¡Parece que el mismo demonio enfurecido, se aprovecha de nuestra IMPIEDAD, y nos restriega en la cara, el Grave Descuido Sacrílego, al que La Santa Iglesia, ha sometido al Sacrosanto Cuerpo Eucarístico de NUESTRO BUEN DIOS!
¡A ver si ahora sí, abrimos los ojos de una vez por todas!
¡Y caemos en la cuenta que NO se trata de que la mano sea menos digna
que la boca!, sino de la gravedad seria, en la que DESHONRAMOS a Nuestro
Adorado Corpus Christi!
De manera
que no hay COHERENCIA entre lo que decimos y
lo que hacemos,
PORQUE:
- Decimos
que le damos a Él, todo el Honor y La Gloria y sin embargo cuando vamos a
recibirlo, Ni nos postramos de rodillas, ni le Adoramos y encima, tenemos la osadía
de tocarlo con nuestras indignas manos.
Y para
terminar de aclararle a aquellos que en su terquedad, insisten en decir, que la
mano no es menos digna que la boca., sepan que han sido presa del engaño del
enemigo y les convenció de que la mano, la boca, el dedo, el brazo...es lo
mismo, es parte del mismo cuerpo, ¿Cuál es la
diferencia?...
Pues yo
les digo, ¡Hipócritas!
Mateo
23,19
¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada
esa ofrenda?
Y yo
pregunto: esa ofrenda, ¿bastará ponerla sobre el
altar y listo, quedará consagrada?
¿O será necesario el canal a través del cual Dios operará, el Gran
Milagro? Y ese canal digno de tanta
grandeza, ¿será cualquier mano, la suya, la mia, la
de cualquier vecino?
¿No es pues, la Unción Sacerdotal, la que le dá tremenda dignidad a esas
manos, a través de las cuales, todo un Dios, baja del cielo y Transubstancia
esas especies, de pan y vino?
Entonces
me tengo que cuestionar, ¿cómo es posible que yo
pretenda poner mis manos NO UNGIDAS, sobre el Cuerpo De mi Señor Jesucristo?, (de
pronto, recuerdo a la Magdalena, que casi se abalanza a tocarlo y el Señor se
lo impide)
A aquel
Sacerdote que me preste atención, le pregunto: cuando
se ordenó sacerdote, y consagró el cuerpo de Cristo, por vez primera ¿da lo
mismo que al momento de consagrar, usted tome en sus propias manos el pan, ó
que lo tome en sus manos, su madre o su padre o su tio ó su vecino?... ¿Cómo fue
que perdimos la noción, será que perdimos primero la fe?
- acaso
los Sacerdotes ¿no purifican sus manos después de
comulgar, lo mismo que purifican el cáliz y la patena?, precisamente
para cuidar que no se pierda, ni una partícula del Sacrosanto Alimento Eucarístico
que ha manipulado. - y ¿cómo entonces, los fieles
van a purificar sus dedos y sus manos luego de Comulgar si se lo están dando en
la mano?
Entonces:
Si decimos que le damos a Él, todo el Honor y la Gloria, ¡PUES QUE ASÍ SEA!
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