viernes, 1 de junio de 2012

EL ANACORETA Y LOS VASOS COMUNICANTES


Comentaba el joven seguidor la cantidad de gente infeliz que conocía. Sonrió el Anacoreta y le dijo:

- Con la felicidad pasa como con los vasos comunicantes. Nuestra felicidad afecta a la felicidad de los demás y contribuye o no a hacer un mundo mejor. De la misma manera, la de los demás también afecta a la nuestra. Un pueblo feliz es un pueblo en armonía, un pueblo que se ama y basa su felicidad en comunicarla a los demás...

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