaugural
oficiada por el cardenal de Múnich, Reinhard Marx, nos ofreció el retrato de la
sesión, con obispos, sacerdotes y laicos, hombres y mujeres mezclados en la
nave, en orden alfabético, exactamente como en la asamblea sinodal en la que
cada uno de los 230 delegados vota como los demás y los obispos son minoría.
La sesión de apertura confirmó
lo que ya era conocido. Que incluso entre los obispos, los discrepantes se
cuentan con los dedos de una mano. Los únicos que continúan cuestionando el
temido deslizamiento hacia un modelo de Iglesia protestante son el cardenal Rainer Maria Woelki, arzobispo de Colonia, y los obispos
Rudolf Voderholzer de Ratisbona, Stefan Oster de Passau, Gregor Maria Hanke de
Eichstätt y Wolfgang Ipolt de Görlitz.
Todos los demás, es decir, la
abrumadora mayoría de la asamblea sinodal, están orientados hacia cambios
sustanciales en la doctrina y la práctica católicas en las cuatro áreas que
serán objeto de deliberación: los poderes en la
Iglesia, el sacerdocio, la mujer y la moral sexual.
También es cierto que las
resoluciones finales tendrán un efecto diferenciado: se aplicarán de inmediato
si el impacto es local; estarán sujetas a la aprobación del papa si son de
interés más general; serán encomendadas a un concilio ecuménico si son
aplicables a toda la Iglesia en asuntos de máxima relevancia.
En todo caso, si por ejemplo
el sínodo alemán aprueba la concesión de las órdenes sagradas a las
mujeres, esta y otras resoluciones seguirán vigentes incluso sin la aprobación
del papa, como un permanente desafío a la Iglesia universal lanzado por una
parte influyente de la misma.
El sínodo volverá a reunirse
en septiembre, cuando los cuatro foros de 35 miembros cada uno, a los que se
les han encomendado los cuatro temas de la agenda, presentarán sus indicaciones
a la asamblea.
Mientras tanto ya existen unos
documentos preparatorios, elaborados el otoño e invierno pasados, en cuatro
pre-foros. Los textos íntegros -90 páginas en total- están disponibles en
alemán en el sitio oficial synodalerweg.de
A continuación una antología
de tres de los cuatro documentos, sobre los puntos de mayor ruptura.
PODER
«La igualdad de
género debe lograrse a todos los niveles. Para el acceso a los servicios
pastorales, incluso al ministerio diaconal, presbiteral y episcopal, no puede
ser excluida».
«El ordenamiento
institucional vinculado a una jerarquía como ‘poder sagrado’ se debe no tanto a
una necesidad católica, sino más bien a un prejuicio mental antimoderno».
«En este
contexto, también es necesario aclarar el acceso al ministerio ordenado. En el
camino sinodal, se debe discutir abiertamente sobre los sacerdotes casados y el
acceso de las mujeres a estos ministerios, incluido el ministerio ordenado».
«A la ocupación
de los cargos de mando en la Iglesia deben participar representantes del pueblo
de la Iglesia, mujeres y hombres elegidos a través de consultas y elecciones».
«Para la
designación del obispo vale el principio fundamental de la Iglesia antigua: ‘Lo
que a todos toca, debe ser aprobado por todos’. Para las consultas y
elecciones, es necesaria una participación calificada obligatoria, no solo de
los clérigos, sino de todo el pueblo de Dios que pertenece a una Iglesia
local».
«Para todos los
cargos de mando, los procesos de elección deben introducirse en forma de
elecciones y deliberaciones con la participación de todo el pueblo de Dios,
adecuadamente representado por los elegidos».
«Todos aquellos
que ejercen roles de dirección deben estar controlados y obligados a rendir
cuenta, tanto a los organismos elegidos democráticamente como a una
jurisdicción independiente».
MUJERES
«La evidente
discrepancia entre la posición de los documentos magisteriales y la
argumentación unánime de la teología científica sobre la cuestión del
llamamiento femenino al apostolado ministerial es un 'skandalon' que debe ser
superado en aras de la credibilidad del anuncio del Evangelio de Pascua».
«Se percibe una
discrepancia entre la igual dignidad del hombre y la mujer, continuamente
evidenciada en las declaraciones de la Iglesia y la participación, de hecho
desigual, de las mujeres en la vida de la Iglesia en la corresponsabilidad
ministerial».
«En la
percepción pública y también dentro de la Iglesia, existe una diferencia
considerable entre las declaraciones de teólogas y teólogos sobre la
posibilidad del llamamiento también de las mujeres a los servicios y
ministerios de la Iglesia, y la recepción de estos conocimientos por parte del
magisterio de la Iglesia. En tiempos recientes se han organizado protestas
también a nivel de las comunidades cristianas (por ejemplo, por asociaciones de
mujeres y el movimiento María 2.0). Estos procesos deben tomarse muy en serio
como expresiones del ‘sensus fidelium’. Si esto no sucede, se puede llegar a
una división desde fuera de la Iglesia Católica, que ya es visible desde el
interior».
«En la
investigación teológica no hay acuerdo sobre cuán vinculante es la afirmación
en la carta apostólica ‘Ordinatio sacerdotalis’ de papa Juan Pablo II según la
cual la exclusión de las mujeres del ministerio sacramental debe ser una
'‘definitive tenendam’, es decir, una decisión a la que deben ‘ceñirse de
manera definitiva’ todos los fieles. [...] A este propósito, es necesario
considerar el tema fundamental del desarrollo de los dogmas [...] y evaluar
también qué importancia teológica tiene la percepción de la no recepción de una
opinión del magisterio en el pueblo de Dios».
«Un mayor
desarrollo del ministerio del anuncio puede llevar a encomendar a mujeres y
hombres, empleados o voluntarios, la tarea de la predicación, el bautismo, la
ayuda en el matrimonio, la bendición de los enfermos y el funeral. Esto ya
ocurre en muchas diócesis».
«Las preguntas
sobre la idoneidad de una decisión doctrinal en el contexto de la Iglesia
universal deben separarse de la cuestión de principio sobre la legitimidad
teológica de la argumentación. Lo que debe motivarse no es la admisión de las
mujeres al ministerio sacramental ordenado, sino su exclusión».
«Las mujeres
deben participar en número apreciable en las consultas y decisiones de las
asambleas de los obispos a nivel mundial, al menos con derecho a voto».
«En los últimos
tiempos ha habido decisiones de las asociaciones de mujeres católicas en
Alemania (KFD y KDFB), así como del Comité central de católicos alemanes (ZDK),
en las que, sobre la base de argumentaciones teológicas, destaca la necesidad
de la participación de las mujeres en todos los ministerios ordenados. Estas
decisiones y sus motivaciones deberían ser valoradas y apreciadas en el viaje
sinodal e insertadas en un diálogo sinodal abierto y fructífero con la Iglesia
universal y el magisterio papal. Como indica el papa Francisco, se trata de
ejercer juntos la ‘sentire cum ecclesia‘, escuchar las verdaderas peticiones de
la comunión de la fe cristiana«.
SEXO
«Mirar hacia lo
que ocurre entre aquellos que se aman hoy […] puede incluso significar
encontrar la obra del Espíritu y la acción de Dios en lugares inusuales».
«Los postulados
normativos de la moral sexual católica actual contradicen los conocimientos de las
ciencias humanas sobre las múltiples dimensiones del significado de la
sexualidad humana».
«La moral sexual
católica es percibida como pura ‘moral de la prohibición’, y sus argumentos y
lenguaje son juzgados incomprensibles y alejados de la vida real. Además, la
prohibición de la Iglesia de reconocer social y legalmente a las parejas
homosexuales es considerada como una discriminación basada en la orientación
sexual».
«La visión
pesimista agustina de la sexualidad continúa influyendo en las declaraciones
del magisterio (‘Humanae vitae’, Catecismo de la Iglesia Católica). [...]
Incluso la ‘teología del cuerpo’ de Juan Pablo II, que quería ser una
profundización personalista de la doctrina sexual, no da respuestas a estas
áreas de la sexualidad humana. [...] En las declaraciones individuales del
magisterio sobre la sexualidad pre-matrimonial y extra-matrimonial, así como
sobre el autoerotismo, continúa dominando la evaluación negativa del placer
sexual. [...] Las primeras indicaciones útiles se encuentran en ‘Amoris
laetitia’ [del papa Francisco]».
«La
planificación familiar, incluso con la ayuda de medios artificiales de
regularización de la concepción, no representa un acto hostil a la vida, sino
que respalda el derecho de una pareja a decidir responsablemente sobre el
número de hijos, el distanciamiento entre los nacimientos y los medios
concretos de planificación familiar».
«Incluso los
actos homosexuales alcanzan valores positivos de significado si son expresión
de amistad, responsabilidad, lealtad y apoyo a la vida».
«Debido a
diversas situaciones de la vida, no todas las personas pueden acceder a una
forma completa de relación de pareja. Permanecer continentes en estas
situaciones de la vida, a menudo no elegidas libremente, representa una
exigencia excesiva para muchas personas».
«Es necesario
reconocer sin reservas las uniones de vida homosexuales y renunciar a
descalificar moralmente su práctica sexual».
«Las personas no
solo deben tener el derecho a decir no a los actos sexuales que no quieren,
sino también a decir sí a los actos sexuales que desean y a elegir a quién
aman».
«En este
contexto, existe una clara tendencia entre los católicos alemanes a ver el
reconocimiento jurídico de las uniones homosexuales y su igualdad de
tratamiento respecto al matrimonio como un dictamen de la justicia. […] Si las
relaciones en las que se viven valores como amor, amistad, responsabilidad,
fidelidad y dedicación mutua merecen el reconocimiento bajo el punto de vista
moral, entonces también se debe reflexionar sobre un reconocimiento litúrgico
de las mismas. […] Muchos piensan que es correcto y positivo ofrecer un rito de
bendición también a las parejas homosexuales».
Sandro Magister
Publicado
originalmente en Settimo Cielo








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