lunes, 4 de febrero de 2008

ERA UNA VEZ UN GRAN VIOLINISTA LLAMADO PAGANINI

Algunos decían que él era muy extraño. Otros, que era sobrenatural.

Las notas mágicas que salían de su violín, tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perderse la oportunidad de ver su espectáculo. Cierta noche, el público de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo. La orquesta entró y fue aplaudida, el director de la orquesta fue ovacionado. Más cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró.

Paganini coloca su violín en el hombro y lo que se escucha es indescriptible. Breves y semibreves fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecen tener alas y volar con el toque de sus dedos encantados.

De repente, un sonido extraño interrumpe el solaz de la platea. Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompió. El director paró, la orquesta paró, el público paró, pero Paganini no paró. Mirando su partitura, continúa arrancando sonidos deliciosos de un violín con problemas.

El director y la orquesta exaltados, vuelven a tocar. Antes que el público se serenara, otro sonido perturbador derrumba la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. El director paró nuevamente, la orquesta paró nuevamente, Paganini no paró.

Como si nada hubiese sucedido, él olvidó las dificultades y avanzó sacando sonidos de lo imposible. El director y la orquesta, impresionados volvieron a tocar. Pero el público no podía imaginar lo que estaba por suceder. Todas las personas, atónitas exclamaron ¡OHHHH!

Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompe. El director se paralizó, la orquesta paró, la respiración del público se detuvo, pero Paganini continuó. Como si fuese un contorsionista musical, arranca todos los sonidos de la única cuerda que sobraba de su violín destruido. Ninguna nota musical fue olvidada. El director se anima, la orquesta se motiva, el público parte del silencio para la euforia, de la inercia para el delirio.

Paganini alcanza la gloria, su nombre corre a través del tiempo.
No es apenas un violinista genial,
es el símbolo del profesional que continúa frente a lo imposible.

Reflexión: Nunca la vida te romperá todas las cuerdas… ¡Cree en ti! Has todo lo que puedas, y lo que no puedas, déjaselo a Dios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que historia =)