domingo, 28 de febrero de 2021

“LA ALFALFERA” de Alberto Bisso Sánchez (1988).

En la ciudad de Huacho, cuando reinaban como medio de locomoción los pintorescos burritos, las mujeres campiñeras montadas en éstos, recorrían los diversos barrios ofreciendo con un pregón la "fresquita" alfalfa, que en tercios vendían al precio de cinco centavos el atado; en forma especial a sus "caseritas".

Igual lo hacían la lechera y la tamalera.

Las pescaderas o pescadores y cebicheras, recorrían las calles portando en la cabeza grandes mates llamados lapas pregonando lo que vendían.

Flor de María Drago, nuestra recordada poetisa costumbrista, inmortalizó estos pregones huachanos escribiéndolos y escenificándolos.

Siendo directora del antiguo centro escolar de la calle Salaverry, seleccionó a un grupo de niñitas de 6 a 8 años, con cualidades para el teatro, en la que destacaba como futura artista la hijita de un pintor muralista. Conmemorando el aniversario del colegio, invitó a un grupo de personalidades a la escenificación de estos pregones, siendo el invitado de honor el general Luis Ramírez Ortiz.

Las chiquillas previamente preparadas representaron maravillosamente el papel de la lechera, la tamalera vistiendo trajes típicos de la época; haciéndonos recordar nuestras costumbres. La actuación se realizó en el patio de honor: estando al centro de los invitados el general Ramírez Ortiz. Finalizaba el programa con la representación del pregón de la alfalfera.

La chiquilla más pequeña, la hija del pintor, se presentó cargando un tercio de alfalfa que luego en el suelo empezó a terciarlos en pequeños atados, dialogando luego con desenvoltura expresó: “Madrugué hoy segando la alfalfita para llegar temprano al pueblo, al traer al burro para cargarla, el muy jijuna escapó rebuznando; trabajo me costó encontrarlo, garañón como estaba el bandido, no se dejaba poner el bozal, para mi suerte había "agüita" cerca, lo bañé y se le quitó la calentura”.

Enseguida separando los tercios siguió expresando: "en la calle Malambo está mi mejor "caserita", este mejor atadito se lo reservó para los conejitos de doña Ubita Requena y este mochito troncado para su vecina la vieja bruja Terrones, que dicen enamora a los muchachos regalándoles dulces, teniéndolo "encaramelao" a su bello primo, el "niño" Augusto. Estando toda la alfalfa terciada simuló repartirla a sus "caseritas". Se retiraba entre aplausos abandonando el patio, pero recordando algo regresa dirigiéndose donde el general Ramírez y expresa a la vez que lanza un tercio a sus pies: Me estaba olvidando de mi mejor "caserito". ¡General, esta alfalfita para sus cuisitos!

La representación fue tan real, haciéndonos recordar como hijos de esta hermosa tierra huachana, los felices años de nuestra niñez y juventud. Nos conmocionó de expresión, sentimiento y felicidad absoluta y no sólo al general les corrían lágrimas de los ojos.

Alejandro Smith Bisso

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