Un hijo con síndrome
de Down no puede ser más que una bendición.
Por: Nory Camargo | Fuente: catholic-link
¿Síndrome de Down? Tal vez
esto es lo último en lo que piensa una madre cuando la prueba de embarazo sale
positiva. Incluso, cuando le entregan a su hijo recién
nacido en brazos. Y aunque las reacciones y opiniones frente al tema sean
bastante amplias, está claro que el corazón de una madre no conoce
distinciones.
El video que les comparto a continuación ha sido
producido por la marca de pañales Babysec de Chile. Nace como una campaña para
demostrar que para que la inclusión sea real, hay que actuar. El video nos da
un hermoso mensaje de lo que significa el amor para aquellos que se convierten
en padres.
COMO
NO AMAR AL SER QUE HA CRECIDO EN MIS ENTRAÑAS
Vamos a dejar de lado todo el tema del aborto y
las mil y un razones por las que algunos dirían que frente a este tipo de
noticia, un aborto es la «solución al problema». Nos centraremos en el
conmovedor testimonio de estos padres, que con lágrimas en los ojos hablan de
la inclusión. De lo importante que es actuar en vez de hablar, y
dejar que las palabras se las lleve el viento.
¿Qué padre quiere ver a sus
hijos sufrir?, ¿a qué madre no le partería el corazón que su hijo fuera
rechazado? Que no tuviera amigos o que sea el foco de
murmullos y miradas, no de admiración, sino de esa curiosidad e indiscreción
que es capaz de lastimarnos hasta lo más profundo.
El amor de una madre o un padre,
no se compara con nada. Aunque
lamentablemente hayan muchos casos en que alguno de los padres rechace la
condición de su hijo, podríamos decir que la gran mayoría, ama y apoya a ese
hijo desde el primer instante en que llega a sus vidas.
LA
FORMA DEL AMOR
Me gusta pensar en que el amor es ciego. No me
refiero a ese amor ciego del que nos tildan como causa para aceptar el
maltrato, el irrespeto o la violencia en una relación. Sino ese amor que
proviene de Dios, el amor que no viene dosificado, ni digno solo para unos
cuantos. Me gusta pensar que el amor no conoce raza, ni estrato, ni color, ni
condición, es para todos, sin importar de dónde vengamos o quiénes seamos.
¿Por qué no sería digno del
mismo amor un niño con síndrome de Down?, ¿por qué pensamos que merecen menos o
que sus padres deben sentir pena? Al contrario, estos padres conocen un amor aún
más grande, un amor con un cromosoma extra que lo cambia todo. Que lleva este
concepto a otro nivel.
LA
TRANSFORMACIÓN DEL CORAZÓN
Los hijos, vienen con esa
increíble y maravillosa capacidad de sacar de nosotros, lo mejor. Convertirnos en padres nos demuestra que somos
mucho más fuertes de lo que pensábamos. Aprendemos a combatir nuestros más
grandes miedos e inseguridades. Porque el amor que ese hijo nos brinda, es tan inmenso,
que es capaz de hacernos descubrir cualidades o fortalezas que jamás creímos
poseer en nuestro interior.
La oscuridad ya no nos da miedo, los monstruos
debajo de la cama ahora son cuento chino, las heridas y caídas se pueden curar
con un buen beso o un abrazo, y las lágrimas se pueden cambiar por carcajadas
en un abrir y cerrar de ojos. Un hijo con síndrome de Down no
puede ser más que una bendición, igual a la que Dios le otorga a los millones
de padres y madres que le dan el sí a la vida.
Es verdad que para los padres que tienen un hijo
con síndrome de Down la vida no es tan sencilla. Para nadie la es, pero para
ellos, todo se complica un poco más. Porque vivimos en un mundo que señala con
el dedo, uno en el que hace mucha falta ser compasivo. El problema no es
de los padres, ni de los niños, el problema es nuestro, al no luchar por la
inclusión y hacerle ver a estos pequeños y sus papás, que tienen derecho al
mismo trato.
Si eres padre o madre de un niño con síndrome de
Down hoy me gustaría darte las gracias, no solo por traer a tu hijo al mundo,
sino por amar a ese ser con todas las fuerzas de tu corazón. Por luchar por su
felicidad y por limpiarte las lágrimas y seguir adelante aún cuando otros te
han lastimado con sus comentarios.
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