El Papa Francisco reconoció, durante la Misa
celebrada este viernes 8 de mayo en la Casa Santa Marta, que en los momentos
malos “no es fácil dejarse consolar por el Señor y nos enfadamos con el Señor”.
Sin embargo, invitó a dejar que venga “y nos hable con dulzura, con cercanía,
con ternura, con verdad y con esperanza”.
Cercanía, verdad y esperanza son los tres trazos que, según el Santo
Padre, caracterizan la consolación del Señor.
Para explicarlo, el Pontífice recurrió a la escena que tiene lugar justo
después de la última cena, cuando Jesús está todavía a la mesa con sus
discípulos y conversan: “Jesús está triste y todos
están tristes. Jesús había dicho que iba a ser traicionado por uno de ellos, y
todos perciben que algo malo iba a suceder”.
Entonces, “el Señor comienza a consolar a
los suyos. Uno de los oficios del trabajo del Señor es consolar. El Señor
consuela a sus discípulos, y aquí vemos cómo es el modo de consolar de Jesús”:
con cercanía, sinceridad y esperanza.
CERCANÍA
El Papa explicó que Jesús “siempre está”.
“Sabemos que él está, muchas veces en silencio”. “La cercanía es el estilo de
Dios también en la encarnación. Hacerse cercano a nosotros”.
Subrayó que “el Señor consuela en cercanía.
Y no usa palabras vacías. De hecho, prefiere el silencio. La fuerza de la
cercanía, de la presencia, y habla poco, pero es cercano”.
VERDAD
Un segundo trazo del modo de consolar de Jesús es la verdad. “Jesús es sincero. No dice cosas formales que son
mentiras. ‘No, estad tranquilos, todo pasará, no sucederá nada, las cosas
pasan…’. No. Dice la verdad”.
“No esconde la verdad, porque Él mismo dice ‘Yo soy
la verdad’. Y la verdad es ‘Yo me voy’, es decir, ‘Yo me moriré’. Estamos ante
la muerte, es la verdad. Y lo dice sencillamente, y también con delicadeza, sin
herir, pero estamos ante la muerte. No esconde la verdad”.
ESPERANZA
El tercer trazo: Jesús consuela con esperanza. “Sí,
es un momento duro, pero ‘no se turbe vuestro corazón’. ‘Creed también en mí’.
Os digo una cosa: ‘En la casa de mi Padre hay muchas mansiones’. ‘Voy a
prepararos un puesto’. Primero va a abrir las puertas, las puertas de aquel
puesto, por el cual nosotros pasaremos todos. Espero. Luego, ‘volveré y os
tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros’”.
“El Señor regresa cada vez que alguno de nosotros
se encuentra en camino para marcharse de este mundo. ‘Vendré y os tomaré’. Esa
es la esperanza: vendrá, nos tomará de la mano y nos llevará. No dice, ‘no,
bueno, no pasa nada, no sufriréis’. No, dice la verdad: ‘Estoy cercano a
vosotros, esta es la verdad, un momento malo, de peligro, de muerte, pero que
no se turbe vuestro corazón. Permaneced en la paz que está en la base de todo
consuelo. Porque yo vendré, os tomaré de la mano y os llevaré donde estoy yo’”.
El Papa Francisco concluyó pidiendo “la
gracia de aprender a dejarnos consolar por el Señor. La consolación del Señor
es sincera, no es anestesia, no, pero es cercana, verdadera, y nos abre la
puerta de la esperanza”.
Redacción ACI Prensa
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