lunes, 7 de julio de 2008

EL ELEFANTE QUE PERDIÓ UN OJO


Un elefante se encontraba al borde de un arroyo. El agua pasaba, clara y cristalina y tuvo deseos de beber.
Se inclinó sobre el agua, empapó su trompa y… ¡plouf!
§ “¿Qué… qué?… pero qué es lo que… ¡¡¡aaaarrrrggggghh perdí mi ojo!!!” - gritó el elefante lleno de pánico.

Efectivamente, su ojo derecho se le había caído al fondo del arroyo. El mastodonte pretendió encontrar su precioso globo. Pero no veía nada. Entonces impaciente, agitó su trompa en todos los sentidos, pretendiendo alcanzar su ojo con la trompa en el fondo del arroyo removió tanto que el agua se volvió turbia. Cuanto más agitaba la trompa más la arena se alborotaba, haciendo así mas difícil encontrar el ojo.

Repentinamente, el elefante se puso a gritar a garganta desplegada. Furioso, levanto la cabeza y vio, sobre una roca a bordo del agua a una pequeña rana verde. Que viendo al elefante reía, y reía…
§ “¿Que encuentras tan divertido? - le dijo el elefante con rabia a la rana - ¡Perdí mi ojo y ¿eso te hace reír?!”
§ “Lo que es divertido, es ver lo que haces: ¡Calma, todo irá mejor! La rabia y el desespero no te ayudaran - la rana respondió.

El elefante, un poco avergonzado, siguió al consejo de la rana. Se calmó y dejó de agitar su trompa.

El agua se volvió a calmar y poco a poco la arena volvió a caer sobre el fondo. Y el elefante vio su ojo, intacto, lo agarró con la trompa, y lo volvió a poner en su sitio, sin olvidar agradecerle a la rana verde.

Reflexión: Muchas veces hacemos más difíciles los problemas y las dificultades, con la rabia y la desesperación. Siempre, con tu actitud, puedes hacer más fácil y grata la solución a las dificultades. Además, si ríes tendrás más ayuda, y con la serenidad tendrás una visión mas clara de tus posibilidades y tus recursos. La rabia creará tempestades y mayores dificultades.

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