miércoles, 4 de febrero de 2009

LAS FINANZAS VATICANAS


Para el dinero de Pedro hay calma en medio de la tempestad.

La crisis mundial incide también en las finanzas vaticanas, pero de manera limitada. Las ofrendas del óbolo son siempre generosas. Y el banco cerró también el 2008 en activo.

Este poco común y pequeño estado que es la Ciudad del Vaticano ha marcado, en los últimos meses, tres golpes exitosos sin desembolsar un solo euro.

El primero en Hungría, en la rivera del río Tibisco. Allí, en una amplia llanura, está surgiendo un bosque que absorberá cada año 82 mil toneladas de anhídrido carbónico. Del millón de nuevos árboles, 125 mil son del Vaticano, capaces de absorber 10 mil toneladas de anhídrido carbónico, o sea lo que se produce en un año dentro de los murallas pontificias. Con ello el Vaticano se convierte en el primer estado del mundo con emisión cero de CO2. El terreno y los 170 mil euros necesarios para reforestar el área climática vaticana han sido donados por dos sociedades comprometidas en la empresa, la húngara KlimaFa y la americana Plankton.

El segundo golpe ha sido realizado bajo la cúpula de San Pedro. En los 5 mil metros cuadrados del techo del aula de las audiencias construida por Pierluigi Nervi se han aplicado 2.400 paneles a luz solar. Producirán 300 megawatts/h anuales de energía "limpia", ahorrando el consumo de 80 toneladas de petróleo, evitando así de introducir en el aire ambiental 225 toneladas de anhídrido carbónico. El nuevo implante fotovoltaico entró en funciones el pasado 26 de noviembre. Los gastos los ha sostenido la sociedad constructora, la alemana SolarWorld AG.

El tercer golpe con costo cero ha sido el ingreso en YouTube, la más grande comunidad mundial de videos en la web. El nuevo canal, inaugurado el 23 de enero con el director administrativo de Google, Henrique de Castro, que vino a Roma a cortar la cinta, ofrece cada día videonews de producción propia sobre las actividades del Papa y del gobierno central de la Iglesia. El Vaticano ha obtenido de Google una protección particular para su nuevo canal. Los videos no podrán ser descargados y girados por la red sin control, ni se podrán colocar comentarios.

Pero estos tres éxitos han dado sólo un parcial alivio a las autoridades que administran el pequeño estado vaticano. Los balances del 2008 serán publicados al inicio del verano y son esperados con más aprensión que lo normal.

Como aliento está que el IOR, Instituto para las Obras de Religión, el banco vaticano legendario por su impenetrable secreto, parece haber cerrado también el 2008 en discreta salud, no obstante los desastres de las finanzas a nivel mundial. Cada enero el presidente del IOR, que desde hace veinte años es el lombardo Angelo Caloia, se presenta al Papa con una suma generosa, en proporción a las ganancias del año. La magnitud de esta suma es en extremo secreta, pero fuentes confiables aseveran que está en el orden de cerca del doble de la cantidad del Óbolo de san Pedro, o sea de las ofrendas que de todo el mundo afluyen cada año al Papa para sus obras de caridad.

Y el Óbolo de san Pedro es una piedra de comparación conocida. En el 2007 sumó 94,1 millones de dólares, de los cuales 14,3 llegaron de un solo donante que quiso permanecer anónimo. Al contribuir con el Óbolo, las naciones más generosas son en orden los Estados Unidos e Italia, respectivamente con el 28 y el 13 por ciento del total. Alemania sigue más atrás con el 6 por ciento.

Pero el Papa tiene no solamente el Óbolo. Están también los donativos y las contribuciones que las diócesis y las congregaciones religiosas de todo el mundo tienen que dar al sucesor de Pedro, según la norma del canon 1271 del código de derecho canónico.

En el 2007 dichos aportes sumaron 29,5 millones de dólares, con Alemania a la cabeza, 31 por ciento del total, los Estados Unidos, 28 por ciento, e Italia, 19 por ciento. Los aportes son libres, pero desde hace unos años el Vaticano pide a las diócesis que den al menos 1 euro por cada bautizado, y a las congregaciones religiosas al menos 10 euros por cada inscrito. Pero de hecho estos parámetros no ampliamente ignorados. Algunos contribuyentes dan más, la mayor parte mucho menos. El gobierno central de la Iglesia está muy lejos de regirse por un regular sistema de tasación.

El Óbolo y las otras contribuciones para el Papa son administrados por una oficina de la secretaría de estado dirigida por monseñor Gianfranco Piovano. Es de aquí que la Santa Sede toma para las numerosas "emergencias", la última una notable contribución para la reconstrucción de Gaza. El dinero es depositado en el IOR, que desde que tiene a Caloia a la cabeza los administra con mucha prudencia. El cuarto mandato quinquenal consecutivo termina para Caloia en junio del 2009 y entre quien aspira a sucederlo está Antonio Fazio, el ex gerente del Banco de Italia. Otro nombre que se susurra es el de Ettore Gotti Tedeschi, cinco hijos, profesor en la Universidad Católica, presidente en Italia del Banco Santander y brillante comentarista económico para "L´Osservatore Romano".

Pero es probable que Caloia siga en su puesto todavía por un poco más. Quienes decidan serán los cinco cardenales que velan sobre el IOR, es decir, el actual secretario de estado, Tarcisio Bertone, su predecesor y rival Angelo Sodano, cuyo ex secretario Piero Pioppo está sólidamente ubicado dentro del banco con el rol de "prelado".

Aparte del Óbolo, otros dos balances hechos públicos en sus líneas generales son los de la Santa Sede y el de la gobernación del la Ciudad del Vaticano.

Las dos administraciones tienen como cabeza un cardenal: la Santa Sede al cardenal lombardo Attilio Nicora, presidente del APSA, Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, y la gobernación al piamontés Giovanni Lajolo, ex ministro de los asuntos exteriores y antes nuncio en Alemania. Las cuentas de las dos administraciones están separadas, así como las competencias.

La gobernación es heredera del antiguo Estado Pontificio. Se ocupa del territorio, edificios, seguridad, salud, agua, energías, correo, estampillas, monedas, comunicaciones, provisiones. También caen bajo su jurisdicción las villas papales de Castel Gandolfo, incluida una granja con fruta, verdura, aceite, huevos y 26 vacas de leche. Tiene a su cargo cerca de 1800 dependientes y 600 pensionados. Pero cierra casi siempre en activo. La mayor fuente de entrada es los Museos Vaticanos. Mientras que son más oscilantes las ganancias financieras. En el 2006, por ejemplo, reportó un activo de 7,2 millones de euros. El año siguiente, pérdidas por 8 millones.

En todo caso, la gobernación sabe ser generosa. Se hace cargo cada año de la mitad del déficit de la Radio Vaticana, que ni siquiera hace parte de su jurisdicción. De hecho, sin tener publicidad, la Radio Vaticana registra sólo salidas y ninguna entrada. Su costo anual está en torno a los 24 millones de euros, que las autoridades de la Iglesia consideran de todos modos un gasto justo. Así como para "L´Osservatore Romano", con su déficit anual entre los 4 y 5 millones de euros.

Tanto la radio como el diario están a cargo de la administración de la Santa Sede, junto con la tipografía y la editorial del Vaticano. Estas últimas en el 2007 resultaron en activo de más de un millón de euros cada una, gracias sobre todo al éxito de venta de los libros de Benedicto XVI y a las ganancias de derecho de autor. También el Centro Televisivo Vaticano tiene un resto de medio millón de euros. Pero estos aportes son nada frente a la carga de gastos requerida para hacer funcionar toda la máquina de la curia, con sus 2.750 dependientes y los más de 900 pensionados. Sólo la congregación para la evangelización de los pueblos está en pie por sí sola, gracias a las donaciones de la jornada mundial para las misiones. Las casi doscientas representaciones diplomáticas en el exterior son puro costo.

Para hacer frente a estas salidas, los recursos del APSA son los inmuebles de su propiedad, en Roma y en otras ciudades europeas, que desde el año 2007 han producido un rédito de más de 36 millones de euros, y las inversiones financieras, con un activo en el mismo año de 33 millones de euros, no obstante un penalización de 12 millones sufrida por las tasas de cambio. Después de tres años de activos, en el 2007 el balance de la administración de la Santa Sede volvió a salir en rojo por más de 9 millones de euros, como ya había ocurrido en el 2003. Y el balance del 2008 no promete nada bueno en vista a los tiempos que corren. Previsor, el Vaticano ha vuelto a apostar por el oro. El último informe financiero anual, transmitido a los obispos el pasado verano, afirma que la Santa Sede posee oro por un valor de 19 millones de euros, equivalentes a una tonelada de lingotes. Y también está el tesoro de los donativos al Papa, siempre listo a cubrir los faltas.
Autor: Sandro Magister

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No está mal para no tener obreros.

Hermano José dijo...

Gracias por tu comentario. La Iglesia Católica tiene muy buenos asesores, aunque varias veces se ha visto perjudicada por confiada.
Bendiciones