viernes, 1 de septiembre de 2017

FASCINANTES EXPERIENCIAS CON DEMONIOS EN MISA

Hay algunos que piensan que las misas son lugares en que los demonios no están. Porque se está realizando el sacrificio cósmico del cordero. Y está toda la Iglesia, la del Cielo y la de la Tierra presente. Pero no es así, por lo menos eso es lo que se experimenta.
En los lugares más devotos está presente el demonio.
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A veces perturbando el desarrollo de los acontecimientos como en la misa.
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Y otras, atormentando a las almas que tiene para que nos usufructúen de los beneficios de la misa.
Veamos tres experiencias de hechos verídicos que me sucedieron.
 
TRES EXPERIENCIAS PERSONALES
Quizás a ustedes les hayan pasado cosas como estas.
PRIMER CASO.
Hay un señor que va a misa, de cuando en cuando, a la parroquia donde yo voy. Y aparentemente está absorto con la liturgia, canta los cantos, pone su ofrenda en la canasta, comulga, se para, arrodilla y sienta cuando debe hacerlo. O sea que sabe lo que hay que hacer en el rito y lo hace. Externamente parece todo normal.
Pero de repente en la misa se levanta con expresión mezcla de atormentado, furia, malhumor, confusión, y se va.
Unas veces lo hace en medio de la homilía, otras en medio de la consagración, o en cualquier lugar de la liturgia. Y a veces llega tarde y solamente comulga y se va inmediatamente antes de terminar la misa. O a veces llega una hora antes de la misa, aún antes de exponer el santísimo, se queda orando arrodillado, y cuando va a comenzar la misa se va como con una urgencia sobrehumana. Esta persona hace unos años hizo conmigo un seminario sobre Isaías y recuerdo que me mostraba su biblia toda subrayada para indicar los encuentros que Isaías había tenido con Ovnis. Nunca me he atrevido a preguntarle qué le pasa, por qué se comporta así en misa. Pero creo que está en una lucha interna muy fuerte. Probablemente un demonio le atormente y no le deje permanecer todo el tiempo en misa.
SEGUNDO CASO.
Hay un señor que vive en la calle y que pide limosna en la puerta de la Iglesia. Está siempre borracho. Algunas veces al punto que casi no puede caminar y otras en que puede razonar. Esta persona suele entrar al templo y quedarse en el último banco, a veces trata de habla con Dios “Soy Juan aquí estoy”. A veces canta canciones de misa o reza el padrenuestro en voz alta. No tratamos de impedirle que se quede, pero le decimos que cuando empiece la misa no se ponga a gritar, ante lo cual acepta.
Pero invariablemente se pone a gritar cuando comienza la misa y no hay más remedio que sacarlo, ante el escándalo de algunos fieles que dicen que no es cristiano hacerlo.
Hay algo actuando en él que le lleva a sabotear su presencia en misa como al otro señor que señalé.
Y EL TERCER CASO.
Tengo un amigo, aparentemente muy devoto, pero no de misa diaria sino dominical. Pero además es un amante del yoga. Puede perderse una misa, pero no una clase de yoga. Y cuando se le pregunta cómo puede ser cristiano y hacer yoga contesta que él se concentra en Jesús cuando hace yoga.  Evidentemente no comprende la diferencia entre las religiones.
Cuando comienza la misa se pone a bostezar con tal fuerza y tanta frecuencia que no puede prácticamente prestar atención a la misa.
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Y además perturba a quienes están alrededor de él.
Él interpreta que Dios lo está sanando mediante el bostezo de la “mala onda”que hay en su trabajo. Sin embargo eso pasa en todas las misas y no disminuye. ¿Tendrá relación de influencias malignas que le vienen del yoga?
Estoy seguro que cada uno de los lectores tendrá anécdotas de este tipo de caso, de influencias malignas que perturban a algunas personas dentro del templo, en misa. Sería interesante que las compartieran.
Mientras tanto te cuento una experiencia que tuvo personalmente Monseñor Pope de la Arquidiócesis de Washington.
EXPERIENCIA DE MONSEÑOR POPE EN UNA MISA
Monseñor Charles Pope escribió sobre una experiencia inusual que tuvo en misa.
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Donde una persona que estaba problematizada por un demonio, lo manifestó en la consagración, haciendo que la persona corriera fuera de la Iglesia.
Hace más de una década Mons. Pope estaba celebrando en Santa María Antigua en Washington, misa en latín (en la Forma Extraordinaria). Era una Misa Solemne. Quizás nada diferente a la mayoría de los domingos, pero algo bastante sorprendente estaba a punto de suceder. La antigua misa en latín se celebra “ad orientem” (mirando hacia el Señor). Lo que esto significa que prácticamente para el celebrante las personas están detrás de él. Era el momento de la consagración. En este momento, el sacerdote se inclina con los antebrazos sobre la mesa del altar y con la hostia entre sus dedos. Como se indica, Pope dijo las venerables palabras de la Consagración, en voz baja pero clara, Hoc est enim Corpus meum (porque esto es mi Cuerpo). Las campanas sonaron cuando hizo la genuflexión.
Y hace el relato siguiente: Detrás de mí había una alteración de algún tipo; un temblor o crujido que venía de los primeros bancos detrás de mí, a mi derecha.
Y luego un gemido o gruñidos. “¿Qué fue eso?”, me pregunté.
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En realidad no suena humano, sino más como el gruñido de un animal grande como un jabalí o un oso, junto con un gemido lastimero que también no parecía humano.
Yo elevé la hostia y otra vez me pregunté: “¿Qué fue eso?” Luego, silencio. El celebrante en la antigua misa en latín no podía darse vuelta fácilmente para mirar.
Aun así, yo pensé: “¿Qué había sido eso?” Era el momento de la consagración del cáliz. Una vez más se inclinó, pronunciando con claridad, pero en voz baja, Hic est enim calix sanguinis mei, novi et Æterni testamenti; mysterium fidei; qui pro vobis et pro multis effundetur en pecatorum remissionem. Haec quotiescumque feceritis en mei memoriam facietis (Este es el cáliz de mi sangre, sangre de la nueva y eterna alianza, misterio de la fe, que será derramada por ustedes y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Hagan esto en memoria mía).
Entonces, escuchó otro sonido, esta vez un innegable gemido y luego un chillido como si alguien gritara: “¡Déjame en paz, Jesús! ¿Por qué me torturas?”
De repente hubo un ruido de forcejeo y alguien salió corriendo y gimiendo como si hubiera sido herido.
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Las puertas traseras se abrieron y luego se cerraron.
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Luego, el silencio.
Pope relata:
No podía darme vuelta porque yo estaba con el Cáliz en lo alto por encima de mi cabeza. Pero supe en un instante que alguna pobre alma atormentada por demonios había encontrado a Cristo en la Eucaristía. Y no pudo soportar su presencia real desplegada para que todos la vean. Y se me ocurrieron las palabras de la Escritura: “…Incluso los demonios creen y tiemblan” (Santiago 2:19).
Y continuó,
Pero así como Santiago usó esas palabras para reprender la débil fe de su rebaño, yo también tenía que arrepentirme. ¿Por qué un hombre atormentado por un demonio fue más consciente de la verdadera presencia real y más asombrado que yo? Él fue conmovido en un sentido negativo y corrió. ¿Por qué no fui yo conmovido más de una manera positiva, pero comparable? ¿Y qué de los otros creyentes en los bancos? La conclusión es que no hay duda de que todos los verdaderos católicos creen intelectualmente en la verdadera presencia. Pero hay algo muy diferente y mucho más maravilloso cuando es trasladado a la profundidad de su alma. Es muy fácil para nosotros estar con sueño en presencia de lo Divino, ser olvidadizos de la Presencia milagrosa e impresionante a nuestra disposición.
Finalmente Mons. Pope deja constancia de que en ese día, hace 15 años, quedó muy claro para él que tuvo en sus manos al Señor de la Gloria, al Rey del Cielo y de la Tierra, al Justo Juez y Soberano de los Reyes de la Tierra.
Este es otro caso.
 
SÍNTOMAS QUE PODRÍAN INDICAR ATAQUE DEMONÍACO
Todas estas cosas que suceden en los templos son la continuación de cosas que suceden afuera.
Muy probablemente haya síntomas anteriores que muestran algún grado de opresión demoníaca o ataque.
Esta es una lista a tener en cuenta para vigilar que tú mismo u otra persona no estén bajo un ataque demoníaco.

  • Pensar pensamientos que no son tuyos o que vienen de otro lugar o de la nada.
  • Depresión repentina. A veces, la depresión es grave, a veces es muy sutil.
  • Pensamientos suicidas, que la vida no vale la pena vivirla o preguntarse por qué estás aquí.
  • Tener conflictos graves con tu cónyuge o amigos.
  • Sentimientos de desesperanza.
  • Sensación de que alguien o algo te está controlando. Puede que te sientas controlado todo el tiempo o sólo una parte del tiempo.
  • Sentimiento como si alguien o algo te está presionando a hacer ciertos actos.
  • Percepción de que algo te toca o te ataca.
  • Escuchar una o varias voces en tu cabeza que son negativas, persuasivas, que te mandan a hacer algo. Por ejemplo, escuchar una voz que te persuada de que un cierto amigo debe ser evitado.
  • Profundos cambios de personalidad. Por ejemplo, alguien se queda en casa todo el tiempo cuando solía ser muy sociable.
  • Sentimientos espeluznantes.
  • Un área de tu casa o de tu barrio, que se siente negativa u opresiva.
  • Fenómenos raros. Por ejemplo, sonidos que rascan algo, cosas que se caen, artículos religiosos o espirituales que se mueven o se cambian.
  • Aversión a la oración o incapacidad para orar.
  • Ser incapaz de soportar el contacto con objetos religiosos o espirituales. Por ejemplo, repentina fuerte aversión a entrar en una iglesia o templo, aversión a ser tocado por un crucifijo, y así sucesivamente.

¿PENSAMOS EN EL CIELO?


El Cielo es una alegría infinita, una paz sin miedos, un amor que será donación completa, sin egoísmos.

Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net

Vivimos en un mundo de prisas, de resultados, de competición frenética. Muchas veces caemos en el activismo, parece que existimos sólo para responder a la urgencia del momento.

Nos limitamos a considerar nuestros puntos fuertes o débiles, ese éxito profesional o esa derrota futbolística. Se suceden en nuestro corazón estados de euforia emotiva y momentos tristes y amargados... Todo pasa y todo llega como si la vida en esta tierra fuese lo único al alcance de nuestras manos, lo único por lo que vale la pena un poco de esfuerzo.

Pero no todo es fácil ni asequible. Hay momentos de dudas, de tormenta, de cansancio y de derrota. Entonces, ¿pensamos en el Cielo? ¿Recordamos cuál es la meta de la vida? Muchas veces deberíamos preguntarnos para qué vivimos, a dónde vamos, cuál es ese sueño profundo que nos viene a la cabeza ahí, cuando estamos a solas, al acostarnos, ante el espejo.

Quizá pensamos poco en el Cielo porque no sabemos lo que nos espera, porque no hemos profundizado en lo que es el amor de Dios ni en lo mucho que sueña en que un día nos encontremos, para siempre, con Él...

¿Qué es el Cielo? El Cielo es la meta última, el abrazo definitivo y eterno con quien sabemos que nos ha amado para siempre. Es llegar al lugar donde se nos conoce, se nos espera, se nos ama. Es juntarnos con ese familiar tan querido, con un compañero de trabajo que acaba de fallecer, con personas que nunca conocimos pero que también viven allí, felices, en el eterno abrazo de Dios.

El Cielo consiste en un éxtasis continuo, una alegría infinita, una paz sin miedos, un amor que será donación completa, sin egoísmos...

Deberíamos también imaginar el Cielo desde el otro lado, desde Dios. Allí llega a plenitud su querer amoroso de Padre. Recibe con alegría a cada uno de sus hijos, después de las aventuras y avatares de la vida. La alegría de Dios será la alegría de todos los salvados, la plenitud de quien se hará todo en todos, por medio de Cristo. No podemos imaginar bien lo que esa fiesta sea. "Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre ha llegado, lo que Dios tiene preparado para los que le aman" (1Co 2,9).

El Cielo. Pensemos en el Cielo. Entonces se nos hará más llevadera la cruz de cada día. Daremos sentido a nuestro trabajo y nuestro amor. Viviremos más comprometidos por la justicia y la paz. Buscaremos que otros muchos, hermanos nuestros, puedan abrir su corazón a un Dios que es Padre. Un Padre que espera, con amor infinito, la llegada de los hijos de su sueño.

5 CONSEJOS PARA COMBATIR LAS DISTRACCIONES DURANTE LA ORACIÓN


Debemos batallar y combatir las múltiples distracciones y descubrir qué es lo que nos está ayudando a mantenernos concentrados.

Por: Philip Kosloski | Fuente: PhilipKosloski.com // PildorasdeFe.net
Un día mientras viajaba con un pobre granjero, San Bernardo mantenía sus ojos hacia abajo y rezaba en silencio. El granjero estaba confundido y le preguntó al Abad porque hacía eso. San Bernardo le contestó que lo hacía para mantenerse concentrado y evitar distraerse durante la oración. El granjero le dijo muy seguro de sí mismo: “yo nunca me he distraído durante la oración”. El santo objetó: "Me cuesta creerlo". Hagamos un trato. “Si usted puede decir el padre nuestro sin distraerse ni una sola vez, Le daré esta mula en la que voy montado. Pero si no lo consigues, deberá venir conmigo y convertirte en un monje". El campesino estuvo de acuerdo y comenzó a rezar: "Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea…", luego de detenerse un momento le preguntó al Abad: "...y eso incluye la montura y la riendas?".

Sí, debemos ser honestos con nosotros mismos, sabemos lo difícil que es mantenerse enfocado durante la oración. La buena noticia es que no estamos solos, hasta los santos han luchado con estas distracciones.

Pero, ¿porque es tan difícil mantenerse concentrado durante la oración? ¿Si no podemos eliminar las distracciones, podemos al menos reducir enormemente que tan a menudo sucede?
Para responder esta pregunta, deberíamos volver a ver algunas formas en las que nuestra cultura ha contribuido a arruinar nuestra atención y luego debemos examinar algunas sugerencias de los santos, mientras vemos algunas formas prácticas en las que podemos volver a enfocarnos.

Primero aquí algunas estadísticas acerca de nuestro limitado foco de atención:
- Promedio foco de atención en 2015: 8.25 segundos
- Promedio foco de atención en 2000: 12 segundos
- El promedio foco de atención de un pez dorado: 9 segundos
- Duración promedio de visualización de un video en internet: 2.7 minutos

No se necesita un experto para comprender que las causas detrás de nuestro decrecimiento en la capacidad de mantenernos concentrados. La velocidad del Internet y el aumento de uso de los teléfonos inteligentes nos han acostumbrado a mantener comunicación y entretenimiento instantánea.

No debemos esperar para que alguien nos responda o pasar nuestras tardes hojeando las páginas de un libro dentro de una biblioteca. Incluso los paquetes son entregados a nosotros instantáneamente. Lo que solía tomar días, o meses, está todo hoy al alcance de presionar un botón.

Desafortunadamente, esto nos ha llevado a querer tener la misma experiencia cuando oramos. Queremos que Dios actúe ahora y que las respuestas a nuestras oraciones simplemente “sucedan”. Lo que pasa en realidad es que la oración no sucede fácilmente y que estamos luchando para mantenernos concentrados en Dios.

¿ENTONCES QUÉ DEBE HACER UNA PERSONA? ¿DEBEMOS RENDIRNOS?
No. Debemos luchar y mantenernos luchando en contra de las distracciones.

San Ammonas el Ermita dijo una vez.
"Es en realidad esencial para un hombre tener luchas en contra de sus pensamientos si los velos tejidos de sus pensamientos y que cubren hasta su intelecto se van a extraer para permitirle a su vez dirigir su mirada sin dificultad hacia Dios y para evitar seguir la voluntad de sus pensamientos errantes". (Soluciones Santas).

Antes de entrar a una iglesia San Francisco de Asís solía decir:
"Mundanos y frívolos pensamientos, quédense aquí en esta puerta hasta que regrese..." (Soluciones Santas).

Tal como San Bernardo y San Francisco lo sabían lo que debemos hacer es combatir las distracciones, debemos tomar medidas apropiadas para reducir las distracciones innecesarias y prevenir que nos alejen de nuestra conversación con Dios.

A continuación algunos consejos prácticos de la iglesia, los santos y la naturaleza humana que nos pueden ayudar a combatir las distracciones:

1.- EXAMINE Y DETERMINE SUS PRIORIDADES
Una de las razones por las que somos distraídos por algunas tareas que tenemos pendientes durante la oración, es porque no tenemos establecido nuestras prioridades y todo está en nuestra mente al mismo tiempo en un mismo nivel de importancia. Eso quiere decir que “Dios” y “la oración” reciben el mismo monto de atención como los proyectos del trabajo o las tareas del hogar.

“cic 2729: La dificultad habitual de la oración es la distracción. En la oración vocal, la distracción puede referirse a las palabras y al sentido de estas. La distracción, de un modo más profundo, puede referirse a Aquél al que oramos, tanto en la oración vocal (litúrgica o personal), como en la meditación y en la oración contemplativa. Dedicarse a perseguir las distracciones es caer en sus redes; basta con volver a nuestro corazón: la distracción descubre al que ora aquello a lo que su corazón está apegado. Esta humilde toma de conciencia debe empujar al orante a ofrecerse al Señor para ser purificado. El combate se decide cuando se elige a quién se desea servir (cf Mt 6,21.24).

Éste párrafo tan profundo del Catecismo nos recuerda de dos verdades importantes. La primera es resistir la tentación de combatir las distracciones durante la oración para eliminarlas. Como resultado pasamos nuestra oración enfocados en las distracciones y no en Dios.

La segunda es establecer nuestras prioridades. Si colocamos la oración por delante de todas nuestras otras tareas que tenemos, nuestra mente sabrá cuál es lo más importante y se enfocará en eso.

2.- REDUZCA EL HÁBITO DE SER “MULTI-TASKING”.
Si nos encontramos a nosotros mismos tratando de hacer múltiples actividades mientras oramos, es probable que sea un hábito nuestro de todo el tiempo. El problema con volvernos multi-tasking, es que terminamos haciendo un montón de actividades de manera pobre en lugar de hacer una de ellas de manera perfecta. Nuestra atención se diluye y nuestra mente se satura. No debería ser sorpresa que cuando nos sentamos para orar, no podemos evitar hacer más de una cosa y pensar en un millón de diferentes cosas al mismo tiempo.

En lugar de esto, deberíamos de trabajar así reducir nuestro hábito de ser multi-tasking y solo enfocarnos en una actividad al mismo tiempo.

3.- AYUNO DE TECNOLOGÍA.
Una gran forma de re-enfocar nuestra atención es hacer un ayuno de tecnología durante un día completo, o al menos medio día.

Aleja el teléfono, la computadora y la televisión y mira que sucede. Si te encuentras a ti mismo sin saber qué hacer, da una caminata afuera y disfruta de la naturaleza. Es sorprendente como el mundo y la naturaleza pueden resetear nuestra atención y nos ayudan a sentirnos mucho más enfocados.

Una práctica a considerar es ayunar de la tecnología una hora antes de la oración. Nuestra mente necesita algún descanso de toda estimulación y ayunar de la tecnología nos puede ayudar para aquietar nuestra mente para la oración.

4.- ORA DESPACIO Y CON MUCHO CUIDADO. 
Otra práctica que nos ayuda a mantenernos concentrados durante la oración es orar despacio y con cuidado. Muchas congregaciones religiosas instruyen a su comunidad para que oren la Liturgia de las Horas de esta forma. Es muy tentador orar el Padre Nuestro en 30 segundos o menos pero, ¿realmente es eso orar? Si nos enfocamos en las palabras que decimos y de manera deliberada, nuestra atención se pone en estas palabras nuestra mente estará en capacidad de mantener su atención en esta tarea de manera sostenida.

5.- INVOCA LA AYUDA DEL ESPÍRITU SANTO
Finalmente, pero no menos importante, pidamos la guía del Espíritu Santo. Dios debe ser la primera persona a la que pidamos ayuda, para evitar las distracciones. El espíritu Santo es nuestro intercesor y es El que nos enseña a orar. Justo como los apóstoles le dijeron a Jesús, “Señor enséñanos a orar”, también debemos pedir al Espíritu Santo por su ayuda.

Resumiendo…
Para concluir, vivimos en un mundo donde el promedio de foco de atención es menos del de un pez dorado y eso impacta gravemente nuestra capacidad de oración.
Debemos batallar y combatir las múltiples distracciones y descubrir qué es lo que nos está ayudando a mantenernos concentrados. Por encima de todo, debemos de llevar nuestra debilidad a Dios y pedirle su ayuda.


Artículo publicado originalmente en PhilipKosloski.com

REFRANES, FRASES Y EXPRESIONES QUE COMÚNMENTE USAMOS Y QUE VIENEN DE LA BIBLIA


Algunas expresiones populares de origen bíblico.

Por: n/a | Fuente: Catoliscopio.com
Hay refranes o dichos populares que usamos a diario sin saber su origen, y te sorprendería darte cuenta que muchos de ellos provienen de la Biblia. A continuación te presentamos algunas expresiones populares de origen bíblico:
·         “Raíz de todos los males es el amor al dinero”, 1 Timoteo (6,10).
·         “Dios salve al Rey”, 1 Samuel (10,24).
·         “No hay nada nuevo bajo el sol”, Eclesiastés (1,9).
·         “Espada de doble filo”, Proverbios (5,4).
·         “La niña de tus ojos”, Proverbios (7, 2).
·         “Blanco como la nieve’, Isaías (1, 18).
·         “Como cordero al matadero”, Isaías (53, 7)
·         “Estrecho y largo es el camino de la vida’, Mateo (7, 14).
·         “Busca y encontrarás”, Mateo (7, 7).
·         “La verdad os hará libres”, Mateo (8, 32).
·         “Nacer de nuevo”, San Juan (3, 3).
·         “Tirar la primera piedra”, San Juan (8, 7).
·         “El hijo pródigo”, San Lucas (1 5, 1 l).
·         -“Come, toma y sé feliz”, Eclesiastés (8,15).
·         “Vanidad de vanidades. ¡Todo es vanidad!”, Eclesiastés (1, 2).
·         -“Poner piedras en el camino”, Romanos (14, 13).
·         “Ver a través de un vidrio oscuro o empañado”, 1 Corintios (13, 12).
·         “En un abrir y cerrar de ojos”, 1 Corintios (15, 52).
·         “¿Dónde está, muerte, tu victoria?, ¿Dónde tu aguijón?”, 1 Corintios (15, 55).
·         “Mejor dar que recibir”, Hechos de los Apóstoles (20, 34).
·         “Poner palabras en boca de otro”, Samuel (14, 3).
·         “Poner la casa en orden”, 2 Reyes (20, 1).
·         “Un leopardo no puede cambiar sus manchas”, Jeremías (13, 23).
·         “Caer en desgracia”, Gálatas (5, 4).
·         “Maná del Cielo”, Éxodo (16,14).


Publicado originalmente en catoliscopio.com

SANACIÓN – LIMA-PERÚ – 01 DE SEPTIEMBRE 2017


REUNIÓN DE SANACIÓN DE TODOS LOS VIERNES A LAS 8 PM (SOLO LOS VIERNES)
DIRECCIÓN:
NUESTRAS REUNIONES DE SANACIÓN DE LOS VIERNES A LAS 8 PM, SE LLEVAN A CABO EN JR. CHINCHAYSUYO NRO. 219 – SAN MIGUEL – A UNA CDRA. DE LA IGLESIA SAN MIGUEL ARCANGEL EN AV. PRECURSORES.
Si tienes alguna duda sobre cómo llegar: Llama a los siguientes teléfonos antes de la 8 p.m.

Claro: 9-9718-6681 – Claro 9-4114-8188  - Fijo 310-6460
Si deseas que te visite en tu casa, usa los mismos teléfonos. Puedes llamar también a la sub-coordinadora del grupo, Srta. Ana Ticona al celular 9-9704-4417 por detalles. Gracias por tu comprensión. Las visitas serán los días domingos.
Nota: No recibo mensajes de texto a mis celulares. Colaboración si te es posible: S/ 5.00 (Niños no colaboran)
Nota: En nuestra reunión de los viernes puedes adquirir:
-Libros sobre Exorcismo a 50 soles cada uno.
-La Cruz-medalla de San Benito Abad (en metal, con oración de liberación en latín y castellano) y el Escapulario de La Virgen del Carmen bendecidos a 50 soles – (dos en uno), de madera con metal 85 soles.
A LOS SEGUIDORES DE MI BLOG
Agradezco de corazón a los “seguidores” que se han formalizado en mi blog, y a los cientos de personas que entran diariamente. ¡Invita a tus contactos a conocer mi blog, así me ayudarás a llevar La Palabra de Dios!
PEDIDOS DE ORACIÓN A TRAVÉS DE ESTE BLOG O A MIS CORREOS PERSONALES (Ver Perfil)
Nota: Por favor, no traten de entrar por medio del Messenger. Pongan el nombre completo de la persona por la que deseen que oremos.
Si deseas ser seguidor: Bajo la imagen del Señor de la Misericordia encontrarás las indicaciones.

¡Qué Dios y su Santísima Madre los bendigan!
Grupo Católico de Oración por los Enfermos “Sí Señor”

José Miguel Pajares Clausen