Estamos viviendo un cambio radical en el mundo de la tecnología, la primera era de Internet ha terminado. ¿Recuerdas cuando ninguna plataforma era completamente dominante?
Eso se acabó, el Internet de
hoy es una «creatura» del complejo de
control corporativo de cinco empresas: Google, Facebook, Amazon, Microsoft y Apple.
Ya habíamos hablado del
fenómeno, de por qué algunos
intentan silenciar la fe,
pero esto ahora está llegando a niveles realmente alarmantes.
SILENCIAR ES LA PALABRA CORRECTA
Poco a poco nos hemos dejado
llevar por la trampa de las aplicaciones gratuitas y los sitios web de aspecto
divertido. Que en realidad ocultan una mano que dejó de ser independiente,
parece que ahora tiene agenda propia, y no solo busca su propia rentabilidad.
Como nos explica el documental
«El dilema de las redes sociales» de
Netflix, la adulteración es sutil y compleja. Por detrás está impulsada por un software de
inteligencia artificial avanzado, y la gran mayoría de los usuarios
tienen poca o ninguna idea de lo que realmente está pasando.
Equipos de ingenieros de software, psicólogos, sociólogos y otros
profesionales pasan incontables horas ideando algoritmos complejos para cambiar
el comportamiento, no solo en beneficio de los anunciantes en las Big Tech, sino también por otras
razones.
Intentan
cambiar a la gente, imponiendo sus propias ideologías. Sobre todo
intentan ir apartando y silenciando a los que no piensan igual, por
considerarlos «peligrosos».
En realidad no se trata de
algo religioso, sino más bien político. Se intentan acallar todas las voces que
hablen en contra de una serie de «valores» como
el aborto, la ideología de género, etc.
1. VIENE DE SUS MISMOS EMPLEADOS
Una mirada superficial a la
composición de estas entidades revelaría una cultura casi monolítica, que
muchas veces se siente incómoda (si no francamente hostil) hacia la cosmovisión
de los valores religiosos, que ellas consideran que van en contra de sus
propios valores.
No es que las empresas hayan
diseñado un plan psicodélico para eliminar a la religión del planeta. Sino que
son grupos de empleados con posiciones radicales que piensan que su misión es
evitar el mal que proviene de estas posiciones.
Ellos
son los que escriben los códigos que castigan contenidos más tradicionales, ejecutan los bloqueos a las
cuentas más activas y señalan como contenidos «perniciosos»
a todo lo que va contra el aborto, el matrimonio del mismo sexo o la
ideología de género.
Un estudio de Stanford Business encontró que los ejecutivos de
tecnología tienen puntos de vista abrumadoramente progresistas sobre temas
sociales polémicos, como el apoyo al matrimonio civil entre personas del mismo
sexo (96%) y el derecho al aborto (79%).
En términos de las opiniones
predominantes sobre la fe, la mitad de los trabajadores
tecnológicos se identifican como ateos o agnósticos, en comparación con
solo el 7% de la población general.
NRB, una asociación de
comunicadores cristianos, ha documentado casos de censura en las redes sociales de opiniones religiosas conservadoras por un
largo tiempo.
La lista es larga e incluye
por ejemplo, la eliminación en 2010 de una aplicación que reafirmaba «la santidad de la vida humana y la dignidad del
matrimonio como unión de marido y mujer».
Además, la tienda de
aplicaciones de Apple la catalogó como «ofensiva
para grandes grupos de personas». Otro ejemplo fue la eliminación de un podcast
que afirmaba que Jesús es el único Señor y Salvador.
Incluso si los casos de
censura en las redes sociales tuvieran más que ver con errores algorítmicos que
con la animadversión humana intencional, esto sería solo un reflejo de que la
programación que guía la vida de las plataformas de Big
Tech muestra una discriminación
sistémica.
2. ¿QUÉ PASA CUANDO SE PROFESAN LOS VALORES?
Hace tres años se publicó el
libro «Cuando Harry se convirtió en Sally» (When
Harry Became Sally), como una respuesta al movimiento transgénero.
Hace poco fue eliminado
completamente de las estanterías virtuales de Amazon. Su autor, Ryan Anderson, denuncia en un artículo esta forma
de actuar, en donde:
«No se trata de
cómo lo dices, con qué rigor lo discutes, o con qué caridad lo presentas. Se
trata de afirmar o disentir de la nueva ortodoxia de la ideología de género».
Es como si las Big Tech hubieran
encontrado la verdad en los movimientos progresistas y quisieran llevar a todos
sus públicos poco a poco a que descubran esa realidad. Han ido radicalizando
sus posturas hasta llegar a una izquierda «cazadora
de herejes».
Anderson
vaticina que a corto plazo venderá miles de copias más del libro gracias a la
censura de Amazon, pero que a mediano plazo las
cosas empeorarán para quienes profesan valores considerados como «tradicionales».
Sin embargo, a la larga, una
sociedad solo puede vivir y actuar contra la ley natural durante un tiempo
limitado. Las cosas volverán a su cauce.
3. SE HAN QUITADO LA MÁSCARA
En los últimos meses, la
manipulación y el control han salido a la luz para que todos los vean. Los
mejores ejemplos son las acciones de Facebook, Twitter y otras firmas Big Tech en
la eliminación de varias cuentas de contenidos que intentan razonar de los
peligros de la ideología de género.
Amazon y Apple censuraron una aplicación que
promovía la libertad de expresión, «Parler». También
LifeSiteNews,
un conocido portal provida, fue censurado por YouTube,
quien eliminó todos sus videos de la plataforma.
Parecería que la censura
apenas comienza. Crece la presión para que otras compañías también actúen de la
misma forma. Así, Amazon ha quitado de la oferta al público
todos los libros de ayuda para personas que tienen atracción al mismo sexo, incluso de sus proveedores.
Técnicamente, Twitter y Facebook no infringen ninguna ley al censurar
contenido, al igual que Amazon actúa dentro de sus derechos cuando le niega el
servicio a «Parler» (o quien quiera).
La
ley estadounidense trata a estas entidades como empresas privadas, libres de
asociarse y contratar con quien deseen.
Pero dado su control casi
absoluto de la comunicación virtual, sus acciones tienen el poder de decidir
los límites de la libertad de expresión para sociedades enteras en su conjunto.
En realidad, están casi legislando, aunque técnicamente actúan de forma
privada.
Si seguimos por este camino, vamos a llegar a un punto en que será muy difícil transmitir y encontrar
ideas que las Big Tech no
aprueben.
Las élites culturales, que en
gran medida dominan a las Big Tech,
están reduciendo el amplio espectro de puntos de vista sobre una serie de temas
importantes.
4. HORIZONTE DE ESPERANZA
Peter Rex es un experto en el
tema, es un exitoso empresario de tecnología que vio que el problema estaba en
las personas contratadas para trabajar en estas empresas, así que movió su sede
a un sitio más diverso: Texas y empezó a contratar gente que tenga sus mismos valores.
Para Rex hay tres elementos
clave necesarios para que haya un cambio real en las Big Tech:
1.
Se necesita diversidad de pensamiento: La mayoría de las
empresas de tecnología carecen de puntos de vista opuestos en su liderazgo y
fuerza laboral.
Esto sofoca el pensamiento
crítico que fomenta la diversidad de pensamientos. Fomentar esa diversidad
requiere contratar personas que no pertenezcan a las típicas escuelas de tecnología
y que estén fuera de las típicas carreras tecnológicas.
Es mejor encontrar un pensador
crítico que pueda aprender a codificar, que un codificador al que nunca se le
haya enseñado a pensar.
2.
Invertir en emprendedores tecnológicos impulsados por valores: En San
Francisco y Seattle, hay una falta casi total de líderes tecnológicos alineados
con una cosmovisión judeocristiana.
Es más, se podría afirmar que
las personas de fe están deliberadamente excluidas de la industria.
3.
Construir estructuras de poder de tecnología alternativa: Silicon Valley y Seattle pueden tener las mayores reservas de talentos
tecnológicos, pero el océano circundante es intelectualmente poco profundo, lo
que sofocará la innovación a largo plazo.
5. RECRISTIANIZAR LA SOCIEDAD
Reforzar el apostolado
personal de los cristianos que remueven las estructuras desde sus propios
cimientos, esta es la verdadera solución.
Solo
con la amistad, el ejemplo y el esfuerzo de los nuevos evangelizadores
moveremos estas estructuras que ahora nos parecen más fuertes que Goliath.
Plantearse personalmente el
modo de participar en la recristianización de la sociedad, comenzando por el
propio ambiente.
Los universitarios, profesores
y estudiantes, han de tomar conciencia de que la sociedad y la Iglesia
necesitan, y con vital urgencia, de la dimensión seriamente cristiana de su
trabajo.
Hace
falta que los cristianos llenemos ese espacio del que hemos ido saliendo. No son
pocos los que se dan cuenta, Peter Rex es uno.
Como él, varios están
trabajando en el asunto. Siguiendo ese adagio de Silicon Valley: piensa globalmente, actúa localmente. Y tú ¿te animas a luchar para que tu fe no sea silenciada y
los valores no sean olvidados?
Escrito por Padre Juan Carlos Vásconez
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