La vocación de Peter Adamski fue muy temprana, desde adolescente, en buena medida por su contacto con un primo suyo nacido en Polonia, mayor que él, y que era sacerdote. Pero fue solo en 2019 cuando se ordenó a los 65 años.
¿QUÉ PASÓ ENTRE MEDIAS?
KATHY
Que cuando estaba en la
universidad conoció a Kathy. Fue un amor
a primera vista y tras un noviazgo rápido se casaron en
1974, formando un matrimonio feliz que duró cuatro décadas. El propio
Adamski lo ha contado en una entrevista del programa News in Depth de
EWTN, que recoge Catholic News Agency, donde
explica que esa felicidad estuvo unida al éxito profesional.
Él había estudiado contabilidad y
gestión financiera, trabajó primero en la consultora Arthur Andersen y
luego en la compañía farmacéutica Johnson & Johnson, donde ascendió
con fuerza: "Me atraía el arte de la
negociación, y acabé trabajando en el departamento de tesorería cerrando
tratos a nivel mundial". Kathy, por su parte, con
una rica formación, desempeñó trabajos muy variados: asistente social,
enfermera, fotógrafa y analista de sistemas.
Aunque católicos practicantes
ambos, la vida de oración de Peter y su matrimonio se estaban resintiendo por
sus elevadas ambiciones laborales, y un día Kathy le puso las cosas muy claras:
"Peter, no puedes servir a Dios y a
Mammón. Tu carrera profesional es tu Mammón y estás poniendo en
riesgo nuestro matrimonio".
"Tenía
razón", reconoce el padre Adamski, "el ascender en la empresa me motivaba. Nunca era
suficiente, necesitaba más, y más, y más..." Peter se tomón en
serio el aviso de Kathy y empezó a centrarse más en ella. Cambió de empresa y reajustó sus horarios, y le salió bien: las cosas siguieron yéndole económicamente viento en
popa.
EL
CÁNCER Y EL ALZHEIMER
En 1983, tras años de intentos
infructuosos, nació su único hijo, John. Y su vida
transcurrió perfecta hasta 1991, cuando a Kathy le encontraron un cáncer de cuello de útero. Tenía
42 años y fue el primero de los siete tumores distintos que padeció a lo largo de las dos
décadas siguientes.
Pero lo peor estaba por llegar.
En 2010 le diagnosticaron un principio de Alzheimer.
"Todavía puedo
vernos, abrazados en la acera sabiendo que, no habiendo cura para el Alzheimer,
les esperaba un largo adiós", recuerda:
"Mi sueño de envejecer, encoger y encanecer
juntos no iba a hacerse realidad". Para ambos, esa era la peor
enfermedad de todas, más que los siete cánceres que tuvo y la extirpación de
vejiga que sufrió.
Kathy fue perdiendo la memoria poco
a poco, hasta que olvidó incluso el lugar donde se habían casado: "Fue como un puñal en el corazón". Peter
se aferraba a Dios: "Mírale en la cruz", dice
a su entrevistador, "lo que Él
hizo por nosotros. Eso nos habla
de un amor sacrificial".
SACERDOTE
Kathy murió en 2014, en su hogar
y en brazos de Peter: "Con las manos
enlazadas, acariciando su cabello y diciéndole cuánto la amaba, y
agradeciéndole haber compartido su vida conmigo y haberme dado un hijo. Y
diciéndole que estaba a punto de ver el rostro de Cristo.
Mientras recitaba el Padrenuestro, la vi exhalar su último suspiro. Una muerte
en paz, una muerte santa... una muerte feliz".
Las últimas palabras se las había
dicho tres días antes. Él le comentó que estaba
pensando hacerse sacerdote cuando ella falleciera. "Peter,
hazlo", contestó ella en un susurro a su oído, pues apenas podía
hablar: "Si puedo, te consolaré", añadió en una prueba de su fe en la intercesión
de quienes están en el cielo.
Para Peter, fue como si Dios le
hubiese dicho: "Ahora eres mío".
Empezó a vivir de forma más
sencilla, renunciando a sus lujos, y se sintió "libre".
Todas las cosas que tenía en casa "habían
perdido su sentido" sin
Kathy.
Al poco tiempo, ingresó en
el seminario para vocaciones tardías que hay en Weston (Massachusetts) y recibió
la ordenación en 2019.
La entrevista de Peter
Adamski en EWTN.
Sus cuatro años como sacerdote
son una experiencia "gozosa", que
incluye ver a su hijo entre los fieles que asisten a sus misas. Cree que haber
vivido el matrimonio le está ayudando a ser mejor sacerdote, pero no es partidario de la ordenación de hombres casados porque cree que ambas realidades deben estar
"separadas".
Hoy ejerce su ministerio en la
iglesia de San Jaime en Stratford (Connecticut). Y todos los días, cuando
se levanta, su primera oración es: "Señor, que
todo cuanto haga hoy sea para tu honor y tu gloria y
gracias por mi sacerdocio".
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