Respuesta a las preguntas y conceptos más frecuentes del catolicismo.
Por: . | Fuente: Aciprensa
¿POR QUÉ LA MISA ES LOS
DOMINGOS?
Jesús resucitó el primer día de la semana, al día siguiente del sabbat
(sábado). Por eso los cristianos nos reunimos ese día con Jesús. Con el tiempo
llegó a llamarse el día del Señor, en latín "dies
dominicus". De ahí viene nuestra palabra domingo.
¿POR QUÉ ES NECESARIO QUE
HAYA UN SACERDOTE PARA LA CELEBRACIÓN DE LA MISA?
Porque él ha recibido la misión de hacer presente a Jesús en la reunión de los
cristianos. Él preside la celebración de la Cena del Señor, en nombre de
Jesucristo.
¿POR QUÉ SE HACE UNA COLECTA?
Los cristianos colaboramos con los gastos del templo y ayudamos a los
necesitados.
¿POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS NO
COMULGAN?
Antes de comulgar por primera vez, los niños y los adultos bautizados reciben
una preparación que les ayuda a creer firmemente en la presencia real de Jesús
en el pan y el vino consagrados. Si no han recibido esa preparación, no van a
entender lo que están haciendo. (También cuando se está en pecado mortal no se
puede comulgar).
¿QUÉ SIGNIFICA?
ALELUYA: Esta
palabra hebrea significa: "que viva Dios, hay
que darle gracias y alabarlo".
AMÉN: La palabra la hemos heredado, sin traducirla,
del hebreo, y significa "firme, seguro, estable, válido".
Por eso se convirtió ya en el Antiguo Testamento en la aclamación con la que
alguien, sobre todo la comunidad manifestaba su asentimiento y aceptación de lo
que se ha dicho o propuesto. Con esta palabra se acaban las oraciones,
bendiciones, promesas, alianzas. Simbólicamente se llama al mismo Dios "Dios del Amén" (Is 65,16), y en el
Nuevo Testamento se afirma de Cristo Jesús que es tanto el Amén de Dios a la
humanidad como el de la humanidad a Dios: “en
Cristo sólo ha habido si: todas las promesa hechas por Dios han tenido su sí en
él, y por eso decimos por él amén a la gloria de Dios" (2 Co 1,
19-20). Al mismo Cristo se le define como "el
Amén": "Así habla el Amén, el testigo fiel y veraz" (Apoc
3, 14). Desde siempre se ha pronunciado el Amén en la liturgia cristiana, por
ejemplo después de las oraciones. Como decía san Agustín, "el amén de ustedes es su firma (suscriptio), su
asentamiento (consensio) y su compromiso (adstipulatio)" (Sermón
contra los pelagianos, 3).
Hay dos momentos en que el Amén tiene particular sentido. Ante todo como
conclusión de la Plegaria eucarística. La comunidad subraya diciendo, o mejor,
cantando, el Amén a lo que el que preside ha proclamado en su nombre. También
en la comunión, cuando el ministro dice "El
Cuerpo de Cristo" o "La Sangre de
Cristo", el que recibe la comunión contesta "Amén", reafirmando así su profesión de fe en este
momento privilegiado.
ANTIFONA, ANTIFONARIO: Viene de la palabra griega "antifoné", sonido o canto contrario;
designaba al principio un estilo de salmodia en el que dos coros alternan en su
rezo o canto, estilo llamado por tanto "antifónico".Luego
se ha llamado antífona a otras realidades. En la Eucaristía los cantos de
entrada, ofertorio y comunión se llaman también en el Misal "antífonas". Lo mismo sucede en
Completas con el canto mariano final. Pero sobre todo se da este nombre a las
breves frases que se dicen o cantan antes y después del Salmo, en el Oficio
divino. A veces estas frases están tomadas del mismo Salmo (destacando así una
idea más oportuna para el tiempo o la fiesta), otras veces son pensamientos
bíblicos o del mismo evangelio (que así dan color cristiano al rezo del Salmo),
mientras que otras son frases que se aluden a la teología de la fiesta o a las
características del santo que se celebra. En la oración de la comunidad
cristiana estas antífonas han gozado siempre de aprecio, sobre todo cuando se
cantan, y han mostrado una eficacia notable para hacer más viva la
participación del pueblo en el rezo de los Salmos. "Las
antífonas ayudan a poner de manifiesto el género literario del Salmo, lo
transforman en oración personal, iluminan mejor alguna frase digna de atención
y que pudiera pasar inadvertida, proporcionan a un determinado Salmo cierta
tonalidad peculiar según las diversas circunstancias; más aun, siempre que se
excluyan acomodaciones chocantes, contribuyen en gran medida a poner de
manifiesto la interpretación tipológica o festiva, y pueden hacer agradable y
variada la recitación de Salmos" (IGLH 113).
ANTIGUO TESTAMENTO: Una de las novedades más significativas de la
nueva liturgia postconciliar ha sido el lugar mucho más significativo que se le
ha dado a la proclamación del Antiguo Testamento. En el ciclo ferial de la
Eucaristía (de dos años) y en el Leccionario (sobre todo el bienal) del oficio
de Lecturas, se incluyen largas selecciones del mismo en lectura (semi)
continuada. También las primeras lecturas de la Eucaristía dominical se toman
del Antiguo Testamento, excepto en la Cincuentena Pascual. En el caso de los
domingos el Antiguo Testamento se "compone
armónicamente con el evangelio" (OLM 67), mientras que en la
lectura continuada de las ferias y en el oficio de Lecturas se seleccionan sus
libros por sí mismos, para seguir con ellos la dinámica de la historia de la
Salvación. Así se ayuda a entender el misterio de la salvación en Cristo
también en su perspectiva de Historia, que abarca en un único movimiento la
preparación del laurel y el tiempo de la Iglesia, centrados ambos en el
acontecimiento de Cristo. "En la liturgia la
Iglesia sigue fielmente el mismo sistema que usó Cristo en la lectura e
interpretación de las Sagradas Escrituras, puesto que él exhorta a profundizar
el conjunto de las Escrituras partiendo del hoy de su acontecimiento
personal" (OLM 3; Cf Lc 4, 16-21; 24, 5-35.44-49). Con la
distribución de las lecturas pensada para los domingos (Antiguo Testamento,
Nuevo Testamento y Evangelio) "se pone de
relieve la unidad de ambos Testamentos y de la Historia de la Salvación, cuyo
centro es Cristo contemplado en su Misterio Pascual" (OLM 66).El
Antiguo Testamento nos ayuda a entender el Nuevo Testamento. Las categorías de
la salvación en Cristo están tomadas de la herencia de Israel: Pascua,
memorial, Mesías, profetas, el Siervo. Como decía san Agustín, en el Antiguo
Testamento está latente ("latet")
ya el Nuevo, y en el Nuevo se hace patente ("patet")
el Antiguo (Cf DV 16 y OLM 5). Esto vale para entender el misterio de
Cristo y también para lección de nuestra vida cristiana. La historia de Israel
y la nuestra son continuación de una misma actuación salvadora de Dios, aunque
con la esencial evolución de haberse cumplido en Cristo el tiempo de la
plenitud.
AÑO LITÚRGICO: Se llama "Año
Litúrgico" o "Año Cristiano" a
la especial organización del año como celebración progresiva del misterio de
Cristo: "La Iglesia considera deber suyo
celebrar con un sagrado recuerdo, en días determinados a través del año, la
obra salvífica de su divino Esposo... En el círculo del año desarrolla todo el
misterio de Cristo, desde la Encarnación y la navidad hasta la Ascención y
Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor"
(SC 102). El comienzo y el ritmo de este Año Litúrgico es distinto al año
civil, o del escolar, o del comercial. Comienza ahora en el primer domingo de
Adviento, en la liturgia romana. En el pasado ha habido épocas y familias
litúrgicas que más bien lo iniciaban en primavera o en otoño.
ATRIO: El atrio,
del latín "atrium", indica el
pórtico o espacio previo, a veces rodeado de columnas, de los edificios, sobre
todo los palacios y las basílicas. Equivale al griego "narthex".
En los textos del Antiguo Testamento resuena con frecuencia la alusión a
los atrios del Templo de Jerusalén: "Entren en
sus atrios trayéndole ofrendas, póstrense ante el Señor en el atrio
sagrado" (Sal 95, 8-9).A veces el atrio equivale al templo mismo,
en sentido simbólico: "Vale más un día en tus
atrios que mil en mi casa" (Sal 83, 11). Litúrgicamente puede tener
un buen sentido pastoral el que haya un espacio intermedio entre la calle y la
iglesia, una cierta separación pedagógica, que de algún modo "defienda" el espacio interior como
espacio de silencio y oración, y a la vez sea lugar de reunión, saludo o
despedida, antes y después de la celebración
BENEDICTUS: El "Benedictus"
es un cántico que Lucas pone en labios de Zacarías, padre de Juan
Bautista, y que nosotros cantamos cada día en Laudes. El Benedictus, como el
Magnificat, "expresa la alabanza y acción de
gracias por la obra de la salvación" (IGLH 50). Está lleno de
citas, explícitas o implícitas, del Antiguo Testamento, anunciando que Dios
cumple ahora, con el Mesías, lo prometido, "según
lo había predicho por boca de sus santos profetas", "realizando la
misericordia que tuvo con nuestros padres". Ahora, con la plenitud
de Cristo, "ha visitado y redimido a su
pueblo", dándole "la salvación que
nos libra de nuestros enemigos"
BIBLIA: Es el libro sagrado de los cristianos. El
Antiguo Testamento narra la Alianza que Dios hizo con el pueblo judío antes de
Jesús. El Nuevo Testamento narra la Nueva Alianza que Dios hizo con todos los
hombres por medio de su Hijo Jesucristo. BREVIARIO: Breviario (del latín "brevarium") quiere decir
resumen, abreviación. Tertuliano llama al Padrenuestro "brevarium totius
Evangelii", "resumen de todo el Evangelio" (Ora. I). Se
ha llamado así sobre todo al volumen o volúmenes en que a partir del siglo XII
se fue concentrando todo el Oficio Divino. Hubo ya desde el siglo X una
tendencia a refundir en volúmenes únicos los libros litúrgicos que antes
estaban separados, pero que así podían facilitar el rezo (lecturas, oraciones,
salmos, antífonas e himnos, etc.). El Breviario completo sólo aparece a
principios del siglo XIII, para uso de la Curia romana bajo el pontificado de
Inocencio III, y fue difundido en seguida sobre todo por los franciscanos, que
así, con un volumen más manual, sin musicalización y con lecturas más breves,
podían rezar mejor desde su característica de vida itinerante. El Breviario se
adaptaba más a lo que poco a poco iba a ser el modo más frecuente de rezo, el
personal, abandonado así el rezo comunitario en coro.
CATÓLICA: En griego, esta palabra significa "universal"; la Iglesia está abierta a
todos los habitantes del universo.
CAMPANAS: Es muy
antiguo el uso de objetos metálicos para señalar con su sonido la fiesta o la
convocatoria de la comunidad. Desde el sencillo "gong"
hasta la técnica evolucionada de los fundidores de campanas o los
campanarios eléctricos actuales, las campanas y las campanillas se han
utilizado expresivamente en la vida social y en el culto. Son instrumentos de
metal, en forma de copa invertida, con un badajo libre. Cuando los cristianos
pudieron construir iglesias, a partir del siglo IV, pronto se habla de torres y
campanarios adosados a las iglesias, con campanas que se convertirán
rápidamente en un elemento muy expresivo para señalar las fiestas y los ritmos
de la celebración cristiana. También dentro de la celebración se utilizaron las
campanillas, a partir del siglo XIII, ahora bastante menos necesarias (IGMR 109
deja libre su uso) porque ya la celebración la seguimos más fácilmente, a no
ser que se quieran hacer servir, no tanto para avisar de un momento -por
ejemplo, la consagración- sino para darle simbólicamente realce festivo, como
en el Gloria de la Vigilia Pascual.Los nombres latinos de "signum" o "tintinnabulum"
se convierten más tarde, hacia el siglo VI, en el de "vasa campana", seguramente porque las
primeras fundiciones derivan de la región italiana de Campania. Las campanas
del campanario convocan a la comunidad cristiana, señalan las horas de la
celebración (la Misa mayor), de oración (el Ángelus o la oración comunitaria de
un monasterio), diversos momentos de dolor (la agonía o la defunción) o de
alegría (la entrada del nuevo obispo o párroco) y sobre todo con su repique
gozoso anuncian las fiestas. Y así se convierten en un "signo
hecho sonido" de la identidad de la comunidad cristiana,
evangelizador de la Buena Noticia de Cristo en medio de una sociedad que puede
estar destruida. Como también el mismo campanario, con su silueta estilizada,
se convierte en símbolo de la dirección trascendente que debería tener nuestra
vida. CANON: La
palabra viene del griego "kanon", que indica regla, medida, norma. Se
aplica a muchas realidades; los cánones de la convivencia o del arte, los
canones del Código de Derecho, los libros "canónicos"
(los que la iglesia admite como revelados), las horas "canónicas" del Oficio Divino, la "canonización" de los santos, etc. En
liturgia se ha aplicado a la oración central de la Eucaristía. En latín se
llamó "canon actionis", en el
sentido de "norma con que se desarrolla la
acción" Sacramentario Gelasiano) o "canon
Missae" (Sacramentario Gregoriano). Pero ha tenido otros nombres:
anáfora, prex, y ahora sobre todo "Plegaria
Eucarística", que expresa mejor su contenido.
CÁNTICO: Se llama cánticos en la Liturgia de las Horas a los
cantos de la Biblia, a modo de himnos, pero que no son salmos. Se
emplean en varias horas de la alabanza de las Horas. En Laudes, entre los
salmos primero y tercero se intercala, en segundo lugar, un cántico del Antiguo
Testamento (Daniel, Judit, Tobías, y sobre todo Isaías), uno para cada uno de
los días durante cuatro semanas. En Vísperas, después de los dos primeros
salmos, se añade -y ha sido novedad en esta última reforma- un cántico del
Nuevo Testamento (Efesios, Filipenses, y sobre todo Apocalipsis), una serie de
siete que se repiten cada semana, más uno de la carta de Pedro para los
domingos de Cuaresma. También son cánticos los tres cantos del evangelio que se
incluyen cada día en la alabanza de las Horas. El
Benedictus, el Magnificat y el Nunc dimittis, los tres tomados del
evangelio de Lucas, y que son tratados en su rezo con los mismos honores que la
proclamación del evangelio en la Eucaristía. También se utilizan los cánticos
para las Vigilias prolongadas (Cf IGLH 73). CANTO: El
canto (del latín "cantus, cantare")
es uno de los elementos más importantes de la oración litúrgica. Su motivación
y su especificación se encuentra sobre todo en dos documentos: la instrucción "Musicam sacram", de 1967, y la
introducción a la Liturgia de las Horas (1971: IGLH 267-84). El canto
expresa y realiza nuestras actitudes interiores. Tanto en la vida social como
en la cúltico-religiosa, el canto no sólo expresa sino que en algún modo
realiza los sentimientos interiores de alabanza, adoración, alegría, dolor,
súplica. "No ha de ser considerado el canto
como un cierto ornato que se añade a la oración, como algo extrínseco, sino más
bien como algo que dimana de lo profundo del espíritu del que ora y alaba a
Dios" (IGLH 270).El canto hace comunidad, al expresar más
validamente el carácter comunitario de la celebración, igual que sucede en la
vida familiar y social como en la litúrgica. El canto hace fiesta, crea clima
más solemne y digno en la oración: "nada más
festivo y más grato en las celebraciones sagradas que una asamblea que toda
entera, exprese su fe y su piedad por el canto" (MS 16).El canto es
una señal de euforia. El canto tiene en la liturgia una función "ministerial": no es como en un concierto, que
se canta por el canto en sí y su placer estético y artístico. Aquí el
canto ayuda a que la comunidad entre más en sintonía con el misterio que
celebra. A la vez que crea un clima de unión comunitaria y festiva, ayuda
pedagógicamente a expresar nuestra participación en lo más profundo de la
celebración. Así el canto se convierte de verdad en "sacramento",
tanto de lo que nosotros sentimos y queremos decir a Dios, como de la
gracia salvadora que nos viene de él. CENA DEL SEÑOR: Del latín "coena o caena" (del griego
"koiné", común, comida en común). Es el nombre que, junto al
de "fracción el Pan", le da por
ejemplo san Pablo en 1 Cor 11,20 a lo que luego se llamó "Eucaristía" o "Misa"
("kyriakon deipnon", cena señorial, del Señor Jesús). Es
también el nombre que le da el Misal actual: "Misa
o Cena del Señor" (IGMR 2 y 7).El Jueves Santo la Eucaristía con
que se da inicio al Triduo Pascual es la "Misa
in Coena Domini", porque es la que más entrañablemente recuerda la
institución de este sacramento por Jesús en su última cena, adelantando así
sacramentalmente su entrega de la Cruz.
CEREMONIA: Del
latín "caerimonia o caermonia". Se
llama así a un rito, tanto en el contexto social como en el religioso, que se
realiza en honor de alguien o de algo, con un tono de solemnidad ritual, más
bien público y reglamentado. En todas las liturgias se habla de ceremonias: desde las del Templo de Jerusalén y las religiones
paganas hasta la celebración cristiana.
La expresión se entiende popularmente más bien referida a la forma exterior de
rito y a su exactitud formal. Pero eso no debe prejuzgar la profundidad de su
estilo, que abarca tanto la fenomenología externa como la realidad invisible
que sucede. Es lo que quiere transmitir el Ceremonial de Obispos: "Las sagradas celebraciones que preside el obispo
manifiestan el misterio de la Iglesia, en el cual está presente Cristo; no son,
por lo tanto una mera suntuosidad de ceremonias" (n. 12).Seguimos
llamando "maestro de ceremonias" al
que, en colaboración con el presidente y los otros ministros, prepara y dirige
la celebración (Cf IGMR 69, y sobre todo CE 34-36).
CREDO: Es una
palabra latina que significa "creo". Con
este nombre se designa la fórmula que expresa nuestra fe de cristianos.
CORDERO DE DIOS: En los tiempos del Antiguo Testamento, los
creyentes ofrecían corderos a Dios. A Jesús se le llama Cordero de Dios porque
Él ofrece su vida a Dios.
COMUNIÓN DE LOS ENFERMOS: Algunos miembros de la comunidad cristiana,
nombrados para ello pueden llevar la Eucaristía a domicilio a los enfermos. El
sacerdote les confía la Hostia Sagrada en una pequeña cajita llamada "portahostias" y les encarga decirle al
enfermo que todos oran por él. CONCELEBRACIÓN: Se
llama concelebración al hecho de que varios sacerdotes celebran juntos la misma
Eucaristía, presididos por el celebrante principal, en contraste con lo que
hasta el 1965 era uso corriente: las Misas
individuales en los varios altares. Se puede llamar así a toda clase de
celebración, por ejemplo de la Liturgia de las Horas, pero se suele reservar a
la de la Eucaristía. El Concilio (SC 57) decidió restaurar o ampliar el rito de
la concelebración a muchos más casos de los que antes se habían conservado de
los siglos anteriores. De tal modo que ahora es ya un uso corriente cuando son
varios los sacerdotes presentes. La regulación de este rito está en su propio
ritual, el "Ritus servandus in Concelebratione
Missae", promulgado por primera vez en 1965 (Cf IGMR 153-208).No
son fáciles de interpretar los testimonios antiguos de la concelebración tanto
en la iglesia latina como en la oriental. La forma de realizarla no era la
actual, porque ahora --tal vez como efecto de la espiritualidad marcadamente
ministerial e individual de los sacerdotes en los últimos siglos-- se ha
instaurado una celebración en la que no sólo el sacerdote principal sino
también los otros dicen algunas partes de la Plegaria Eucarística. En los
primeros siglos era el obispo o sacerdote principal el único que asumía el
papel presidencial, subrayando así más su ministerio de signo visible y sacramental
de Cristo. La decisión no se ha tomado después del Concilio, sino ya antes, con
Pío XII en 1957,en una respuesta del Santo Oficio. Si se ha decidido restaurar
la concelebración eucarística, no ha sido precisamente porque así se resuelve
el inconveniente de la pluralidad de Misas, ni para dar solemnidad a una
fiesta, sino por motivos teológico-espirituales. La concelebración expresa
mejor la unidad del sacerdocio: "son muchos
los sacerdotes que celebran Misa: sin embargo cada uno no es más que un ministro
de Cristo, que, por medio suyo, ejerce su sacerdocio" (Euch. Myst.
47; Cír PO 7). Pone también de relieve la unidad del sacrificio eucarístico: "puesto que todas las Misas reactualizan el único
sacrificio de Cristo", "varios sacerdotes a la vez, con una sola
voluntad ofrecen, realizan y al mismo participan en uno solo sacrificio por
medio de un solo acto sacramental" (ibid). Y finalmente este modo
de celebración pone de relieve la unidad del Pueblo de Dios: "pues toda Misa, en cuanto celebración del sacramento
con que continuamente vive y crece la Iglesia... es acción de todo el pueblo
santo de Dios, que actúa según un orden jerárquico" (ibid). La
concelebración se aconseja de modo particular en ocasiones en que tiene más
significación eclesial: la Misa crismal, las
ordenaciones, los sínodos, la dedicación de las iglesias, y en general todas
las celebraciones presididas por el obispo. CONFESIÓN:
La palabra "confesión" viene
del latín "confiteri", que a su
vez proviene de "fateri" y "fari", hablar. En griego responde sobre
todo a "exomológesis". Significa
declarar, reconocer, admitir, confesar. Se puede referir a Dios (confesar la
grandeza de Dios), a Cristo (dar testimonio, confesar a Cristo ante los
hombres; Cf Rom 10, 10), a la fe verdadera (confesión de fe, el símbolo del
Credo). Preferentemente se usa en relación a los propios pecados: reconocer y acusar el pecado ante Dios (Salmo 32,
5; 51, 5). A veces forma parte de la Eucaristía: el
Misal llama "confesión general" al acto penitencial con que se inicia
la Misa (IGMR 29). Pero sobre todo se llama confesión a la acusación de
los pecados ante el ministro de la Iglesia en el sacramento de la
Reconciliación penitencial. Es uno de los "actos
del penitente" en este sacramento, junto al dolor interior, el propósito
y las obras de conversión. La confesión puede empezar, si se quiere, con el "yo confieso" (Ritual 18). Tal vez es el
acto más característico en la sensibilidad del pueblo cristiano, de tal modo
que durante siglos al sacramento se le ha llamado "confesión,
ir a confesarte", tomando una parte por el todo. El "Ritual de la Penitencia" (1974) y más
tarde la instrucción de los obispos españoles "Dejaos
reconciliar con Dios" (1989) motivan bien, dentro del proceso
penitencial, el aspecto de la confesión: una parte
necesaria del camino normal de la reconciliación por parte del penitente, que,
como signo de su conversión interior, reconoce su falta ante el ministro
eclesial y escucha de él la absolución es nombre de Dios y de la Iglesia.
La confesión individual, complementada por la absolución, es el único modo
ordinario mediante la cual los fieles que han pecado gravemente pueden
reconciliarse con Dios y con la Iglesia, tanto cuando se acercan al sacramento
en su forma individual como cuando lo celebran comunitariamente. Incluso en la
tercera forma, cuando no pueden realizarse la confesión individual ni darse la
absolución a cada uno personalmente, deben haber de momento, según el Ritual,
una "confesión general", quedando
para cuando se pueda realizar el proceso íntegro la confesión individual o
auricular. El Ritual (n, 35). Describe esta confesión general: se trata de manifestar con algún signo externo la
conversión interior y el deseo de recibir la absolución el "yo
confieso", un canto, el Padre Nuestro, algún signo corporal como el
inclinar la cabeza o arrodillarse.
CONFESIONARIO: "Confesonario" o "confesionario" es el lugar donde se celebra la parte
individual del sacramento de la Reconciliación. Toma el nombre del aspecto más
característico del mismo, la confesión de los pecados por parte del penitente
al ministro de la Iglesia. Durante siglos esta sede penitencial era
sencillamente un asiento abierto, a veces situado en la sacristía o en una
capilla discreta de la iglesia. Fue a partir de Trento, parece ser que por
primera vez con san Carlos Borromeo, a fines del siglo XVI, cuando, para dar
más solemnidad al sacramento, se empezaron a idear los confesonarios tal como
nosotros los hemos conocido, a modo de habitáculo o garita con abertura delante
y con rejas a los lados. Ahora se les llama "sedes
penitenciales", o sea, una sede presidencial y a la vez
penitencial, para que pueda tener lugar con tono celebrativo el encuentro
eclesial de este sacramento. También se estudia la renovación y adaptación de
sus formas como mueble. El episcopado español, en su instrucción "Dejaos reconciliar con Dios" de 1989,
indicaba que "ha de evitarse que las sedes
para el sacramento de la penitencia o confesionarios estén ubicados en los
lugares más oscuros y tenebrosos de las iglesias como en ocasiones sucede. La
misma estructura del mueble confesionario, tal y como es en la mayoría de los
casos, presta un mal servicio a la penitencia, que es lugar de encuentro con
Dios, tribunal de misericordia y fiesta de reconciliación" (n. 79).
Y en otro documento anterior de 1978, en donde el mismo episcopado daba
orientaciones sobre este sacramento, pensando seguramente en el nuevo gesto
sacramental de la imposición de manos, pedía que las sedes de los ministros
tengan una forma que sea apta para el desarrollo del rito íntegro (n. 71). ESPÍRITU SANTO: Es la
persona divina que Dios nos da para que vivamos como Jesús.
EVANGELIO: Esta
palabra de origen griego significa: "buena
noticia". La Buena Noticia es el mismo Jesús, que vive con
nosotros. Se llaman "Evangelios" los
cuatro primeros libros del Nuevo Testamento, que nos transmiten la Buena
Noticia.
EUCARISTÍA: Es
una palabra que viene del griego y significa "agradecimiento,
acción de gracias". Con este nombre se conoce también a la misa.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN
MÍA: Significa que los discípulos
deben repetir en memoria de Jesús lo que Él hizo y dijo en la Última Cena.
HOSTIA: La palabra hostia significa "víctima ofrecida". La hostia consagrada
es Jesucristo que se ofreció para dar la vida a todas las personas
IGLESIA: En
griego, esta palabra significa "asamblea".
"Iglesia" escrita con "I"
mayúscula, significa la comunidad total de los cristianos en todo el
mundo.
MISA: A la
reunión eucarística: actualmente se le conoce con el nombre de Misa, porque en
latín, la frase con que se anunciaba que la celebración ya había terminado era:
Ite, missa est. MISERICORDIA: Viene de dos palabras latinas que significan
"miseria" y "corazón". Dios tiene misericordia por
nosotros porque abre su corazón a todas nuestras miserias. También significa "Amor más allá de lo justo".
OMISIÓN: Dejar de haber hecho algo bueno que yo hubiese
podido haber hecho
PASIÓN: Los sufrimientos que padeció Jesús antes de
morir en la Cruz.
PONCIO PILATO: Es el nombre del gobernador romano que mandó
crucificar a Jesús.
RECONOCERSE PECADORES: Reconocer que nos hemos alejado
de Dios, que es amor.
SACRAMENTO DE NUESTRA FE: Es el signo sagrado de nuestra fe.
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