domingo, 8 de febrero de 2009

¿ES QUÉ NUNCA TE CANSAS?


A veces, en los momentos en que queremos la paz, y se nos vienen encima miles de pensamientos, dudas, miedos y confusión, le hacemos a nuestra mente esa pregunta: ¿es que nunca te cansas?

La respuesta de la mente consiste en seguirnos dando aún más miedos, dudas, confusión y regándonos de pensamientos. Es la naturaleza de la mente material. No hay que culparnos. La culpa no resuelve nada, es otro escollo más. Lo único que puede ayudarte es una resolución firme y sincera, algo así como: “¡No sé si puedo obtener ya mismo la paz que anhelo, pero sí puedo ponerme ya mismo a trabajar!”

Observarás, que esto por sí sólo, muchas veces ya comienza a bajar las revoluciones del motor mental. Es la firme resolución de abandonar toda ilusión y engaño, para ir determinados sólo hacia la verdad, la elección más inteligente. Cómo se entristecen muchos cuando pido: ¡abandona toda ilusión, toda fantasía!

Muchos me dicen: ¿pero qué es la vida del hombre sin esperanzas? ¡Y ahí está el error! Se confunde tan comúnmente la esperanza con la ilusión… La esperanza es el primer atisbo de la fe. La ilusión el primero del autoengaño. Lamento darte malas noticias, pero me encanta desilusionarte. No acepto el ilusionarme ni que te ilusiones.

Vamos a hablar más claramente, ¿quieres? Por ejemplo: mi esposa está viendo en este momento que siente en verdad, que quiere para su vida, cual es su meta. ¡Maravilloso! En medio de sus dudas, también estoy yo. ¡Maravilloso! Ella debe preguntarse ¿amo a esta persona o es solo un buen amigo con el que he convivido armónicamente por 6 años? o mejor aún ¿qué es amar?, ¿quiero amarlo o amar?, ¿amo?, y si no me atrae física y pasionalmente ¿tiene sentido que esté con él?…

Tú te imaginas que mi mente inmediatamente saltó como resorte, pues una de las cuestiones que me mantenían con más calma en este mundo, que era mi relación con mi amada, comenzó a tambalear. Por más que de mi ser fluya el amor, no es suficiente. No, no lo es. Este mundo siempre pide más. Y no está mal… Aunque yo me haya resistido, y me haya sentido otra vez en peligro, es tan sano que la gente se pregunte de verdad qué quiere, quién es, cuál es su norte. ¡Si lo hiciésemos sinceramente, sin ilusión, sin engaños!

Muchos me dijeron con amor, por supuesto, “¡No te aflijas. Vive, ella volverá y todo estará bien!”. Y he llegado al punto en que eso no me preocupa tanto como que en verdad sepa qué descubre respecto de su esencia, de su ser. Su mente tampoco se cansa, le ha lanzado todos sus fantasmas y dudas sobre sí, y por si no fuera poco, sobre mí. Es fantástica esa mente, como actúa. Es en verdad el mejor de los ilusionistas. David Copperfield quedaría de inmediato sin empleo si quisiese competir con ella. La gama de ilusiones que despliega la mente, es lo más convincente que se muestra al hombre.

La ilusión del mundo reside en cada sucursal ubicada en la mente externa del ser humano. ¿Cómo discernir entre realidad e ilusión? O mejor aún ¿quién querrá hacer el esfuerzo de desterrar toda ilusión aún a costa de sacrificar bellos deleites sensorios? ¿Estás dispuesto a desterrar todo apego, toda fantasía, toda sensualidad, todo placer? ¿Por qué lo harías? ¿Qué ganarías? La respuesta es tan sencilla como atemorizante: ir directo a la verdad. Y ahora, otra pregunta ¿quieres la verdad cueste lo que cueste? No te engañes, y responde con sinceridad.

Un alma clama: es la tuya. Una mente intenta acallarla: es la tuya. Una fuerza intenta ayudarte: es la Consciencia. Un Padre espera amorosamente tu decisión: Dios. Tienes la Ley del Libre albedrío: tú decides.

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