En Luxemburgo ya rige esa norma
El cardenal
Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y presidente de la Comisión de
las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE) ha pedido que se
exija un pasaporte Covid a todo aquel que desee acceder a los servicios
religiosos en Europa, en lo que supone el último paso, por ahora, hacia un
respaldo general de la Iglesia a unos controles más estrictos.
(The Tablet/InfoCatólica) «En este momento
en que la pandemia está resurgiendo, debemos salvar vidas, y este pase verde
debería dar la bienvenida a la gente a la misa», dijo el cardenal Jean-Claude
Hollerich, presidente del Comece, con sede en Bruselas. «Desde Navidad, está en vigor en Luxemburgo una ley que
permite que sólo las personas vacunadas participen en las liturgias, excepto en las celebraciones con menos
de 20 fieles. Algunos sacerdotes se han opuesto, y esto no ayuda a
buscar una solución».
El cardenal, de 63 años, se
refirió a las peticiones de que se exija una prueba de vacunación completa para
acceder a los servicios religiosos en Italia, como medio de combatir la actual
variante Omicron del Covid-19. En declaraciones al diario La Nazione, su propia
archidiócesis de Luxemburgo se había «adherido de
forma convencida» a las restricciones del gobierno, y añadió que los
sacerdotes que se oponían a las estrictas medidas sanitarias y de seguridad,
especialmente los de Polonia, habían causado «daño
y desorientación».
A pesar de las objeciones de
algunos grupos de derechos humanos, en la actualidad se
exige una prueba de vacunación para entrar en las iglesias de Suiza y Croacia,
así como en los Países Bajos, donde a principios de diciembre
se prohibieron los servicios religiosos después de las 5 de la tarde, en
consonancia con un nuevo cierre impuesto por el gobierno, y el tamaño de las
congregaciones fue restringido posteriormente a 50 por la conferencia
episcopal.
En una declaración prenavideña
dirigida a los católicos de todo el país, donde el fin de semana pasado
estallaron las protestas contra el cierre, los obispos holandeses pidieron «solidaridad con toda la sociedad» e instaron a
los cristianos a «atravesar este tiempo oscuro con
la fuerza de la fe».
En
Austria, donde las
actuales medidas del gobierno también han provocado disturbios a gran escala, la Iglesia católica se convirtió en la primera de Europa, a principios de
diciembre, en respaldar la vacunación obligatoria, antes de su
aplicación prevista en todo el país en febrero.
En una entrevista de
Nochevieja con el diario Salzburger Nachrichten, el cardenal
Christoph Schönborn volvió a respaldar la vacunación obligatoria como un aspecto de la «responsabilidad
del Estado por el bien común», pero también apeló a una mejor
comprensión de los «opositores a las vacunas y los
negadores de la corona» y advirtió contra las contramanifestaciones de
los defensores de la vacunación.
PERPLEJIDAD POR LAS
DECLARACIONES DEL CARDENAL DE LUXEMBURGO
Las declaraciones del cardenal
luxemburgués han causado perplejidad en numerosos fieles por tres motivos:
1- Tanto
los vacunados como los no vacunados contagian a otras personas. Por tanto, el pasaporte Covid-19 no sirve para evitar
más contagios.
2- La
variante omicrón, que produce un número de asintomáticos que se
acerca a la mitad de los contagiados, apenas provoca casos graves, siendo incluso
menos mortal que algunas variantes del virus de la gripe. Así está
siendo tratado por numerosos gobiernos, entre ellos alguno de los que han
puesto las medidas más draconianas, como Italia que ha dado los primeros pasos en esa dirección.
3- No existe el
menor respaldo canónico que justifique tratar a los no vacunados como fieles de
segunda a los que se pueda negar algo tan elemental como asistir a
Misa.
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