martes, 5 de junio de 2012

¿Soy viña que da los frutos que tú esperas?



"Un hombre plantó una viña, la cercó de un muro, cavó un lagar y edificó una torre..." Jesús, como los que te escuchan, también yo veo que la "viña" es el pueblo de Israel. Amenizas la narración con detalles cargados de significado: la cerca es tu protección, el lagar (donde se recoge la uva para prensarla) es para mí una imagen de cómo darás la vida por nosotros y te ofreces en la Eucaristía, la torre es el reposo y vivienda… todo se refiere al cuidado de Dios por nosotros, que nos ama. También hoy me examino con tus palabras, Señor, para revisar si soy coherente con la verdad: ¿Soy viña que da los frutos que tú esperas? ¿Acudo a los medios de salvación: Sacramentos, oración, perdón, amor?

Evangelio del día. Novena Semana del tiempo Ordinario


Somos la viña del Señor, que en Jesús nos salva, y cuida de nosotros para que demos fruto según su corazón.

« Y se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó. Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña. Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos vacías. De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le insultaron. Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros.

Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: "A mi hijo le respetarán".

Pero aquellos labradores dijeron entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia." Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros. ¿No habéis leído esta Escritura: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?» Trataban de detenerle - pero tuvieron miedo a la gente - porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole, se fueron"

(Marcos 12,1-12).

Reflexión por Llucià Pou Sabaté

I. En esta parábola Jesús resume la historia de la salvación y su propia vida. Los judíos están acostumbrados a las viñas, comprenden muy bien la imagen que les pone el Señor, para mostrar las atenciones de Dios para que su pueblo diera frutos, y también muestra la malicia de los hombres, especialmente los jefes de Israel. Los del Gran Sanedrín le están espiando, y buscaban una ocasión para prenderle y matarle; esto da mucho más significado a toda la parábola:

"Un hombre plantó una viña, la cercó de un muro, cavó un lagar y edificó una torre..." Jesús, como los que te escuchan, también yo veo que la "viña" es el pueblo de Israel. Amenizas la narración con detalles cargados de significado: la cerca es tu protección, el lagar (donde se recoge la uva para prensarla) es para mí una imagen de cómo darás la vida por nosotros y te ofreces en la Eucaristía, la torre es el reposo y vivienda… todo se refiere al cuidado de Dios por nosotros, que nos ama.

-"Arrendó "su" viña y partió lejos de allí... Yo soy "tu" viña, Señor. Qué gran misterio... que me ames hasta considerarme tuyo... Misterio de amor escondido, porque a no te veo, ¡pero te siento tan próximo! "Jesús, has hecho conmigo lo mismo que con la viña: has plantado la semilla de la fe en mi alma; me has rodeado de familiares y amigos que me ayudan a vivir cristianamente; has excavado lo necesario para quitarme defectos; y has edificado poco a poco algunas virtudes que me facilitan la lucha por la santidad" (Pablo Cardona).

«Ha de hacer cuenta el que comienza, que comienza a hacer un huerto en tierra muy infructuosa, que lleva muy malas hierbas, para que se deleite el Señor Su majestad arranca las malas hierbas, y ha de plantar las buenas. Pues hagamos cuenta de que está ya hecho esto cuando se determina a tener oración un alma, y lo ha comenzado a usar.

Y, con la ayuda de Dios, hemos de procurar, como buenos hortelanos, que crezcan estas plantas y tener cuidado de regarlas, para que no se pierdan, sino que vengan a echar flores que den de sí gran olor para dar recreación a este Señor nuestro, y así se venga a deleitar muchas veces a esta huerta y a holgarse entre estas virtudes» (Santa Teresa).

Maltrataron a tus enviados, Señor. Al acercarse la Pasión, recuerdas que ahora eres tú, el Hijo, que viene como Salvador: -Le quedaba todavía uno, su Hijo "muy amado" y se lo envió también a ellos... Es un derroche de amor el que haces con nosotros, Jesús, cuando te nos das hasta la muerte, y cambias todo, para que incluso la ignorancia sea motivo de salvación, cuando rezas por los que te matarán, para que se salven también ellos. Pones la primera piedra para una forma nueva de vivir, por el amor: "La piedra que desecharon los constructores vino a ser la principal piedra angular. ¡El Señor es el que hizo esto y estamos viendo con nuestros ojos tal maravilla!"

Jesús sabe que quieren eliminarlo, pero proclama sin miedo la verdad, acepta su martirio y sabe que la Pasión nos salvará. Desde Isaías el pueblo judío sabe que está representado por la imagen de la viña, que cuida Dios, a pesar de que no daba los frutos que Dios esperaba de ella (Is 5). Por eso usas este ejemplo, Jesús, para mostrar el drama de lo que sucederá cuando te rechazan y te matan, cuando desprecian la piedra clave de la salvación. También hoy me examino con tus palabras, Señor, para revisar si soy coherente con la verdad: ¿Soy viña que da los frutos que tú esperas? ¿Acudo a los medios de salvación: Sacramentos, oración, perdón, amor?

Vemos a los jefes de los judíos que acosan contra Jesús, hasta mentir y juzgarle luego, y matarlo. Jesús les muestra esto que está por pasar, como una evolución del rechazo de los arrendatarios hacia el amo de la viña: "Aquellos viñadores se dijeron: Este es el heredero. Matémoslo y será nuestra la herencia." Jesús, nos haces ver otra realidad, distinta del fracaso humano: que tu Pasión está unida a la resurrección y la gloria, y que esta realidad es más completa que ver solo logros humanos. Nos haces ver que ser rechazado por los hombres, muchas veces, es señal de elección divina como nos resumes en las bienaventuranzas, tu retrato vivo.

Nos muestras quiénes son los nuevos arrendatarios (que ya son hijos), y –dice S. Ireneo- son los miembros de la Iglesia: "El Señor Dios la consignó – no ya cercada, sino dilatada por todo el mundo - a otros colonos que den fruto a sus tiempos, con la torre de elección levantada en alto por todas partes y hermosa. Porque en todas partes resplandece la Iglesia, y en todas partes está cavado en torno al lagar, porque en todas partes hay quienes reciben el Espíritu"; le pedimos a Él, que con sus dones nos ayude a dar frutos de gozo y de entrega, de trabajo y de amor, de sacrificios y de autenticidad y amor a la Verdad.

iI. En la primera lectura nos da S. Pedro el deseo de "«gracia y paz» por el conocimiento exacto de Dios y de nuestro Señor Jesucristo". La «gracia» es el don que nos hace partícipes de la naturaleza divina (la fe, ser hijos, el amor…). La «paz» es el sentido de plenitud que deja Dios con sus dones, es el deseo de los primeros cristianos: "la paz esté contigo/con vosotros". Señor, ¡danos tu paz! ¡Haz que la llevemos a los demás!

Se nos habla también de «Vida y piedad». "Piedad" era «la veneración, el respeto, el amor filial y sagrado», lo que nos da esta vida plena: -"Para que os hicierais partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción que reina en el mundo". Me gusta esta expresión, que es la definición más cariñosa de "gracia de Dios": lo que nos hace "partícipes de la naturaleza divina", que no depende tanto de lo que hacemos bien, sino de dejar hacer a Dios en nosotros. Jesús, ¿ayúdame a preguntarme si estoy en comunión contigo.

Pienso que no hemos de hacer oración cuando nos sentimos perfectos, sino que la perfección está en estar contigo, en oración, comunión, participar de tu amor… que se despliega en un actuar bien, como sigue el Apóstol: -"Por esa misma razón, añadid «a vuestra fe la honradez, a la honradez el criterio, al criterio el dominio propio, al dominio propio la constancia, a la constancia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, al cariño fraterno el amor».

Hay aquí siete virtudes en las que "habla el amor", que es el resumen de todas ellas. Ayúdame, Jesús, a entender que la fe y participar de Dios en Ti, es lo fundamental de mi vida, pero esto va unido a vivir con las obras de esta gracia y paz, de hijos de Dios.

III. Te lo pedimos con el Salmo (90), pidiéndote lo que resume todo nuestro actuar, la confianza: "Tú que habitas al amparo del Altísimo, / que vives a la sombra del Omnipotente, / di al Señor: "Refugio mío, alcázar mío, / Dios mío, confío en ti."

Quiero meterme en este abandono en tus manos, Señor, entrar en tus sentimientos, sentirme partícipe de tu naturaleza y sentir que me acompañas siempre, pues dices: "Se puso junto a mí: lo libraré; / lo protegeré porque conoce mi nombre, / me invocará y lo escucharé. / Con él estaré en la tribulación."

Y terminas asegurándome tu gloria, pues sigues diciendo de cada uno: "Lo defenderé, lo glorificaré, / lo saciaré de largos días / y le haré ver mi salvación."

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