lunes, 20 de septiembre de 2021

GILLIAN LYNNE

 Gillian es una niña de siete años que no puede sentarse en la escuela. Ella continuamente se levanta, se distrae, vuela con pensamientos, y no sigue las lecciones. Sus maestros se preocupan por ella, la castigan, la regañan, recompensan las pocas veces que está atenta, pero nada. Gillian no sabe cómo sentarse y no puede estar atenta.

Cuando vuelve a casa, su madre también la castiga. Así que no sólo Gillian tiene malas notas y castigo en la escuela, sino que también sufre de ellos en casa.

Un día, la madre de Gillian es llamada a la escuela. La señora, triste como alguien esperando malas noticias, toma su mano y va a la sala de entrevista. Los profesores hablan de enfermedad, de un desorden obvio. Tal vez sea hiperactividad o tal vez necesite una medicación.

Durante la entrevista llega un viejo maestro que conoce a la niña. Pide a todos los adultos, madre y colegas, que lo sigan en una habitación contigua desde donde todavía se puede ver. Cuando se fueron, le dice a Gillian que volverán pronto y enciende una vieja radio con música.

Mientras la chica está sola en la habitación, inmediatamente se levanta y comienza a moverse hacia arriba y hacia abajo persiguiendo la música en el aire con sus pies y su corazón. El maestro sonríe mientras los compañeros y la madre lo miran entre confusión y compasión, como se hace con frecuencia con los viejos.

Así que él dice: “¿Ven? Gillian no está enferma, ¡Gillian es bailarina!”

Recomienda que su madre la lleve a una clase de baile y que sus colegas la hagan bailar de vez en cuando. Ella asiste a su primera lección y cuando llega a casa le dice a su madre: “Todos son como yo, nadie puede sentarse allí!”

En 1981, después de una carrera como bailarina, abriendo su propia academia de baile y recibiendo reconocimiento internacional por su arte, Gillian Lynne se convirtió en la coreógrafa del musical “Cats” Además fue la coreógrafa de “El Fantasma de la Ópera”, fundó su propia productora y ganó todos los premios y reconocimientos de su profesión.

Ojalá todos los niños “diferentes” encuentren adultos capaces de darles la bienvenida por lo que son y no por lo que carecen.

Larga vida a las diferencias, a las pequeñas ovejas negras y a las incomprendidas. Ellos son los que crean belleza en este mundo.

Tu Alma tiene un Plan.

www.bioneuroconsciencia.com

Oscar Arrieta

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