viernes, 13 de febrero de 2009

OLOR FRAGANTE


El otro día regresaba de la papelería y pasé frente a unas señoras que salían de un colegio particular. Seguramente venían de recibir calificaciones de sus hijos.

Al pasar cerca de ellas, percibí el aroma de perfumes verdaderamente deliciosos. Como no soy una conocedora, me pregunté en mi interior: ¿qué marca de perfume traerán estas elegantes mujeres? ¡Son exquisitos y seguramente deben ser muy caros!

Caí en la cuenta que apenas conozco el nombre de un perfume famoso al que pueda identificar. Quizá he escuchado muchos de ellos pero sería incapaz de diferenciar entre uno y otro, porque, ¡no los conozco!

Al meditar en esto, de pronto recordé que la Biblia habla de que los hijos de Dios olemos a Cristo, por así decirlo. Y me sumí en la profundidad de esa verdad: ¿qué significará? ¿Podría alguien reconocer o identificar este aroma en mí? ¡Yo creo que sí lo he identificado en otras personas por la manera como se comportan!
Estaba en mis cavilaciones, cuando el Señor llamó mi atención hacia un hombre. Era un hombre sumamente pobre que estaba buscando entre la basura. Obviamente estaba muy sucio por todas partes y de su cabeza, a la altura de la oreja derecha, sobresalía una gran bola… no soy doctora pero supongo que era un tumor.

De inmediato el Señor me movió a hablarle acerca del amor de Jesús por él. Platicamos un rato. El hombre me mostró su molestia porque las personas predicamos una cosa pero hacemos otra y estuvo de acuerdo en que todos estamos separados de la gloria de Dios pero que Él es el único que verdaderamente nos ama.

Al despedirme de él, le extendí la mano. Él no quiso darme la suya porqueestaba muy mugrosa y me ofreció el antebrazo. Entonces, sentí el impulso de darle un abrazo y le pedí su permiso para hacerlo. Él no quería, se miraba así mismo y hablaba de lo sucio que estaba y que cómo yo iba a abrazarlo, pero le dije que lo recibiera como de parte de Dios y por fin accedió.

Lo abracé y creo que ambos pudimos percibir un maravilloso perfume a nuestro alrededor cuando nos separamos y cada quien tomó su rumbo… era el aroma indescriptible del amor de Dios… un perfume que fue pagado al precio inaccesible para el ser humano: ¡la sangre de Cristo¡

2 Corintios 2:14-15 "Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden".

2 comentarios:

J.Jeremías dijo...

Grcias por esta reflexión. Con un grupo estudiamos la semana pasada, en el mismo corintios, que somos una carta leída por otros. También reflexionamos que a las personas a las que se le envía la carta no son los perdidos, generalmente la carta se pierde... y muchas veces tratamos de perdidos a quienes no conocen a Dios cuando los perdidos somos nosotros!

Esta semana hablaremos sobre el perfume y seguiremos estudiando las analogías con que pablo nos habla.

Un cariñoso abrazo!

Paz

Hermano José dijo...

ME DA MUCHO GUSTO PODER COLABORAR EN SUS ESTUDIOS
GRACIAS POR TU COMENTARIO
BENDICIONES POR CASA