martes, 12 de abril de 2011

CONFIANZA EN DIOS


CONFIANZA EN DIOS (I)

Frente a los gravísimos problemas de todo tipo que nos agobian a gran parte de los humanos, a nivel personal y social; nacional y global, cada día y sin tregua, las personas buscan, instintivamente, un apoyo firme donde asirse para no sucumbir. Se precisa total seguridad en algunos referentes fijos y un líder en quien poner la entera confianza ante el presente problemático y el futuro incierto y así seguir bregando en vida por subsistir.

Muchos humanos ponen su confianza en la técnica, la ciencia, el progreso, la política, las alianzas de pueblos y civilizaciones, el dinero, las armas, las religiones etc o lo que es igual: en los poderosos, los sabios, los científicos, los líderes religiosos etc. Nada de esto, - se ha experimentado ya todo-, da plena confianza al ser humano.

Los cristianos tenemos unos referentes básicos en los que, desde siglos, hemos puesto, sin frustraciones, nuestra entera confianza. Estos referentes son: La Biblia o Palabra de Dios escrita; la Palabra de Dios hecha carne, Jesucristo y además una Tradición de 21 siglos, con el Magisterio oficial de la Iglesia=opus Xti, obra de Cristo.

El cristiano con estos asideros, camina por la vida con idénticos o más sufrimientos que los demás mortales, pero con una seguridad interior (-paz, esperanza y alegría-) que proviene de su confianza en el único Dios, vivo y verdadero y de su Unigénito Hijo Jesucristo.

CONFIANZA EN DIOS (II)

En una riada, naufragio o inundación, quien se agarra con fuerza a una rama, bote o tablón puede, en medio de la desolación generalizada, salvar su vida del desastre.

En esta vida donde la tribulación, el mal y desgracias nos zarandean sin cesar y nos arrastran al abismo de la muerte, solo quien se afianza en la fe y confianza en Dios podrá salir a flote y no perecer. La oración que no debía caerse de la boca de un creyente es el grito de los discípulos en medio de la tempestad del lago de Tiberíades: ”Sálvanos, Señor que perecemos”.

Agarrarse a la mano de Jesús con un acto de plena confianza en su poder y misericordia, será el medio más seguro de salvación. El Dios cristiano, anunciado por su Hijo Jesús, es el Dios siempre presente en los duros avatares de la vida humana. La Biblia, libro de la revelación divina, está llena hasta el infinito de esta consoladora enseñanza: Nadie, absolutamente nadie, que acude con fe y confianza al poder y misericordia divinas quedará defraudado. Sólo unas citas para no abrumar: ”Dichoso el hombre que puso su confianza en Dios y no se va con los rebeldes que andan tras la mentira (Salmo 40, ver 5).

Bendito aquel que fía en Yahvé, pues no defraudará el Señor su confianza. Es como árbol plantado a las orillas del agua y a la orilla de la corriente echa raíces. No temerá cuando venga el calor y estará su follaje frondoso; en años de sequía no se inquieta ni se retrae de dar fruto(Jer 7,7). Jesús en el Evangelio apela siempre a la confianza con el reclamo Animo, que soy yo, no temáis.

Hoy como siempre los españoles somos probados por la tribulación, el desánimo, el cansancio, las tentaciones, el mal, en sus mil modalidades, imposibles de enumerar…, pues bien, lo que no debe de faltar nunca, ni en el corazón ni la mente del creyente, es su confianza en Dios, Padre todopoderoso, cercano, amigo, que lo ve todo, lo sabe todo y ama a la humanidad con amor infinito, el único Salvador del hombre y el único que tiene el poder de sacar bien del mal y hacer que todas las desgracias redunden en bien de los que le temen y aman.

CONFIANZA EN DIOS (III)

Para salir de los atolladeros de la vida el hombre, ser creado y contingente, necesita del auxilio de su Señor y Creador. El único Ser necesario, omnipotente, bueno e infinito en todos sus atributos, es el Dios vivo y verdadero, que se ha revelado y hablado al hombre de todos los tiempos, a través de su Palabra escrita en la Biblia, de la naturaleza, de la propia conciencia, de sus enviados los profetas y finalmente a través de su unigénito hijo Jesucristo.

La Palabra de Jesús, verdadero hombre y verdadero Dios, es la última y definitiva. Todo cuanto el hombre necesita para salvarse y agradar a su Señor y Creador, lo ha dicho ya Jesucristo. La Iglesia fundada por Jesús sobre Pedro, a lo largo de los siglos, lo que ha hecho ha sido fijar las verdades comunicadas por su maestro y fundador Cristo y sacar a la luz aquellas que estaban implícitas en la revelación bíblica que acabó con la muerte del último apóstol.

El grave peligro que acecha al hombre es desviarse de esta revelación y en vez de confiar en lo dicho por Dios, camino, verdad y vida, para todo hombre de todos los tiempos y lugares, de toda cultura, raza, sexo o condición, es buscar su salvación, guía y seguridad en otros hombres que suplantan a Dios y poner en ellos su confianza. Admirablemente lo expresa la Biblia, en múltiples pasajes del Antiguo y N. Testamento, entre los que me place citar el salmo 145: ”No confiéis en los príncipes, seres de polvo que no pueden salvar; exhalan el aliento y vuelven al polvo, ese día perecen sus planes. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él; que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos, el Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad”.

CONFIANZA EN DIOS (IV)

En la vida personal y global de los seres humanos se dan situaciones límites, tan fuertes, angustiosas e impredecibles, que se palpa abiertamente la impotencia e insignificancia del ser humano y de todos los hombres, por ejemplo, ante las fuerzas desatadas de la naturaleza o el fanatismo de otros humanos, que por la violencia, muerte y destrucción, tratan de imponerse a los demás.

Sólo un SOS angustioso y repetido de confianza en la fuerza sobrenatural de otro Ser superior al hombre, puede ofrecerle una salida a estas situaciones. He aquí el valor de la fe, esperanza y amor (virtudes o valores teologales) para experimentar algo distinto a las fuerzas humanas, escasas, limitadas e incapaces.

La Biblia nos ofrece amplísima lista de ejemplos de personas concretas y situaciones globales de un pueblo, Israel, donde, sólo la confianza en ese ser superior, Yahvé, les va ofreciendo su ayuda poderosa frente a todas las fuerzas contrarias, que encuentran en el camino hacia su meta y realización como nación.

Un pacto o alianza entre Yahvé y su pueblo sella esta amistad, mil veces rota por la infidelidad de Israel y el amor de Yahvé. Imagen y símbolo de la alianza con el nuevo pueblo, la Iglesia, sellado en la sangre de Cristo, la nueva humanidad. A partir de la encarnación de Dios en el seno de María, Dios se hace cercano, amigo, y compañero del hombre. En todo igual al hombre, menos en el pecado. Antes de ser llevado a la muerte, viendo Jesús su hora llegar, manifestó su amor a los hombres como no hiciera nadie jamás”. Instituye la Eucaristía y se queda con nosotros hasta el fin de los tiempos. Ahora sí que podemos los cristianos saborear la Palabra de Dios en la Biblia y estar seguros de las promesas de Dios, pues “el cielo y la tierra pasarán, pero…

Resumiendo:

-Nuestra confianza se apoya en el amor de Dios.(Sal 52).

-Dios amenaza ruina al que confía en su fuerza.(Oseas 10,13).

-Nuestra confianza se basa en el recuerdo de los beneficios de Dios.(Salm 77).

-Es necedad confiar en nosotros. No confiar en los hombres sino en Dios. Maldito el hombre que confía en el hombre. Por no confiar en Dios, se nos oculta su rostro.(Sab 1,2).

-Ejemplos de vana confianza en las propias fuerzas lo vemos en la Torre de Babel (Gen.11,1). El faraón persiguiendo al pueblo de Israel ((Ex 14,23). Goliat desafiando a Israel (I Sam 17). Negaciones de Pedro etc..

Recomendación: “Señor Jesús en ti confío”. “Confío en Ti. Señor, nunca seré confundido

CONFIA EN DIOS CANTANDO (V)

Pensaba servidor cómo rematar estas sencillas reflexiones (5) sobre la confianza en Dios, cuando tuve la idea de hacerlo, no con mis torpes palabras, sino recogiendo la fe y confianza de la Asamblea cristiana a través de algunos de sus cantos. Me puse manos a la obra y aquí tienes el resultado. Espero sea de tu agrado, amigo lector (a) y afiance tu confianza en Dios, tu Padre y en Jesús, nuestro hermano.

1-Siempre confío en mi Dios (bis), El me conduce, no temo. Me acompaña al caminar. Aunque sin luz camine yo en la noche, aunque el temor me impida avanzar… Aunque perdido yo vaya por las calles, sin encontrar amor y amistad… Aunque yo inquieto me mueva todo el día, sin encontrar la paz del corazón… Aunque las fuerzas me falten en la vida y la ilusión se apague frente a mí… Aunque el camino se oculte en las tinieblas. Aunque no vea tu sombra al avanzar…Siempre confío en mi Dios (bis) El me conduce.

2- Sí, me levantaré, volveré junto a mi Padre. A Ti, Señor elevo mi alma. Tú eres mi Dios y mi Salvador… Mira mi angustia, mira mi pena, dame la gracia de tu perdón… Mi corazón busca tu rostro, oye mi voz, Señor ten piedad…No pongas fin a tu ternura, haz que me guarde siempre tu amor…Piedad de mí, oh Dios de ternura, lava mis culpas Salvador…

3-Te damos gracias Señor, de todo corazón(bis). A tu nombre daremos gracias por tu amor y tu lealtad, te llamé y me escuchaste, aumentaste el valor en mi alma… Si camino en medio de la angustia, me das vida a pesar del enemigo. Tú miras al pobre y al humilde, grandioso es el Señor... Tiendes tu mano y me salvas, cumplirás tu favor hacia mí, Señor tu amor es eterno, no abandones la obra de tus manos…Te damos gracias…

4- Alegre la mañana, que nos habla de ti. Alegre la mañana (bis). En nombre de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu salimos de la noche y estrenamos la aurora; saludamos el gozo de la luz que nos llega resucitada y resucitadora….¡Bendita la mañana que trae la gran noticia de tu presencia joven en gloría y poderío; la serena certeza con que el día proclama que el sepulcro de Cristo está vacío.

5-Alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor(bis).Todos unidos, alegres cantamos gloria y alabanzas al Señor. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu de amor…Somos tus hijos, Dios, Padre eterno. Tú nos has creado por amor. Te damos gracias, te bendecimos y todos cantamos en tu honor… Alabaré.

6-Como brotes de olivo, en torno a tu mesa, Señor, así son los hijos de la Iglesia. El que teme al Señor será feliz, feliz el que sigue su ruta..Del trabajo de tus manos comerás; a Ti la alegría, el gozo…Y tu esposa en el medio de tu hogar, será como viña fecunda... Como brotes de olivo reunirás los hijos en torno a tu mesa..El Señor bendecirá al hombre fiel, con esta abundancia de bienes..A los hijos de tus hijos los verás; la gloria al Señor por los siglos.

7-Confiad siempre en Dios (bis);es el camino recto. A menudo nada sabes del mañana, estás desorientado y lleno de cuidado; nada ves todo te parece estar sin salida, pero tú sabes que el Señor te ayudará.. Tú ves a la gente llena de codicia, trabajar sólo para ganar oro, tú también sientes ganas de tener como ellos, pero tú sabes que tu oro es el Señor…Estás sin descanso hasta por la noche, todo acobardado y te falta ánimo; siempre vas muy deprisa, siempre vas como huyendo, pero tú solamente hallas paz en Él.

8-Dios es alegre. Si Dios es alegre y joven; si es bueno y sabe sonreír.¡¡. ¿Por qué rezar tan tristes?. ¿Por qué vivir sin cantar ni reír?. Todas las flores y las estrellas, las cosas bellas las hizo Dios. El temblor de una mirada en una niña enamorada, la ternura de una madre todo es sonrisa de Dios. Dios es alegre, Dios es alegre, Dios es amor (bis). Si Dios busca mi alegría, si Dios me quiere hacer feliz ¡¡.¿Por qué callar mi canto, si es oración mi canción juvenil?.El dio al arroyo su melodía y al nuevo día un ruiseñor, Dios alegre, Dios amigo, el Dios que siempre va conmigo, compartiendo mi esperanza, brindando vida y amor.

9-El Señor es mi fuerza mi roca y salvación (bis). Tú me guías por sendas de justicia, me enseñas la verdad. Tú me das el valor para la lucha, sin miedo avanzaré… Iluminas las sombras de mi vida, al mundo das la luz. Aunque pase por valles de tinieblas, yo nunca temeré… Yo confío el destino de mi vida al Dios de mi salud. A los pobres enseñas el camino, su escudo eres Tú… El Señor es la fuerza de su pueblo, su gran libertador. Tú le haces vivir en confianza, seguro en tu poder.. El Señor es mi fuerza…

10-ESCUCHA HERMANO. Escucha hermano, la canción de la alegría, el canto alegre del que espera un nuevo día- Ven canta, sueña cantando, vive soñando el nuevo sol en que los hombres volverán a ser hermanos (bis)…Si en tu camino solo existe la tristeza y el llanto amargo de una soledad completa….Si es que no encuentras la alegría en esta tierra, búscala, hermano más allá de las estrellas… Creo que este breve repertorio y muestra de canciones cristianas son más que suficientes para elevar nuestro corazón inquieto a Dios y confiadamente pedirle que descanse en Él que es la paz, alegría y felicidad para todos. ¡Que así sea!

Miguel Rivilla San Martín

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