El alcalde de Huaura en su afán progresista necesitaba iluminar una nueva plazuela, fruto de sus desvelos edilicios. Pero no tenía postes ni menos dinero para comprarlos. ¿A quién recurrir? Pues al general y diligentes comprovincianos para que los gestione.
Y sin más
demora viajó a Lima. Se entrevistó de inmediato con él y le planteó el
problema. El general sin tardar movilizó sus huestes y consiguió los postes.
Dieron una despedida cariñosa al alcaldito Huaurino y manos a la obra que “obras son amores”... Los postes fueron enviados
en un camión del ejército con destino: “Chancay,
Huaura, Barranca”.
El
paisanito chofer poco “entendedor” de estos
encargos partió, sin embargo muy orondo en su camión; por el camino revisó la
guía y se “enchufó” directo a Barranca. Aquí
es mi destino, no hay otro pueblo adelante, dijo. El alcalde de Barranca, para
quien iba una dotación de cemento, recibió jubiloso la demás carga y la
almacenó por si “pega”.
Transcurridos
algunos días el alcalde huaurino inquieto por la tardanza pidió informe a Lima
en vista que ya se acercaban las fiestas patrias. Y se motivó una nueva
entrevista al general. ¿Cómo, los postes fueron
remitidos inmediatamente y no han llegado todavía? No, mi general respondió el alcalde a secas.
Bueno, que venga el negro Andrés y vamos a mover nuevamente este asunto y
váyase Ud. tranquilo que los postes irán.
Nueva
investigación. ¿Dónde pueden estar los postes? Nadie
sabe nada. Que intervenga la PIP dijeron. Echas las investigaciones del caso,
el alcalde de Barranca con el dolor de su corazón, puesto que lo necesitaba
para una plazuelita de su pueblo, tuvo que entregar los postes.
El chofer
militar vuelve a repasar la guía que dice Chancay,
Huaura, Barranca y exclama: ¡Qué bruto he sido! Si
los postes son para Chancay y se pasa de largo hasta ese distrito y allá los
deja. El alcalde huaurino ante la nueva demora, vuelve a Lima. El general al
enterarse que los postes no han llegado, pega un salto. ¿No han llegado todavía? Si yo mismo los he embarcado, dice. Y se
motivó una nueva movilización para ubicar su destino. Estaban en Chancay. A
ver, Andrés vamos inmediatamente a recogerlo y al cholo bruto del chofer que lo
manden a disciplina, dijo el General...
Entraban
a Chancay... ¡Qué bonita avenida ésta! Y qué bien coloreados
postes tiene arguyó el General. Su secretario le respondió: Si este negro que está de alcalde es bien activo, no se
duerme... Al verlo, el alcalde salió a recibirlo y abrazando al general
le dice. ¡Gracias negro! ¿Cómo adivinaste que los
necesitaba? ¡Mira qué bellos han quedado!... Andrés y el general, no
salían de su asombro... y hacen mutis... disimulan... Ahí estaban los postes
bien cementados y en posición de firmes...
Caro
lector: se durmió el alcaldito huaurino y... Camarón que se duerme... Los postes se quedaron en Chancay...
De Alberto Bisso Sánchez
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