El Papa Francisco reivindicó la franqueza y la
valentía de los primeros cristianos, y recordó que “no se puede ser cristiano
sin esa franqueza”, “si no tienes esa valentía”.
El Santo Padre se expresó así durante la Misa
celebrada este sábado 18 de abril en la Casa Santa Marta.
Francisco comentó en la homilía el fragmento del Libro de los Hechos de
los Apóstoles de la primera lectura de hoy, en la que se narra cómo “los jefes, los ancianos, los escribas (de Israel),
viendo a estos hombres (a los apóstoles) y la franqueza con la que hablaban, y
sabiendo que era gente sin instrucción, que quizás no supieran ni escribir,
quedaron asombrados”.
Estaban asombrados, subrayó el Pontífice, y decían: “No lo podemos entender, ¿cómo puede ser esta gente tan
valiente, tener esta franqueza?”. El Papa hizo hincapié en que esa
palabra, franqueza, “es una palabra muy importante
que se convierte en el estilo característico de los predicadores cristianos”.
“Franqueza. Valentía. Decirlo todo. Hablar con
claridad. Procede de la raíz griega de ‘decirlo todo’, y también nosotros la
usamos muchas veces, la palabra griega, para decir esto: parresia. Franqueza,
valentía. Y viendo esa franqueza, esa valentía, esa parresia, ellos (los jefes,
ancianos y escribas), no entendían”.
El Obispo de Roma explicó en su homilía que “el
Libro de los Hechos de los Apóstoles está lleno de esta valentía y franqueza:
dice que Pablo y Bernabé trataban de explicar a los hebreos con franqueza el
misterio de Jesús y predicaban el Evangelio con franqueza”.
Asimismo, señaló un fragmento de la Carta a los Hebreos “que a mí me gusta mucho”, cuando el autor de la
Carta “señala que hay algo en la comunidad que está
degradándose, que hay algo que se está perdiendo, que hay una cierta tibieza,
que estos cristianos se están volviendo tibios”.
Y dice: “Recordad los primeros días, habéis
sostenido una lucha grande y dura: no desperdiciéis vuestra franqueza”.
“Retomar la franqueza, la valentía cristiana de
avanzar. No se puede ser cristiano sin esta franqueza: si no se tiene, no se es
un buen cristiano. Si no hay la valentía, si para explicar tu posición recurres
a la ideología o a las explicaciones casuísticas, te falta la franqueza, te
falte ese estilo cristiano, la libertad de hablar, de decirlo todo. La
valentía”.
“Y luego vemos que los jefes, los ancianos y los
escribas son víctimas, son víctimas de esta franqueza, porque los arrincona. No
saben qué hacer. Se dan cuenta de que ‘eran personas simples y sin instrucción,
permanecían asombrados y los reconocían como aquellos que habían estado con
Jesús. Viendo, luego, en pie, junto a ellos, al hombre que había sido curado,
no sabían qué replicar”.
Estos jefes, ancianos y escribas “en lugar
de aceptar la verdad como la estaban viendo delante, tenían el corazón tan
cerrado que recurrieron” a la táctica del miedo: “Asustémoslos un poco, digámosles que serán castigados y veamos si así
lo dejan”. Esa fue su reacción.
“Estaban tan arrinconados por la franqueza que no
sabían cómo escapar”, explicó el Papa. “No les venía a la mente el pensar: ‘¿Pero realmente esto
no será cierto?’. Tenían el corazón cerrado, duro, el corazón corrupto. Ese es
uno de los dramas: la fuerza del Espíritu Santo que se manifiesta en esta
franqueza de la predicación, en esta locura de la predicación, no puede entrar
en los corazones corruptos”.
“Por eso”, pidió
el Papa, “permanezcamos atentos: pecadores, sí;
corruptos, nunca. No lleguemos a esa corrupción que tiene tantas formas de
manifestarse”.
Los jefes, ancianos y escribas de Israel deciden llegar entonces a un
compromiso con los apóstoles: “Hagamos las paces:
vosotros podéis iros en paz, pero no habléis en el nombre de Jesús, no
enseñéis”.
“Pedro, que no era un valiente nato, que había sido
un cobarde, que había renegado de Jesús, sin embargo…, ¿qué hace ahora?
Responde: ‘Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a
Dios. Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído’”.
Ante esta lectura, el Santo Padre también se reconoció sorprendido de la
reacción de Pedro: “Esta valentía, ¿de dónde viene?
¿De dónde le viene a este cobarde que había renegado del Señor? ¿Qué ha
sucedido en el corazón de este hombre?”.
La respuesta: “el don del Espíritu Santo. La
franqueza, la valentía, la parresia es un regalo, una gracia que da el Espíritu
Santo el día de Pentecostés. Precisamente, después de haber recibido el
Espíritu Santo, fueron a predicar: con valentía, algo nuevo para ellos. Esto es
coherencia, la señal del cristiano, del verdadero cristiano. Es valiente, dice
toda la verdad porque es coherente”.
El Papa Francisco terminó su homilía pidiendo “que
el Señor nos ayude siempre a ser de esa manera: valientes. Esto no quiere decir
imprudentes, no. Valientes. La valentía del cristiano siempre es prudente”.
POR MIGUEL PÉREZ
PICHEL | ACI Prensa
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