La
posesión es muy rara; es en lo último que debemos pensar, y solo hasta haber
agotado las demás posibilidades.
La
posesión se da en casos en que la persona ha entregado su voluntad conscientemente
a satanás, vendiendo su alma, firmando pactos satánicos con sangre, o perteneciendo
a sectas diabólicas. También se podrá dar en personas que fueron consagradas
por sus padres al diablo.
Es
tan fuerte esta esclavitud que la persona pierde su voluntad, quedando
totalmente imposibilitada para liberarse de sus cadenas. Entonces necesita un
poder superior de afuera a través de un exorcismo litúrgico.
El exorcismo formal litúrgico es hecho por el
Obispo o un sacerdote delegado por el para el caso, acompañándose de mucha oración
y ayuno.
P.
Tardif
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