«LOS DIOSES DE LA REVOLUCIÓN», UNA RELEVANTE OBRA DEL HISTORIADOR GALÉS, CONVERSO
La presencia en el panorama
cultural hispano del historiador y ensayista galés Christopher Dawson (1889-1970), convertido al catolicismo en 1914, ha
vivido profundos altibajos, aunque su filosofía
cristiana de la cultura y de la civilización dejó y
mantiene una profunda huella.
Lepoldo Eulogio Palacios (1912-1981) le "descubrió"
en 1934 desde las páginas de Acción Española. En los años 50 y 60
vive su apogeo de publicaciones y debates e incluso de presencia física, con
cinco intensos meses de conferencias y cursos en España en el otoño e invierno
de 1951-52. En esa época es también traducido y editado en Chile, México y Argentina.
Llegan luego treinta largos años de ausencia, hasta su resurrección a partir de 1991.
En la primera mitad del siglo XX publicaron sus
principales obras un grupo irrepetible de pensadores católicos o anglocatólicos
británicos: Hilaire Belloc (1870-1953), G.K. Chesterton (1874-1936), T.S. Eliot (1888-1965), J.R.R. Tolkien (1892-1973), C.S. Lewis (1898-1963), Christopher Dawson (1889-1970,
en la foto), Roy Campbell (1901-1957), Evelyn Waugh (1903-1966)...
Una de sus obras más representativas, publicada en español por primera vez en
2016, es Los dioses de la Revolución (Encuentro),
con prólogo de otro gran filósofo de la Historia contemporáneo suyo, Arnold Toynbee (1889-1975).
El traductor y responsable de la edición es Jerónimo
Molina Cano, profesor titular de Política Social en la
Universidad de Murcia.
El profesor Jerónimo Molina destaca la
"trayectoria rectilínea" de la obra de Dawson, que "no conoce ni
enmiendas ni rectificaciones, sino la modulación, a lo largo de más de medio
siglo, de su tesis central: el sustrato religioso de toda civilización y en
particular de la cristiana".
Molina destaca la importancia de este ensayo para comprender lo que pasó en
1789 y su trascendencia posterior: "Es
algo más que un libro sobre la Revolución, su preparación y sus consecuencias.
Lo que da coherencia a sus páginas, en las que se remonta al siglo XVI para
descubrir las fuentes del pensamiento revolucionario europeo hasta llegar a la
última postguerra mundial, es el desarrollo de su idea de que la religión
es el germen de toda civilización, y que en circunstancias
excepcionales la religión se expresa imperiosamente por cauces bastardos. Lo
que el autor ofrece es una interpretación religiosa del cataclismo
revolucionario francés".
-¿CÓMO
SE PREPARA INTELECTUALMENTE LA REVOLUCIÓN?
-La Revolución Francesa, como
otros acontecimientos equivalentes digamos desde el punto de vista de la
historia universal (desde la caída de Roma o Constantinopla hasta la caída del
Muro de Berlín), es el resultado un proceso en el que confluyen factores muy
diversos. Entre ellos destacan sin duda los de índole intelectual y mucho más los espirituales. Consideración aparte merece la
Revolución como fenómeno histórico irrepetible. Ciertamente pudo acaecer de
otro modo, pero en la medida en que ha tenido lugar es algo irreversible. Pero
que sea irreversible no quiere decir fuera necesario.
-¿POR
QUÉ?
-Yo, que pienso que la historia
está siempre abierta, lo veo así. Supongo que la razón no es tan astuta como
pretende Hegel. La Providencia divina es otra cosa…
-¿QUÉ
OTROS FACTORES INTERVINIERON?
-En la preparación de la
Revolución desempeña un papel decisivo la Reforma, la gran aceleradora de la mundanización o secularización de la cultura. Después,
en el terreno trabajado previamente por los reformadores religiosos, prenden
el liberalismo y la cultura individualista burguesa.
Paradójicamente, la combinación de individualismo y capitalismo en todas sus
formas (mercantilismo, fisiocratismo, librecambismo) es carburante para el Estado, la institución que hace tabla rasa
con las tradiciones de Europa. Hay que contar también con la influencia de
escritores y filósofos concretos.
-¿POR
EJEMPLO?
-Un ejemplo: Rousseau. El gran
intérprete del liberalismo en términos religiosos y padre él mismo de la
religión democrática tiene mucho más de escritor reaccionario que de otra cosa.
Lo que no impide que sea el prescriptor moral de las generaciones europeas desde mayo
del 68. Y luego están, volviendo a París, las desafortunadas medidas políticas
del rey (reapertura de los Parlamentos) o su débil carácter.
-TODO ESO TUVO QUE PRENDER
POR ALGO. ¿CUÁL FUE LA CHISPA?
-Es la cuestión
religiosa, en cierto modo, la que transforma la Revolución o, tal
vez, la que clarifica su sentido. Pues la Revolución, que comienza en realidad
como revolución liberal, inaugurando en Europa la serie de las revoluciones del
movimiento constitucionalista (¡una ideología
jurídica tan arraigada que se explica en las cátedras universitarias de Derecho
constitucional!), termina convirtiéndose en una revolución para cambiar la sociedad y gestar al hombre nuevo.
»Las consecuencias de la ley de
la constitución civil del clero de
julio de 1790 son en este sentido extraordinarias, pues se pretende no sólo
nacionalizar el sentimiento religioso como hace Enrique
VIII en Inglaterra,
sino refundar la Iglesia católica sometiendo a los obispos y sacerdotes a
procedimientos de elección democrática y rediseñando las diócesis sobre el
modelo político-territorial de los departamentos.
-DAWSON
PRESENTA EN LA REVOLUCIÓN DOS IMPULSOS, UNO ATEO O AGNÓSTICO, SECUNDARIO, Y
OTRO PRINCIPAL, RELIGIOSO, PERO DE UNA RELIGIÓN INVERSA A LA RELIGIÓN
TRADICIONAL, CATÓLICA...
-Efectivamente. También en este
punto hay dos revoluciones que son procesos distintos. Del mismo modo que hay
una revolución liberal y una revolución democrática que se suceden y
contradicen, hay una revolución anticlerical que aspira a remover la posición o
privilegios de la Iglesia católica y a la cual sucede una revolución que se
presenta como sustituto de la religión, es decir, como una nueva religión, una religión
política.
-¿QUÉ ES UNA RELIGIÓN
POLÍTICA A ESAS ALTURAS DEL SIGLO XVIII?
-A diferencia de las religiones
políticas de la antigüedad, que modulan o parasitan la creencia, las religiones
políticas de nuevo cuño la sustituyen: no por la
increencia, pues es imposible, sino por una religión sucedánea. Esta es en
realidad la tesis que sostiene Christopher Dawson en su libro Los dioses de la Revolución.
-¿CON
QUÉ CONSECUENCIAS?
-Probablemente, es el impulso
pseudorreligioso de la Revolución lo que cambia el plano de la mundanización de
la cultura: desde entonces el mundo deja de ser objeto de la secularización y
pasa a serlo, directamente, de la profanación. Algo de lo que hablaba hace
años un compatriota nuestro, Francisco
Javier Conde, una de las grandes inteligencias políticas
españolas del siglo pasado, a una distancia sideral (¿habrá
que recordarlo?) de lo que hoy, abusando de los nombres, llaman otros en
España “pensamiento político”.
Francisco Javier Conde (1908-1974) coincidía con
Dawson en que la ola revolucionaria no 'secularizó', sino que 'profanó' la
cultura occidental, toda ella enraizada y embebida de cristianismo.
-EL
TERROR ES EL PERIODO ICÓNICO DE LA REVOLUCIÓN. ¿ES TAMBIÉN EL QUE LA DEFINE
ESENCIALMENTE?
-La Revolución, particularmente
el Terror, es un verdadero cataclismo histórico. El Terror no
es solo el instrumento político de los líderes revolucionarios, sino que en él
está la esencia de la Revolución.
También por este lado la Revolución es un desastre absoluto. Calcando el
diálogo de dos personajes de una famosa película de Jean
Renoir bien se puede
decir: “Terrorismo… ese bonito regalo de la Revolución
Francesa”. Desde entonces, todo el mundo sabe que el terror puede
convertirse en política de Estado.
Ahí está para recordarlo el otoño español de 1936. La analogía histórica entre Marat y Santiago
Carrillo, responsables políticos y morales de miles de
asesinatos, sobrecoge a cualquiera.
-¿POR
QUÉ LA RELIGIÓN REVOLUCIONARIA, EL CULTO AL HOMBRE, PUEDE RESULTAR TAN
INHUMANA?
-Porque el Hombre, dicho así,
como categoría universal, no
existe. Es una invención, una proyección del hombre nuevo al que todo debe
quedar supeditado. Un ídolo ante
el cual debe la humanidad doliente expiar sus culpas.
-¿ES
“CRISTIANIZABLE” LA REVOLUCIÓN FRANCESA?
-De ningún modo. ¿Se puede cristianizar el marxismo-leninismo? No
dudo de que haya gente que lo crea honestamente. Por eso se inventó Cristianos
por el Socialismo y otras especies intelectuales teratológicas.
-¿Y
LO SON LOS DERECHOS HUMANOS DE MATRIZ REVOLUCIONARIA?
-Tampoco. Pero es que no hay
otros. El cuño de los derechos humanos es el de la Revolución. Salen de ahí. ¿Acaso no han sido los derechos humanos los que han
desplazado a una posición secundaria y excéntrica al Derecho Natural, del
que casi todos se han olvidado? Michel Villey lo
explicaba muy bien. Por otro lado, a mí me da qué pensar que una parte de la
Iglesia docente, desde hace unos cuarenta años, se dedique casi exclusivamente
a la catequesis de los derechos humanos.
Publicado en ReL el
21 de enero de 2016 y actualizado.
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