Cuando pergeñé las líneas generales de Monclovia, dejé constancia de que el nuevo “barrio institucional” convendría que tuviera su propio cementerio.
Se me
ocurrió lo impresionante que sería un edificio con las mismas dimensiones que
el Panteón de Roma, pero 2 o 3 veces con el tamaño del original. De hecho, el
muro circular sería un edificio de diez pisos de altura, dedicado a viviendas
de alquiler. No tengo la menor duda de que habría gente que querría vivir allí.
Por dentro,
los muros estarían cubiertos con nichos en forma de arco desde el nivel del
suelo hasta el arranque de la cúpula. En unos nichos serían visibles las urnas
(para aquellos que escogieron la incineración), en otros nichos los archos
estarían cerrados con una lápida si escogieron ser enterrados sin incineración.
Si esta variación se combinar armoniosamente, será impresionante ver miles de
urnas, alternadas con nichos cerrados.
Toda la
luz de ese espacio entraría por el óculo de la cúpula y por la puerta de entrada.
En ese
espacio tendrían lugar los funerales de Estado. Doy por supuesto que, en
España, ese tipo de ceremonias estatales dejarán de tener lugar en templos
católicos. Incluso ahora, cada ceremonia de Estado que ha tenido lugar en una
iglesia no ha dejado de estar sujeta a polémica. Es una mera cuestión de tiempo
que los funerales de Estado se limiten a una ceremonia meramente civil.
En ese
edificio, estarían los sepulcros de los presidentes de gobierno, los ministros
y los generales del Estado Mayor, salvo que no deseasen ser enterrados allí.
P. FORTEA
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