“Un corazón grande se llena con poco”. Antonio Porchia (1886-1968)
Escritor argentino de origen italiano
Leslie Kiegel es
un líder cristiano en Sri Lanka. Ha estimulado la plantación de más de
mil iglesias en una cultura predominantemente musulmana. Un hombre a quien
conozco personalmente y que transmite el carácter de Cristo. Su
ministerio ha impactado muchas personas ya que al proclamar el mensaje de
Cristo en esa cultura, el mensaje va seguido de señales y milagros. En un
devocional que él compartió en un equipo de trabajo donde estábamos 8 personas,
nos relató una experiencia vivida una mañana con una de sus hijas de
escasamente 7 años de edad.
Leslie estaba leyendo la
Biblia y orando sentado en una poltrona en la sala de su casa mientras tomaba
una taza de té. Su hijita entró a la sala de su casa donde él estaba y
corriendo llegó y lo abrazó con la ternura de una niña confiada en el amor de
su padre. Leslie la besó y le dijo que la amaba y la niña colocó su infantil
carita en el pecho de su padre y en unos segundos retiro asombrada su cara del
pecho y le preguntó a su padre. ¿Papá que es lo que
suena en tu pecho como un tambor?
Leslie, le contestó, es el corazón. Ella peguntó: ¿Qué
es el corazón?, y su padre le explicó en forma sencilla que era una bomba puesta por Dios para impulsar la sangre a
través de su cuerpo.
Ella preguntó… ¿Y yo también tengo uno? Sí, todos tenemos uno. La niña volvió a colocar
su cabeza en el pecho de su padre para seguir oyendo.
“El corazón es un niño: espera lo que desea”. Proverbio ruso
En ese momento, Leslie dice,
que él meditó sobre ese hecho y se sintió a examinar cuando fue la última
vez que había él escuchado el corazón de Dios.
Muchas veces, atribulados,
angustiados o con muchos planes en nuestra mente se nos olvida poner nuestro
cabeza en el pecho de Dios para escuchar los latidos de su corazón.
LA MEJOR PARTE.
La mejor parte de la vida es
aprender a escuchar las pulsaciones del corazón de Dios.
“Aconteció que
yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su
casa.
Esta tenía una
hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su
palabra.
Pero Marta se
preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado
que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
“Pero sólo una
cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será
quitada”. Lucas
10:38-42
La Biblia habla de dos
mujeres. Las dos eran hermanas, pero una, Martha estaba muy ocupada con sus
presiones diarias y María su hermana escogió escuchar los latidos del corazón
de Dios y por ello, Jesús dijo que ella había escogido la mejor parte y no le
sería quitada.
En medio de las presiones
diarias de la vida y las angustias permanente y las demandas de nuestra
existencia necesitamos aprender de María para colocar nuestra cabeza en el
pecho de Dios a través de la oración, la meditación y el silencio para captar
las pulsaciones de su corazón y allí en la quietud del alma entender que
en su amor profundo y tierno, Dios nos pide tres cosas… Recordar… Reconocer y Probar.
RECUERDE
“Cuando bebas agua, recuerda la fuente” Proverbio chino
“Cuando bebas agua, recuerda la fuente” Proverbio chino
¿No has sabido,
no has oído que el Dios eterno es el Señor, el cual creó los confines de la
tierra? No desfallece ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay
quien lo alcance. Isaías 40: 28
Él es Dios, es Señor, Creador,
nunca se cansa ni desfallece y su entendimiento trasciende las circunstancias.
Cuando nos angustiamos, nos desvelamos y nos preocupamos estamos olvidando que
Dios sigue en control de todo. Nosotros no tenemos el control sino de una
mínima parte de nuestra vida. Lo que nosotros no podemos controlar, Dios si
puede controlarlo. Fue Él quien controló la tempestad en el mar cuando los
discípulos en la embarcación creían que morirían mientras Jesús dormía en la
barca. ÉL se levantó y gritó a la tempestad… “Calla…
Enmudece” y la naturaleza le obedeció.
Si hoy escuchamos los latidos
de su corazón… desde su corazón él nos dirá, “Me
levantaré y reprenderé la tempestad interna de tu mente, tu alma y tus
emociones y les diré… Calla… Enmudece” pero Recuerda que sigo teniendo
el control del universo y tú eres muy importante en este universo.
RECONOZCA
“El hombre, por lo común, sólo sabe reconocer su felicidad en la medida de la desgracia que ha experimentado”. Muslih-Ud-Din Saadi (1184-1291) Poeta persa.
“El hombre, por lo común, sólo sabe reconocer su felicidad en la medida de la desgracia que ha experimentado”. Muslih-Ud-Din Saadi (1184-1291) Poeta persa.
Cuando recuerdes quién es Dios
entonces reconocerás que: “Él da esfuerzo al
cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”. Isaiás
40:29
Sí, estás cansado o cansada y
abatido por las múltiples dificultades que han soplado como vientos
inmisericordes, pero necesitas recordar que los recursos divinos son más
abundantes que las demandas de la vida. Cuando ya sentimos que no hay
nada de fuerza nos levanta y el poder de su presencia nos revitaliza.
Pero, ¿dónde encuentro esa fuerza? Escuchando
los latidos del corazón de Dios.
PRUEBE.
“La naturaleza tiene perfecciones para demostrar
que es imagen de Dios e imperfecciones para probar que sólo es una imagen”. Blaise Pascal (1623-1662)
Científico, filósofo y escritor francés.
Cuando recuerdes y reconozcas
entonces probarás y la prueba será irrefutable de que sus promesas son reales.
“Los muchachos
se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; más los que esperan en el
Señor tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas como las águilas correrán y no se
cansarán, caminarán y no se fatigarán”. Isaías 40:30,31
Renovación, vitalidad, fuerza,
entusiasmo, una paz que va más allá de nuestro entendimiento y un fuego interno
nos levantará en un vuelo raudo, impresionante como el águila. El águila es
conocida como el Rey de los aires, capaz de elevarse por encima de las
tormentas para planear con majestuosidad, seguridad y belleza. Cada vez
que veo un águila volar me recuerda esta promesa. Las barreras se caen,
los obstáculos se minimizan y la fe crece con belleza y entusiasmo.
¿Cuándo fue la
última vez que escuchaste los latidos del corazón de Dios?
¿No te has
encontrado con él a solas por estar llorando tus soledades en la noche de tu
vida?
¿Por qué no
pruebas ahora mismo?
Cuando coloques tu cabeza en
el pecho del Maestro te sorprenderás de oír sus latidos del corazón que te
dice… Recuerda... Reconoce y Prueba. Y entonces
dirás como la hija de Leslie… ¿”Yo también tengo
uno”? Y Dios te dirá…Tú también tienes
corazón… porque yo te lo dí para que se enlace con el mío.
Dr. Serafín
Contreras Galeano.
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