No olvides ir mañana a imponerte la ceniza: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio"
Por: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
El miércoles de ceniza, los buenos cristianos asisten a las iglesias a que les
impongan la ceniza, al mismo tiempo que escuchan unas palabras: Arrepiéntete y cree en el Evangelio. Esas palabras explican el sentido de ese rito tan
atrevido con el que da inicio la cuaresma. ¡Arrepiéntete!,
se nos dice.
Hay tiempo de pecar y tiempo de convertirse. El tiempo de pecar suele ser muy
largo. Todos pasamos por momentos malos, en que abandonamos el buen camino y
nos adentramos en la mala vida. Incluso, podemos observar, cuando miramos hacia
atrás, que hay un período en la vida en que nos hemos alejado mucho de Dios, de
la Iglesia, de las buenas costumbres. Son esos días negros a los que no
queremos mirar.
Pero hay también épocas buenas, en las que hemos sido capaces de hacer el bien,
hemos estado en paz con Dios, con los demás y con nosotros mismos.
Si pudiéramos observar en una película nuestro mejor día vivido y nuestro peor
día, nos asombraríamos de dos cosas: Primero: de
cómo hemos bajado tanto. Quizá tendríamos que decir: "Nunca me imaginé que podía llegar a hacer lo que he
hecho". Pero también nos asombraríamos de lo bien que nos hemos
portado en nuestro mejor día; de tal forma que si todos los días de nuestra
vida hubieran sido como ese día, podríamos ser contados entre los hombres
verdaderamente buenos y honrados de este mundo.
De aquí podemos sacar la siguiente conclusión: el hombre puede, si se esfuerza,
subir mucho, mejorar; o, por el contrario, bajar, corromperse, destruirse. El
ser humano puede llegar a ser un ángel o un demonio.
Se cuenta que a la hora de buscar a un personaje que representara a Cristo en
una película, eligieron a un joven que, por su vida y costumbres reflejadas en
el rostro, parecía ser el más idóneo. Al pasar el tiempo se trató de buscar a
alguien que representara el papel de Judas, y después de mucho buscar,
encontraron por fin a un hombre que, por la expresión de su cara parecía el más
acertado. Era el mismo hombre que un día representó el papel de Cristo. ¿Tanto había cambiado...?
En la cuaresma se nos invita a un cambio. Dios nos da la oportunidad de
arrepentirnos. Es un tiempo de gracia en que Dios nos ofrece su perdón con
especial generosidad.
Aún sabiendo que lo tenemos que hacer, preferimos seguir lo mismo, dejando para
más adelante esa conversión, ese cambio de vida que nos cuesta tanto.
Un hombre dejó hasta los 31 años su cambio. Una vez cuando sus compañeros decían:
"vamos a cambiar la vida, pero más
adelante", el convertido les contestó: "Si
alguna vez lo vas a hacer, ¿por qué no ahora?, y, si no lo haces ahora ¿por qué dices que lo harás más adelante? ¿Podrás?
¿Querrás hacerlo? ¿Tendrás tiempo?"
También de él es esta frase significativa: "Teme
a Dios que pasa y que no vuelve". Dios suele pasar una y varias
veces por nuestra vida, pero no tiene obligación de volver a pasar. Por eso
decía respetuosamente aquél, que primero no tenía ningún miedo ni respeto: "Teme a Dios que pasa y que puede no volver a pasar
en tu vida".
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