SUS IDEÓLOGOS PREPARAN EL ESCENARIO DEFINITIVO Y VAN QUEMANDO ETAPAS
La familia es el objetivo último de la ideología trans
La ideología transgénero que aprieta en estos momentos con gran fuerza el
acelerador por todo el mundo necesita acabar con todo
aquello que la deslegitima y deja en evidencia. La ciencia, en este caso la biología, va en
dirección contraria a la idea de borrar los sexos, y por ello es ignorada.
Pero el
objetivo de estos ideólogos va mucho más allá pues para intentar legitimar su
ofensiva trans, incluso de manera masiva entre niños, necesitan
desmantelar todo concepto e institución que muestre la realidad. Y
la familia es un objetivo prioritario en este escenario, aunque en realidad es
sólo uno más de los golpes que está recibiendo durante las últimas décadas.
Sin
embargo, la transformación social se pretende asentar por fuerza
de ley. Y ya se está preparando el escenario para la marginación
legal de madres, padres y familias.
Son
numerosos los políticos e incluso gobiernos que se
están sumando con entusiasmo a esta ideología y quieren imponer un “lenguaje
inclusivo”, que no es
otra cosa que borrar el lenguaje que expresa la realidad de las relaciones
familiares como padre o madre, hermano y hermana, hijo o hija, marido, esposa,
o yerno o nuera.
Lidia
Falcón, veterana líder feminista e izquierdista, fue expulsada de IU por su
oposición a la ofensiva trans
En
España, el gobierno pretende, en este caso liderado por el partido Podemos,
aprobar una ley trans que permitirá cambiar de sexo sin
ningún tipo de informe y hormonar a menores de edad. Esto está provocando una guerra, aún incipiente,
entre feministas clásicas y activistas LGTBI, de momento con la victoria de
estos últimos. Lidia Falcón,
veterana líder del Partido Feminista, ya ha sido víctima del rodillo trans, y ahora
en redes sociales la también escritora feminista Lucía
Etxeberría está siguiendo el mismo camino.
Kimberly
Ells recuerda en Mercatornet
lo que ya decía en la década de 1970 Shulamith Firestone: “Se ha hecho
necesario liberar a la humanidad de la tiranía de la biología” y “eliminar la
distinción de sexo en sí misma (de modo que) las diferencias genitales entre
los seres humanos ya no importen culturalmente”.
De este
modo, la esencia de este mensaje que las manifestaciones masculinas y femeninas
del cuerpo humano ya no deben ser reconocidas legalmente ni valoradas
culturalmente. De hecho, durante las últimas décadas (especialmente esta
última) se ha estado recorriendo este camino y ahora cada vez está más cerca el
objetivo: una sociedad sin género.
La
difamación del lenguaje que mantiene el género masculino y femenino en entornos
públicos es un salto significativo hacia “liberar a
la humanidad de la tiranía de su biología” y deshacer el significado del
sexo biológico.
Ells
señala igualmente que Firestone hizo una predicción asombrosa. Declaró con
júbilo que cuando la biología fuera sometida y la "transexualidad"
se convirtiera en la norma legal y cultural, "el vínculo
de sangre de la madre con el hijo eventualmente se rompería" y seguiría la triunfal "desaparición
de la maternidad". Y ella tenía razón. Los movimientos legales que
rodean al movimiento transgénero están preparando el escenario para la
marginación legal de madres, padres y familias por la fuerza de la ley.
De este
modo, cuando las mujeres desaparecen legalmente también lo
hacen las madres porque “madre” es una designación específica de sexo.
Lo mismo ocurre con los padres. Si no hay dos sexos específicos y perceptibles
que puedan ser reconocidos definitivamente por la ley, entonces se vuelve
difícil definir o defender a las madres y los padres, junto con sus derechos
parentales, todo ello en términos legales.
Y aquí se
llega a otro punto fundamental. Si todo lo anterior se cumple, la pertenencia de los hijos a sus padres se cuestiona
cada vez más, y ahí
puede entrar el Estado para “custodiar” a
esos menores quitando en la práctica a los padres la patria potestad.
Profundizando
un poco más: cuando los lazos de los padres con sus hijos se oscurecen o
debilitan se crea un entorno propicio para la intervención del
gobierno y la revolución socialista-comunista. Por
eso, el Manifiesto Comunista de Marx pedía abiertamente la "abolición de la familia".
"Destronar a la familia crea un vacío que puede y
debe llenarse, aunque es imposible llenarlo adecuadamente. Si queremos evitar
la destrucción de la familia y la dominación del estado que necesariamente
sigue debemos resistir los esfuerzos para 'eliminar' el
sexo biológico, explica Kimberly
Ells, autora de varios libros profamilia y asesora de políticas de Family Watch
International.
Este
proceso de la abolición del sexo masculino y femenino se está acelerando en los
últimos años, hasta llegar a una velocidad vertiginosa. La política no podría
en sí misma producir estos cambios sin el bombardeo constante en
el ámbito de la cultura y el entretenimiento. Series, películas, influencers,
redes sociales y numerosos
grupos subvencionados se encargan de allanar el camino sobre todo a los más
vulnerables: los menores.
Ells
insiste en que esta rebelión contra la anatomía no solo es trágica para los
individuos que libran la guerra contra sus propios cuerpos, sino que también
socava la unión inherente entre lo masculino y lo femenino que impulsa,
equilibra e impulsa el mundo. Lo que comenzó disfrazándose como una
reivindicación de una minoría sufriente resulta ser un edicto para la
eliminación de la distinción sexual en sí misma, que a su vez erosiona a la
familia, la cuna esencial de la humanidad. Y el lenguaje es un frente de batalla fundamental.
ReL
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