El
Papa Francisco lo ha dispuesto así para el mes de octubre de 2018. También
junto con el Sub Tuum Praesidium.
Y esperamos que siga. La Oración de San Miguel se decía después de la misa.
Hasta que las reformas del Concilio Vaticano II cambiaron la liturgia. La
oración fue instituida por el Papa León XIII, después de haber recibido una
visión. Un debate entre Nuestro Señor y Satanás, durante el cual a Satanás le
fue otorgado poder y autoridad por 100 años.
León XIII escribió la oración y ordenó que se
dijera en la conclusión de la misa. Lo que se hizo hasta la década de 1960.
LA
HISTORIA DE ESTA ORACIÓN
En Octubre 13, 1884, el Papa León XIII, experimentó una visión horrible.
La versión
más ampliamente difundida de los hechos detrás de la profecía del Papa León XIII es la siguiente: El 13 de octubre de 1884,
después que el Papa León XIII había terminado de celebrar la Santa Misa en la Capilla del Vaticano, acompañado de unos pocos
cardenales y miembros del personal del Vaticano, de repente se detuvo al pie
del altar. Se quedó allí durante unos
10 minutos, como si estuviera en trance, con el rostro ceniciento y blanco. Entonces, va de
la capilla a su oficina, y compuso la oración a San Miguel, con las
instrucciones que se dijera después de las misas en todo el mundo.
Cuando se le preguntó lo que había sucedido, lo
explicó. Cuando estaba a punto de dejar el altar, de repente escuchó voces, dos
voces, una suave y la otra gutural y áspera. Parecían venir de cerca del
tabernáculo. Mientras escuchaba, oyó la
siguiente conversación.
La voz gutural, la voz de satanás con su orgullo,
jactándose a Nuestro Señor:
“Yo puedo destruir tu Iglesia”
La
suave voz de Nuestro Señor:
“¿Tu
puedes? Entonces sigue adelante y hazlo”.
Satanás:
“Para ello, necesito más tiempo y más
poder”.
Nuestro
Señor: “¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto poder?”
Satanás:
“75 años a 100, y un mayor poder sobre
aquellos que se entregan a mi servicio”.
Nuestro
Señor: “Tú tienes el tiempo, tú tendrás
el poder. Has con ellos lo que quieras”.
La primera versión de esta historia apareció en la prensa en 1934, en un diario alemán del
domingo. La forma en que se relató la profecía sugiere que originalmente circuló en forma oral,
posiblemente entre el personal del Vaticano y la jerarquía. Como tal, es
imposible rastrear una fuente original documentada. Sin embargo, podemos
encontrar testimonios de testigos presenciales de los hechos detrás de la
institución de la oración Leonina, citada en el diario romano Efemérides
Liturgicae V. LXIX, pp 54-60. En un artículo publicado en 1947, el Padre Domenico Pechenino, un
sacerdote que trabajaba en el Vaticano durante la época de León XIII, ofrece un
relato de primera mano de estos eventos:
No
recuerdo el año exacto.
Una
mañana, el gran Papa León XIII había celebrado una misa y, como de costumbre, estaba asistiendo a una misa de acción de
gracias.
De
repente, lo vi levantar la cabeza y
mirar a algo por encima de la cabeza del celebrante.
Él
estaba mirando sin moverse, sin pestañear.
Su expresión era de horror y asombro, el color y la
expresión de su rostro cambiaba rápidamente.
Algo
inusual y grave estaba ocurriendo en él.
Por
último, cuando recobró sus sentidos, suave pero firme tocó su mano y se puso de
pie.
Se dirigió a su oficina privada.
Su
séquito lo siguió con ansiedad y solícito, susurrando: “Santo Padre, ¿no se
siente bien? ¿Necesita algo?”.
Él
respondió: “Nada, nada”.
Una media hora más tarde, llamó al Secretario de la
Congregación de Ritos y, dándole una hoja de papel. Pidió que se imprimiera y
se enviara a todos los Ordinarios de todo el mundo.
¿Qué era ese papel?
Era la oración que recitamos con el pueblo al final
de cada Misa.
Es
la súplica a María y la petición apasionada al Príncipe de la Milicia
Celestial, (San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla…) rogando a Dios que
envíe de vuelta al infierno a satanás”.
SOBRE
LOS 100 AÑOS DE SATANAS
Kevin Symonds, un advocatus diaboli y crítico de Medjugorje, cuya investigación
llevó estos hallazgos a la luz, cree que lo que cuenta el P. Pechenino de estos
eventos (que carece del elemento de los 100 años de la profecía), sugiere que el componente profético de esta
historia es un elemento decorativo agregado más tarde. Symonds pone de
relieve un artículo escrito por el cardenal
Giovanni Nasalli Rocca di Corneliano. Quien afirma que el Papa León tuvo
una visión de los demonios que convergen en la ciudad de Roma durante esta
visión. Symonds cree que este aspecto visionario fue el único contenido
del mensaje dado al Papa en esta ocasión. Pero mientras el testimonio del P.
Pechenino no detalla lo que el Papa León vio o escuchó en su visión, el hecho
de que fue escrito trece años después de la versión original, de que esta
primera profecía apareciera en la prensa, sugiere que el P. Pechenino supone que los lectores ya son conscientes de los
contenidos de la profecía, y está escribiendo para confirmar lo que él
vio ese día. La razón por la que deja
sin mención el elemento 100 años de esta visión, parece deberse al hecho
de que él no sabía el contenido de la visión, hasta que después de estos
acontecimientos hubieron pasado, y que está relatando sus experiencias como
ellas pasaron. Así que el relato anterior parece ser una confirmación de
primera mano que la profecía es de hecho verdadera. Si comparamos los dos
textos más arriba, podemos ver que el testimonio de don Pechenino coincide casi
exactamente con la versión original de la historia detrás de la profecía. A juzgar por los dos relatos anteriores, el
Papa sin duda vio algo en esta visión, tuvo una audición, así
como un mensaje divino que le inspiró escribir la oración de San Miguel. El
hecho de que el Papa compusiera la oración a San Miguel encaja bien con la
profecía de 100 años. Como se describe en Apocalipsis 12, San Miguel es el vencedor del demonio, que
arroja a la serpiente antigua de la corte celestial en el final de los tiempos.
El Papa León debe de haber invocado el nombre de
Miguel, para solicitar su asistencia al final de este período de 100 años. Cuando
la presencia de satanás en la sala de corte celestial ya no se tolerara más.
La profecía implica que San Miguel echaría a
satanás del cielo al final de los 100 años.
Restringiendo su existencia al reino terrenal – como está profetizado en Apocalipsis 12.
Restringiendo su existencia al reino terrenal – como está profetizado en Apocalipsis 12.
¿DESDE
CUANDO SE CUENTAN LOS 100 ANOS?
Pero ¿a partir de cuándo debe este período de 100 años ser
calculado? La mayoría de los
intérpretes piensan que los 100 años se refieren al siglo XX, y algunas
versiones posteriores de esta profecía adoptan explícitamente este punto de
vista.
Mientras que la versión original no menciona
específicamente un punto de partida, sólo hay dos opciones reales. Ya sea el
año en que se recibió la primera visión (que según el primer relato sería en
1884). O el cambio de siglo.
Parece que la última posición es la más probable,
ya que en lo que él mismo describió como el mayor acto de su pontificado, el
Papa León consagró el mundo al Sagrado Corazón de Jesús el 11 de junio de 1899.
Según lo solicitado por la Beata María del Divino Corazón. Como se trataba,
obviamente, de una fecha de suma importancia para el pontífice, y fue en un
punto de inflexión significativo (el final del siglo), sería lógico suponer que
este punto fue el comienzo de los 100 años asignados a satanás.
CÓMO
COMPUSO LA ORACIÓN
León XIII
pudo comprender que si el demonio no lograba cumplir su propósito en el tiempo
permitido, sufriría una derrota humillante. Vio a San Miguel Arcángel aparecer y lanzar a Satanás con sus legiones en
el abismo del infierno. Recordemos que después de media hora, León XIII
llamó al Secretario para la Congregación de Ritos, le entrego una hoja de
papel. Y le ordeno que la enviara a
todos los obispos del mundo indicando que bajo mandato tenía que ser recitada
después de cada misa, la oración que ahí él había escrito.
En la primera oleada de cambios del post-Vaticano
II – en lo que se conoce como la Prima Instructio – esta
invocación magnífica y potente en que se pide que el arcángel arroje del cielo
a Lucifer, fue retirada de la Misa, junto con una lectura de un último
Evangelio.
Fue en 1964
que la nueva norma se aprobó, y en
1968 fue autorizada la nueva liturgia, menos la oración.
En la misma ventana cronológica de la eliminación
de la oración de a San Miguel, se levantó la primera Iglesia de satanás
(1966) en los EE.UU. y la Biblia satánica tres años más tarde.
Desde ese momento, ¿qué hemos visto? Sacerdotes que han abandonado
el sacerdocio. Bancos que quedaron vacíos en los templos. Y el escándalo,
especialmente el sexual por parte de sacerdotes. Toda la sociedad, el
cristianismo y en particular el segmento católico, se ha convertido en
el foco de desdén en una cultura que se abrió a las legiones infernales. La eliminación de la oración – junto con
la minimización casi total del exorcismo – permite el influjo de mal.
En 1972, hablando a raíz del Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI dijo que “el
humo de Satanás ha entrado por alguna fisura en el templo de Dios.”
Nuestros jóvenes
desviados. Los sacerdotes fueron marginados. Incluso hay canciones
dedicadas al diablo sonando en las radios. La televisión sustituyó a la
religión. Sexo libre. Drogas. Aborto. Promoción del matrimonio
homosexual. En lugar de oración pública
ahora hay blasfemia pública. Antes de la década de 1900, el cardenal suizo Gaspard Mermillod fue
citado diciendo: “Cuando la base misma de la
sociedad es sacudida como consecuencia de haber negado los derechos de Dios, debemos revivir la veneración de San Miguel
y con él alzar el grito victorioso: “¿Quién es como Dios? ‘”
Del mismo
modo, San Francisco de Sales
escribió: “La veneración a San Miguel es el mejor remedio contra el desprecio
de los derechos de Dios, contra la insubordinación, el
escepticismo, y la infidelidad”
En 1994, el Papa Juan Pablo II volvió a instar a los fieles a seguir
recitando la oración específicamente para la Iglesia cuando dijo: “Aunque esta oración ya no es recitada al final de la
misa, les pido a todos que no olviden
de recitarla para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de las
tinieblas y contra el espíritu de este mundo”.
Más
recientemente, el padre Gabriel Amorth,
exorcista de Roma, dijo que: “Creo que fue un error haber eliminado, sin un
sustituto adecuado, la oración a San Miguel Arcángel que se solía
recitar después de cada misa“.
El obispo de Peoria, EE.UU., Daniel R.
Jenky, reinstauró en su momento en todos los templos de la diócesis la oración
a San Miguel Arcángel. Era también una oración “de guerra”
que se usaba en EEUU durante la Guerra Fría para pedir por los
cristianos perseguidos tras la Cortina de Hierro: “…Pido
que cada parroquia, escuela, hospital, Centro Newman y casa religiosa de la
diócesis inserte la Oración a San Miguel Arcángel entre las intercesiones generales del domingo, justo antes de su oración
conclusiva”.
El mal no puede estar en presencia de san Miguel Arcángel y la
situación es cada vez más grave en todo el mundo.
Por eso pedimos que luego de cada misa se rece la
oración a San Miguel que antes se recitaba, y también que se recite
privadamente en cada hogar una vez al día.
ORACIÓN
A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé
nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios,
pedimos suplicantes, y tú, Oh Príncipe de la milicia celestial, arroja al
infierno con el divino poder a satanás, y a todos los espíritus malignos que
andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amen.
En realidad
la oración a San Miguel Arcángel estaba dentro de lo que se llaman oraciones
Leoninas que eran de suma eficacia.
EL
EJEMPLO DE LA EFICACIA DE LA ORACIÓN COLECTIVA CON LAS ORACIONES LEONINAS
De acuerdo
con el Misal Romano: “Estas oraciones
fueron introducidas por el Papa León XIII para obtener una solución aceptable
para las relaciones del Vaticano con el Estado italiano después de la toma de
los estados papales”. Este fue el período en el que el papa estaba
prisionero en el Vaticano en protesta por la apropiación de tierras por el nuevo Estado-Nación
italiano que habían pertenecido a la Iglesia durante siglos. Finalmente las oraciones dieron su fruto y
así nació el Estado Vaticano coexistiendo con el Estado de Italia, el
que llegó a existir como país unificado sólo en la segunda mitad del siglo XIX.
Sin embargo, como el 1962 Misal Romano continúa diciéndonos: “Después de su resolución a través del Tratado de 1929
[entre el cardenal Pietro Gaspari y Benito Mussolini], el Papa Pío XI pidió que estas oraciones se dijeran para la conversión de
Rusia”. En pocas palabras, pensó que si algo parece estar funcionando con la oración, ¿por
qué parar?
De hecho, junto con las advertencias de la Virgen
de Fátima de hacer las oraciones por la conversión y consagración de Rusia, las
oraciones leoninas después de la misa, tenían literalmente cientos de millones
de personas orando por la misma causa.
Y funcionó otra vez, porque “el Imperio del Mal” se
desintegró, la libertad religiosa se volvió a introducir en el país ex
comunista, y Rusia es la única potencia mundial que hoy podría llamarse
cristiana, lo que equivale a nada menos a un milagro.
Hoy estamos
en una situación especial. Hay momentos
en que nuestras oraciones parecen quedar sin respuesta. Las novenas, los
ayunos, las devociones, se mantienen como un reloj suizo, y todo aparentemente
sin ningún efecto (o al menos no el que esperamos). Lo que hace acordar a las
épocas de sequedad espiritual o abandono que el gran carmelita Doctor de la
Iglesia, San Juan de la Cruz, trató como “La noche
oscura del alma”. Y luego hay
momentos históricos en los que no sólo se da respuesta a las oraciones, sino
que se hace de una manera milagrosa. Tal vez el mejor y más obvio
ejemplo de esto es la derrota de la flota otomana por una flota cristiana en
inferioridad numérica en la batalla naval de Lepanto. La victoria se atribuye al rezar en continuo el Rosario a pedido del Papa
San Pío V.
Como más recientemente, las oraciones leoninas al
final de la misa provocaron la creación del Estado del Vaticano y el fin de la
Unión Soviética. Por lo que no es difícil imaginar que, si se reintroducen
estas mismas oraciones a María, San Miguel y el Sagrado Corazón de Jesús, se
podría poner fin a la masacre de los cristianos en Oriente Medio y la creciente
persecución en Occidente.
¿Qué te parece? ¿Qué opinas?
ORACIONES
LEONINAS
Para los que
todavía asisten a la misa en latín según
la tradición tridentina, estas oraciones no han sido abrogadas. Y siguen
siendo hermosas en su sencillez. Inmediatamente después del último Evangelio
(que es casi siempre el comienzo del Evangelio según San Juan), el cura y sus
monaguillos se arrodillan ante el tabernáculo y dicen en voz alta con la
congregación tres Avemarías en la
lengua vernácula, y luego la ‘Salve’. El
sacerdote entonces añade una breve oración antes de invocar la oración a San
Miguel Arcángel, unido a los fieles. Por último, se repite “Sagrado Corazón de Jesús” tres veces con el
sacerdote y el pueblo golpeándose el pecho. Esta última oración fue una adición
posterior por el Papa San Pío X. Sin
embargo, todavía hay casos en los que estas oraciones se dicen incluso después
de la misa del Novus Ordo en algunas parroquias y por algunos
sacerdotes. A veces cambiando sólo los tres Ave Marías por un canto a la Virgen
María y jaculatorias, aunque en raros casos se recita la oración a San Miguel
Arcángel.
Estas
son las oraciones:
Dios te salve María llena eres de gracia el Señor
es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de
tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (3 veces) Dios te salve, Reina y
Madre de misericordia: vida, y dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A Ti
llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en
este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros tus
ojos misericordiosos y, después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito
de tu vientre. ¡Oh Clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh Dulce Virgen María! Amen. Ruega
por nosotros Santa Madre de Dios, Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de Nuestro Señor Jesucristo. Oremos: Oh Dios, refugio y fortaleza nuestra, mira
propicio al pueblo que clama a Ti: y, por intercesión de la gloriosa e
Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y del Bienaventurado San José, su
esposo, y de tus Santos apóstoles Pedro y Pablo, y de todos los santos, escucha
misericordioso y benigno las preces que te dirigimos por la conversión de los
pecadores y por la libertad y exaltación de nuestra Santa Madre la Iglesia. Por
el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé
nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del demonio. Reprímalo,
Dios, pedimos suplicantes y tú, oh Príncipe de las milicias celestiales, arroja
al infierno, con el divino poder, a Satanás, y a todos los espíritus malignos,
que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén. Sagrado
Corazón de Jesús Ten piedad de nosotros (o en ti confío). (3 veces)
Fuentes:
- http://unveilingtheapocalypse.blogspot.com.uy/2013/05/prophecy-of-pope-leo-xiii-update.html
- http://www.michaeljournal.org/visionleo.asp
- http://www.spiritdaily.net/Removal%20of%20St%20Michael%20Prayer.htm
- http://www.traditioninaction.org/religious/b009rpMichael.htm
- https://forosdelavirgen.org/23741/oraciones-de-leon-xiii-a-san-miguel-arcangel-por-la-iglesia/
- https://forosdelavirgen.org/59053/exorcismo-completo-de-leon-xiii-contra-satanas-2014-03-06/
Sergio Fernández
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