Nos
mienten. En todo y cada día. Sin disimulo, sin medias tintas, con todo el
cinismo del mundo.
¿Cuántas veces
no hemos escuchado a nuestros gobernantes, especialmente a los que se
autodenominan de gobiernos “progresistas”, hablarnos de atención a los débiles, apuesta
por los más desfavorecidos, ayuda a las personas más vulnerables,
compromiso con los desheredados…?
Mentira. Mentira y más
mentira. Al final es lo de siempre, disfrazado de bonhomía y solidaridad,
arriba parias de la tierra.
¿Hay
alguien más débil y sin recursos que un niño en el vientre de su madre? ¿Alguien lo
protege? Abierta la
veda. ¿Y más vulnerable que un anciano? En estos días de grave crisis sanitaria nos
llegan noticias desde diversos lugares que nos hablan de los protocolos para la
atención a ancianos.
Lo
de Cataluña, especialmente dramático. Consideran que ha de
priorizarse los años de vida, estado funcional y problemas crónicos para la
intubación de pacientes. El documento que ha remitido la Generalitat de
Cataluña a ciertos hospitales y al personal del SEM recomienda que no se
intube a aquellas personas que superen los 80 años. En
estos casos, se requiere que el tratamiento se haga con mascarillas de oxígeno.
En caso de que el paciente no mejore, se podría utilizar la morfina para
combatir la carencia de aire. Esta recomendación también se extiende
a personas de 75 años, exceptuando los casos que no padezcan un problema
crónico previo.
Es triste. Una generación que
nos sacó de la carestía de la postguerra, que han trabajado como leones y
cotizado toda una vida. Ya lo ven. Cataluña y otras zonas de España. Mucho
hablar de débiles y apoyo a los más necesitados, pero si tienes una cierta edad
y problemas de salud, lo normal en un anciano, mejor te mueres. El protocolo
llega a afirmar que “si no mejoran después de 15
minutos, se puede considerar tratamiento de confort (mórfico) para paliar la
sensación de dipnea”. Facilito.
Llega el anciano al hospital, se le pone una mascarilla con oxígeno y si en
quince minutos no mejora, sedación y se acabó. Pero estamos con los débiles.
No
hace falta ley de eutanasia. Basta modificar los protocolos médicos. Entiendo que estén
desbordados en este momento. Entiendo que todo se va de las manos. Pero es
terrorífico.
Me
resulta impactante que se clasifique a las personas en útiles e inútiles, que
se juzgue la validez de una vida por años o condiciones físicas. Hay protocolos de otros
lugares que desaconsejan UCIS para ancianos con demencia, y supongo que para
personas con discapacidad intelectual. ¿No se había
muerto Hitler? ¿Ha vuelto el doctor Mengele? ¿Qué entendemos por calidad de
vida? ¿Las personas con cuerpos “danone” tienen preferencias por su físico?
Entiendo que en estos momentos
de crisis total los sanitarios tengan que ver cómo actuar. Pero entiendan
también que hay cosas que me hacen, nos hacen, temblar.
Quince millones a las
televisiones. El Gobierno ha aprobado la
concesión de una ayuda «excepcional» por la crisis del coronavirus a
las televisiones privadas de 15 millones de euros. Pobre gente. Entiendo que el gobierno
apuesta por los más débiles. Y me callo.
Jorge González
Guadalix
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