sábado, 14 de marzo de 2009

EL CLAVO


Una Iglesia nueva fue construida y las personas fueron de todas las partes para admirarla. Pasaban horas mirando la belleza de tal obra.

Arriba, en lo alto, en las maderas del tejado, un pequeño clavo era testigo de todo lo que estaba ocurriendo. Y oía a las personas cómo elogiaban todas las partes de tan encantadora estructura... ¡Hablaban de todo, menos del clavo!

Ni siquiera sabían que estaba allí, y se sintió irritado y con envidia.
-“¡Si soy tan insignificante, nadie echará de menos mi ausencia!”

Entonces el clavo desistió de su vida, dejó de hacer presión sobre la madera y se fue deslizando hasta caer al suelo.

Aquella noche llovió mucho. Luego, donde faltaba el clavo, el tejado comenzó a ceder, separando las tejas. El agua corrió por las pareces y los bonitos murales. El yeso comenzó a caerse, el tapete estaba manchado y la Biblia se arruinó por el agua. Todo esto porque un pequeño clavo desistió de su trabajo.

¿Y el clavo?

Al asegurar las maderas del tejado, era obscuro, pero era útil. Ahora, enterrado en el barro, no sólo continuó siendo obscuro, sino que también se volvió un completo inútil y acabó comido por el óxido.
Nota: El cuerpo humano está conformado de varias partes. El ojo no puede hacer lo que hace la mano; la pierna no puede hacer lo que hace el estomago, etc... pero todos los organos del cuerpo, cada uno en su función, hace al ser humano un todo funcional.
José Miguel Pajares Clausen

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