El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, recordó en su carta la celebración de la festividad de Cristo Rey que tiene lugar el último domingo del tiempo ordinario, es decir, el domingo anterior a que comience el Adviento.
Este año 2021, la festividad de Cristo Rey se celebra el 22 de
noviembre, último domingo del Tiempo Ordinario. El primero domingo de Adviento
será el 28 de noviembre.
En ese sentido, manifestó que la jaculatoria “Viva
Cristo Rey”, fueron las últimas palabras de muchos de los mártires
asesinados durante la persecución religiosa del siglo XX en España, que tuvo
lugar especialmente durante los años de la Guerra Civil española
(1936-1939).
Fue “la confesión valiente y llena de
entusiasmo de Cristo como Señor, como Dueño de la vida y de la historia, como
Señor de vivos y muertos. Es el grito con el que han muerto miles de hombres y
mujeres, expresando un amor más grande que la muerte. Un amor a Cristo y a los
mismos asesinos a los que perdonaban en el instante de su ejecución. Se ha
convertido en santo y seña de los mártires del siglo XX por todos los lugares
de la tierra”.
Mons. Fernández recuerda también en su carta semanal que San Ignacio de
Loyola, en sus Ejercicios Espirituales distingue entre “el
Rey eternal y el rey terrenal. Este, el rey terrenal, te ofrece éxitos,
aplausos, placeres, poder y riqueza; pero todo se acaba y se esfuma, dejando
disgusto y decepción, poniendo incluso en peligro tu salvación eterna. Por el
contrario, el Rey eternal es Jesucristo, que te ofrece oprobios y menosprecios,
cruces y desprendimientos; y por ese camino en su seguimiento, la vida eterna y
feliz para siempre”.
“La fiesta de Cristo Rey es el último domingo del
año, es el colofón del Año litúrgico, en el que año tras año celebramos el
misterio de Cristo, cuyo final será recapitular todo en Cristo, para que Él
presente su Reino al Padre, es decir la conquista de los corazones por la vía
del amor”, aseguró.
Por eso, el Obispo de Córdoba recordó que “celebrar
un año más esta gran fiesta nos sitúa en la elección de seguir a Cristo de manera eficiente, por el
camino que él ha recorrido para reinar con Él para siempre”.
Además explicó que “el título de rey no se
lo damos nosotros a Jesús, sino que es Jesús mismo el que se proclama como tal
en el momento supremo de su juicio y condena a muerte en la cruz”.
En ese sentido, Mons. Fernández explicó en su carta que “Jesús es rey”, pero “no
al estilo de los príncipes de este mundo, sino rey por el camino del amor.
Jesús es rey porque ha venido para llevarnos con él, y su conquista no es por
la fuerza ni el engaño, sino por el camino del amor y de la verdad”, “porque se
ha abajado como nadie hasta nuestra altura, ha recibido de nosotros desprecios
de todo tipo, hasta la misma muerte en cruz. Y sin embargo, sigue mostrándonos
su amor, su perdón, su misericordia. Jesús es rey y sigue ejerciendo como tal
desde la cátedra de la cruz, convertida así en cátedra de amor verdadero”.
“Su reino es un reino eterno y universal, como
proclama la liturgia de este día. Es el reino de la verdad y la vida, el reino
de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz”, aseguró el Prelado y destacó su voluntad de “militar
en este reinado, seguir la bandera de este Rey eternal, difundir por el mundo
entero el reinado de Cristo, que es un reino de amor fundado en la verdad, un
reino que acoge la gracia y la misericordia, un reino que busca la justicia y
la paz”.
VIVA CRISTO REY
Suena a grito de guerra, y sin
embargo es una jaculatoria, una invocación religiosa. Es la confesión valiente
y llena de entusiasmo de Cristo como Señor, como Dueño de la vida y de la
historia, como Señor de vivos y muertos
Es el grito con el que han muerto miles de hombres y mujeres, expresando
un amor más grande que la muerte. Un amor a Cristo y a los mismos asesinos a
los que perdonaban en el instante de su ejecución. Se ha convertido en santo y
seña de los mártires del siglo XX por todos los lugares de la tierra.
San Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales plantea la elección
entre el Rey eternal y el rey terrenal. Este, el rey terrenal, te ofrece
éxitos, aplausos, placeres, poder y riqueza; pero todo se acaba y se
esfuma, dejando disgusto y decepción, poniendo incluso en peligro tu salvación
eterna. Por el contrario, el Rey eternal es Jesucristo, que te ofrece oprobios
y menosprecios, cruces y desprendimientos; y por ese camino en su seguimiento,
la vida eterna y feliz para siempre. Esta sabiduría que viene de lo alto no
todos la han entendido, pero quienes la entienden, aciertan con el sentido
profundo de la vida, de su propia vida.
La fiesta de Cristo Rey es el último domingo del año, es el colofón del
Año litúrgico, en el que año tras año celebramos el misterio de Cristo, cuyo
final será recapitular todo en Cristo, para que él presente su Reino al Padre,
es decir la conquista de los corazones por la vía del amor. Celebrar un año más
esta gran fiesta nos sitúa en la elección de seguir a Cristo de manera
eficiente, por el camino que él ha recorrido para reinar con él para siempre.
El título de rey no se lo damos nosotros a Jesús, sino que es Jesús
mismo el que se proclama como tal en el momento supremo de su juicio y condena
a muerte en la cruz. Conque tú eres rey? -le preguntó Pilato. Y Jesús
respondió: “Tú lo dices, yo soy Rey. Yo para eso he
nacido y para eso he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el
que es de la verdad, escucha su voz”.
Había evitado Jesús que lo consideraran rey, sobre todo para no inducir
a confusión, porque le hubieran aclamado rey temporal y político. Pero en este
momento final de su vida en la tierra recibió la aclamación de los niños
hebreos que salieron a su encuentro con ramos de olivo y aclamaban: -Hosanna al Hijo de David, expresando de esta manera la
condición regia de Jesús. Y él se dejó aclamar en este tono real.
Verdaderamente, Jesús es rey. No al estilo de los príncipes de este
mundo, sino rey por el camino del amor. Jesús es rey porque ha venido para
llevarnos con él, y su conquista no es por la fuerza ni el engaño, sino por el
camino del amor y de la verdad. Jesús es rey, porque se ha abajado como nadie
hasta nuestra altura, ha recibido de nosotros desprecios de todo tipo, hasta la
misma muerte en cruz. Y sin embargo, sigue mostrándonos su amor, su perdón, su
misericordia. Jesús es rey y sigue ejerciendo como tal desde la cátedra de la
cruz, convertida así en cátedra de amor verdadero.
Su reino es un reino eterno y universal, como proclama la liturgia de
este día. Es el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la
gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz. Nosotros queremos militar en
este reinado, seguir la bandera de este Rey eternal, difundir por el mundo
entero el reinado de Cristo, que es un reino de amor fundado en la verdad, un
reino que acoge la gracia y la misericordia, un reino que busca la justicia y
la paz.
Fiesta de Cristo Rey, para aclamar con nuestras voces y con nuestro
corazón al Rey eternal, que ha conquistado nuestros corazones con el amor de su
Corazón.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba
POR BLANCA RUIZ
| ACI Prensa
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