martes, 8 de noviembre de 2022

JUNTO AL PADRE PÍO

Todas las miradas estaban fijas en ese rostro que se contraía continuamente con evidente sufrimiento, aunque el Padre Pio hacía claros esfuerzos para que nadie se diera cuenta. Las lágrimas que le inundaban el rostro y que él secaba con un gran pañuelo que tenía siempre al alcance de la mano, fingiendo que se secaba el sudor. Y las largas pausas, con la mirada fija velada por las lágrimas, dando la impresión de no poder proseguir. 

No hay duda de que el Padre Pío revivía la Pasión de Jesús.

No hay comentarios: