La tradición y la sagrada escritura están íntimamente unidas y compenetradas, porque siguen ambas la misma fuente y tienden al mismo fin.
Por: Catholic,net | Fuente: Catholic.net
Mito protestante: El concilio de Trento de 1545 A.D. declaró que la Tradición
es de igual autoridad a la de la Biblia 1545 A.D. Tradición se refiere a las
enseñanzas humanas. Los Fariseos creían de la misma manera, y Jesús
los condenó amargamente, porque practicando las tradiciones humanas, ellos
anulaban los mandamientos de Dios (Marcos 7:7-13; Col. 2:8; Apocalipsis 22:18).
Hay en este enunciado un grave error, y es que
la tradición se refiera a las solas enseñanzas humanas. Las enseñanzas de
Cristo, ¿cómo nos han llegado? ¿No dice algo san
Pablo al respecto en 1Cor 11,23; 15,3? Más aún, ¿por
qué se descuida que la Biblia es fruto de la tradición. ¿Por qué los judíos
llaman "massora" al texto hebreo del AT, ya que significa
"tradición”? Así que si se
descarta la tradición por ser enseñanzas humanas, se debe descartar ante todo la
Biblia, fruto de la tradición. Es curioso que los protestantes olviden que
algunas cosas que también ellos conservan lo hacen por tradición: el término "Trinidad" para las tres divinas
personas, el término "pecado original", y
pero aún más desconcertante es el principio de la "sola
Escritura". ¿Les devolvemos la acusación de que se trata de enseñanzas
humanas? ¿Cómo distinguen cuándo una tradición es válida y cuándo no?
¿Recurriendo a los textos que nos ponen de Mc 7,7-13; Col 2,8 y Ap 22,18? De
ser así, el principio de la sola Escritura es una enseñanza.
Lo que más sorprende, pues, de este enunciado es que se saquen las citas de su
contexto: en Mc 7,5-13 se trata de que los discípulos de Cristo no se laven las
manos antes de comer. Cabe preguntarles si Cristo hablaba contra lo que Trento
diría sobre la Tradición.
Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por
qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que
comen pan con manos inmundas?
Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien
profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me
honra, Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.
Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los
hombres: los lavamientos de los jarros y de los
vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía
también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre;
y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero
vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o
a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con
que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de
Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis
semejantes a estas".
Col 2,5-10:
Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no
obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden
y la firmeza de vuestra fe en Cristo.
Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis
sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engañe por
medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres,
conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él,
que es la cabeza de todo principado y potestad.
Tampoco se refiere Pablo aquí a la Tradición a que hace referencia la Iglesia
Católica, sino que Pablo pone en guardia a los cristianos de Colosas contra los
que aprovechándose de la ausencia del apóstol, pretenda engañarles con
filosofías y huecas sutilezas. Ahora bien, de ser verdad que san Pablo arremete
contra toda tradición, ¿cómo se explica que termine
por contradecirse con lo que enseña en 1Cor 11,23; 15,2? ¿Es que Pablo
desconocía el principio de tradición humana de la sola Escritura? ¿Es que la
Biblia contradice a la Biblia?
La cita de Ap 22,18 no se refiere ni siquiera a la tradición, sino a no quitar
ni añadir nada extraño a lo que enseña Apocalipsis: "Yo
testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si
alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están
escritas en este libro"; así que la acusación se dirige
precisamente contra el enunciado del mito, ya que añade el tema de la tradición
al Apocalipsis cuando el Apocalipsis no se refiere a ella. Sería bueno que se
reflexionara seriamente en la amenaza clara de la obra, pues se está
manipulando el Apocalipsis para algo que no ha dicho.
A decir verdad, la transmisión de los elementos constitutivos de la propia
historia es un hecho típicamente humano, cultural y universal. El hombre vive
inmerso en la propia finitud por un lado, y el sentido de lo trascendente, por
otro. La tradición es lo le permite mantener viva dicha tensión y expresarla.
Gracias a la tradición, los grupos culturales se comunican entre sí, de suerte
que la historia de un pueblo se puede dar a conocer a otro. Por ello es que el
instrumento esencial para la tradición lo constituye el lenguaje. Sin tradición
no se da ninguna posibilidad de comprensión de sí mismo ni de la historia.
En la tradición se suelen distinguir tres elementos: el
proceso de transmisión; el contenido de lo transmitido, y los sujetos de la
tradición. En el origen de la tradición cristiana está la persona misma
de Cristo: convoca a un grupo de discípulos, les
transmite su enseñanza para que la conservasen íntegra y así la comunicasen a
todos los que creyeran en su predicación. Por ello es que les imparte
este mandamiento después de su resurrección: "Se
me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra: id, pues, y haced discípulos
míos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he transmitido a vosotros"
(Mt 28,18-20).
La comunidad primitiva de este modo fue transmitiendo de modo universal y en
todos los tiempos la palabra de salvación de Cristo, tal como él lo había hecho
de parte del Padre. La comunidad se ve constantemente guiada por la acción del
Espíritu Santo que la acompaña en la conservación íntegra y pura de las
enseñanzas del Señor.
Desde los primeros siglos, a raíz de las primeras herejías, la comunidad
especifica este concepto llegando a distinguir entre la Escritura y la
Tradición. En contra de las sectas gnósticas, se empieza a formular un primer
criterio de tradición que se centra en regla de fe. Ireneo y Tertuliano fueron
los primeros en explicitar el concepto de los verdaderos transmisores del
kerigma, que fueron los apóstoles, que por la imposición de manos hicieron de
sus sucesores transmisores autorizados y garantizados de la verdadera
tradición. La síntesis de todo este proceso se encuentra en la famosa fórmula
de Vicente de Lérins «quod ubique, quod semper,
quod ab omnibus creditum est" (lo que en todas partes, lo que
siempre y por todos ha sido creído).
El concilio de Trento en la sesión IV, con el decreto
sobre los libros sagrados y de las tradiciones que han de recibirse ofrece la
enseñanza siguiente:
a] La Iglesia ha de permanecer "en la pureza del Evangelio”, es decir, vinculada al "evento
Cristo", que constituye la fuente única y última de la verdad de fe
y de norma moral; él es la misma continuidad de la revelación.
b] La revelación está contenida y mediada
necesariamente "en los libros sagrados y en
las tradiciones no escritas"; el concilio, reconoce dos mediaciones
de la Palabra de Dios: la Escritura y la Tradición.
c] Se definen las tradiciones no escritas en las
que el Evangelio se transmite como todo aquello que "a
partir de la voz del propio Cristo, de los apóstoles bajo la inspiración del
Espíritu Santo, ha llegado hasta nosotros como transmitido de mano en
mano" (DS 1501).
La Constitución dogmática Dei Verbum, el Vaticano II propone una enseñanza
renovada sobre la Tradición, acorde con la nueva comprensión de lo que es la
revelación. Recupera la persona de Jesucristo como fuente y sujeto de
tradición, ya que él a su vez transmite lo que ha recibido del Padre.
Se la presenta como un don que es participado y que ha de conservarse íntegro
para siempre, y se inserta en un proceso histórico que garantiza su progreso
(DV 7-8). En efecto, la sagrada Escritura «es Palabra de Dios en cuanto que
está escrita por inspiración» y «se transmite
íntegramente por la santa tradición» (DV 9).
Otro error grave en que cae el enunciado del mito es la confusión y no
distinción entre Tradición y tradiciones. Nada mejor para aclararlo que la
enseñanza del Nuevo Catecismo.
II LA RELACION ENTRE LA
TRADICION Y LA SAGRADA ESCRITURA
Una fuente común...
80 La Tradición y la Sagrada Escritura "están
íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma fuente,
se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin" (DV 9). Una y
otra hacen presente y fecundo en la Iglesia el misterio de Cristo que ha
prometido estar con los suyos "para siempre
hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).
dos modos distintos de transmisión
81 "La Sagrada
Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu
Santo".
"La Tradición recibe la palabra de Dios,
encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite
íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la
verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su
predicación"
82 De ahí resulta que la Iglesia, a la cual está
confiada la transmisión y la interpretación de la Revelación "no saca exclusivamente de la Escritura la certeza
de todo lo revelado. Y así se han de recibir y respetar con el mismo espíritu
de devoción" (DV 9).
TRADICIÓN APOSTÓLICA Y
TRADICIONES ECLESIALES
83 La Tradición de que hablamos aquí es la que
viene de los apóstoles y transmite lo que estos recibieron de las enseñanzas y
del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la
primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el
Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva.
Es preciso distinguir de ella las "tradiciones"
teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el
transcurso del tiempo en las Iglesias locales. Estas constituyen formas
particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones adaptadas a los
diversos lugares y a las diversas épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición
aquellas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la guía
del Magisterio de la Iglesia.
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