Fiducia Supplicans, en su párrafo 37, parecía sugerir que las condiciones para hacer bendiciones a parejas en situación "irregular" las decidiera cada sacerdote o diácono (quizá sobre la marcha, improvisando), quitando autoridad al obispo: "No es conveniente que una Diócesis, una Conferencia Episcopal o cualquier otra estructura eclesial habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos", decía, para evitar "una casuística insoportable".
Pero el 4 de enero, tras el
abierto rechazo de muchos obispos a Fiducia (los de Hungría, Polonia, Ucrania y África
estuvieron entre los primeros), el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto
de Doctrina de la Fe, matizó en una Nota Aclaratoria que
"cada obispo en su diócesis está autorizado
por la Declaración Fiducia
supplicans a habilitar este tipo de
sencillas bendiciones, con todas las recomendaciones de prudencia y
cuidado".
Así, cada obispo pasaba a establecer sus propias
normas.
El texto de la Nota Aclaratoria (cuyo
valor magisterial es motivo de debate) añade que la
bendición "no debería realizarse en un lugar destacado del templo o frente
al altar".
Pero hay obispos que
deciden que, directamente, no se realizarán en templos.
Teniendo libertad cada obispo para "habilitar"
la norma, la "casuística" será tan
variada como obispos hay. Un ejemplo reciente lo tenemos en la diócesis de Bridgeport, en Conneticut, que tiene
unos 440.000 católicos (son casi la mitad de la población del territorio
diocesano, el condado de Fairfeld). Allí, con fecha 9 de febrero, ha detallado
unas estrictas normas para
hacer bendiciones a parejas irregulares el obispo Frank
Joseph Caggiano, que tiene casi 65 años y lleva 11 pastoreando la
diócesis.
Normas sobre Fiducia Supplicans
en la diócesis de Bridgeport, EEUU, pantallazo del fragmento inicial en
la web diocesana.
NI
TESTIGOS NI EN LA IGLESIA NI EN PAREJA
Tras insistir en que "es de gran importancia que no
se haga nada que cree escándalo o socave las enseñanzas de la
Iglesia en las áreas de la sexualidad humana, la vida familiar, el matrimonio y
la homosexualidad", establece unas directivas "para dichas
bendiciones pastorales en la Diócesis de Bridgeport":
- "Todas las bendiciones solicitadas por quienes
se encuentran en una situación irregular pueden ser ofrecidas únicamente por
sacerdotes con buena
reputación de la diócesis de
Bridgeport" (obsérvese que así se impiden las bendiciones de diáconos, y de clérigos
que lleguen de otras diócesis);
- "Esas
bendiciones deben impartirse en un ambiente privado. En ningún momento se puede impartir tal bendición
pastoral con otras personas presentes, excepto a aquellas que hicieron la
solicitud" (condición, como se entenderá,
muy estricta: ni testigos, ni invitados, ni
fotógrafos para publicarlo en redes como hizo el jesuita
James Martin, ni gaiteros ni wedding-planners como en Uruguay...);
- "No
se pueden utilizar libros rituales para impartir tal bendición. No puede
utilizarse ninguna oración establecida para los sacramentos o sacramentales de
la Iglesia para impartir tales bendiciones. “Tampoco
podrá realizarse con vestimentas, gestos o palabras propias de una boda”
(artículo 39)";
- "Ninguna
iglesia o capilla puede ser el lugar donde
se imparta tal bendición pastoral" (otra condición estricta: ya no es lugar sagrado, ya no parece una celebración
especial, ya no se usa un edificio religioso y hermoso...).
- "La
bendición debe ser impartida a cada persona individualmente y no como
pareja, precisamente para
evitar cualquier malentendido sobre la verdadera naturaleza de la
bendición";
- "la
bendición debe buscar el don del
Señor de salud, perdón y fortaleza para los peticionarios, así como
para todo el pueblo de Dios".
DISCERNIR
LA INTENCIÓN Y SINCERIDAD DE LA PETICIÓN
Y sigue la norma de Bridgeport: "Para
garantizar que quienes solicitan tal bendición tengan la oportunidad de ser
acompañados pastoralmente, el sacerdote involucrado debe tratar de
discernir la intención y la sinceridad de la solicitud antes de
impartir cualquier bendición. Esto se puede hacer de una manera muy sensible y
pastoral y permitirá al sacerdote explicar la verdadera naturaleza de la
bendición que será impartida".
La investigación sobre "la
intención y la sinceridad de la solicitud" no parece encajar facilmente el párrafo 25 de
fiducia que protestaba contra "analizar y
clasificar a los demás", "gastar energías en controlar" y
evitar "un análisis moral exhaustivo como condición previa".
La norma de Bridgeport considera
que este "discernir la intención" permite
"a la persona o personas que solicitan la
bendición “reconocer que la vida de la Iglesia brota del seno de la
misericordia de Dios y nos ayuda a avanzar, a vivir mejor y a responder a la
voluntad del Señor” (artículo 20)".
ACOMPAÑAR
A TODOS A LA VERDAD PLENA
Las instrucciones para Bridgeport
animan a que la Iglesia "permanezca abierta a
recibir y acompañar a todos los bautizados, independientemente de las situaciones
en las que se encuentren" y que "en
el caso de las parejas en situación irregular, incluidas las del mismo sexo,
dicha atención debe ser genuina, misericordiosa y dirigida a acompañarlas. Tal cuidado debe invitar también a estas parejas a
caminar con la Iglesia hacia la verdad mayor que el Señor desea que cada
persona humana abrace y viva en plenitud".
Pero ¿tienen
derecho los fieles -y los clérigos- a pedir que cada diócesis publique
claramente en Internet las normas y límites que cada obispo
decida imponer a estas prácticas?
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