EL CALVARIO JUDICIAL DE DEAN Y CLAIRE VIVIRÁ UN MOMENTO DECISIVO ESTE VIERNES
Los padres de Indi han visto un rayo de esperanza
tras la intervención del gobierno italiano concediéndole la nacionalidad para
posibilitar su traslado a Roma.
Sigue en el aire la suerte
de Indi Gregory, la niña británica (y ahora
también italiana) condenada por la Justicia del Reino Unido a
ser desconectada de los aparatos que la mantienen viva.
La intervención
del embajador transalpino parecía haber conseguido el traslado a Roma, donde el
Hospital Niño Jesús se ha ofrecido a buscar un tratamiento alternativo a su
enfermedad, pero no está claro si la autoridades locales lo van a permitir.
En el último momento, un juez de
apelación ha permitido a la familia de Indi
apelar la autorización de desconexión, en una audiencia que tendrá lugar este viernes 10 de noviembre al mediodía y
donde será escuchada también la parte italiana, que ha asumido la tutoría legal
de la niña.
EL
COMPORTAMIENTO DEL HOSPITAL
Entretanto, su padre, Dean, ha
contado algunos detalles del caso a La
Nuova Bussola Quotidiana, como que, cuando las ecografías
detectaron líquido en el cerebro y problemas cardiacos, los médicos les "presionaron hasta el momento del nacimiento"
para que la abortaran.
La niña empezó a tener problemas
al poco de nacer, y fue al cumplir los dos meses cuando en el Queen's Medical
Centre de Nottingham, adonde la habían llevado, le detectaron el síndrome de depleción del ADN mitocondrial que
padece y amenaza su supervivencia.
Dean comenta que, tras este diagnóstico,
detectó un cambio de actitud de los facultativos: "Parecía que habían
decidido renunciar a Indi... Nunca he tenido la sensación de que se empeñasen
de verdad en ayudarla".
A principios de septiembre les
comunicaron que la niña no iba a recibir ningún tratamiento y que habían
introducido en su ficha una orden de no reanimación a la primera vez que su vida estuviese
comprometida: "Dije que no estaba de acuerdo.
Nos dijeron que nuestro rechazo a colaborar podría judicializar el caso. No
tuvieron ninguna compasión".
Cuando, efectivamente, el
hospital llevó la muerte de Indi a los tribunales, desde el hospital les
advirtieron que debían "mantener
reserva y no difundir la historia en redes sociales". "Les dije",
cuenta su padre, "que no lo iban a conseguir y
que la historia acabaría en todas ellas". Les dieron solo 40 horas
de preaviso antes de la primera citación judicial, que hubo que posponer porque
no habían conseguido un representante legal.
Fue entonces cuando la madre
de Charlie
Guard, a quien el
mismo sistema británico mató en 2017 por la misma enfermedad que Indi, les
aconsejó acudir al grupo cristiano que ejerce su representación legal, Christian
Concern.
LA
INTERVENCIÓN ITALIANA
Dean denuncia que el sistema es "unilateral": "El servicio sanitario
nacional, los abogados y los médicos se apoyan unos a otros, se comportan como
amigos e incluso comen juntos. La familia no tiene ninguna posibilidad ni
ningún derecho". El padre de Indi acusa a los sanitarios
de haber exagerado dolores de la niña e incluso inventado ataques recurrentes
de tos de 10 minutos que sus padres, que pasan con ella diez horas al día y
algunas noches si la niña está mal, no han visto nunca.
Cuando les llegó la noticia de
que el gobierno italiano le concedía la nacionalidad italiana a Indi para
favorecer su traslado a Roma, sus padres se emocionaron: "Había perdido toda fe en la humanidad y me la restituyeron, pero me hicieron sentir vergüenza de ser británico".
En el hospital, explica se irritaron mucho y les aclararon que no la dejarían
marchar: "Pareciera que estuviese en juego su
reputación y que no podían permitir que se crease un
precedente que pudiese animar a otros a seguir el
ejemplo".
Los médicos alegan el peligro del
traslado y desconfían de la utilidad de la cirugía cardiaca que plantean sus
colegas italianos; creen que la enfermedad es incurable y toda intervención
solo retrasa lo inevitable: "Es cierto, sé
que no hay curación", reconoce Dean, "pero la enfermedad puede ser controlada" como
se hace con otras.
"QUEREMOS
IR AL CIELO"
Ante el hospital se produjo una
manifestación de apoyo convocada por otra madre de un hijo con una enfermedad
similar a la de Indi: "La gente empieza a
temer que esto les pueda pasar también a ellos. Las personas deben
comprometerse más con los derechos humanos y preguntarse si
el Estado debe tener el poder de decidir quién puede vivir y quién debe morir".
En cuanto a la decisión de
bautizar a su hija, la respuesta de Dean es impactante: "No soy religioso y no estoy bautizado. Pero cuando estaba en el tribunal me parecía que me
hubiesen arrastrado hasta el infierno. Pensé que, si el
infierno existe, entonces debe existir también el paraíso. Era como si
el diablo estuviese allí. Pensé que, si existe el demonio, entonces
tiene que existir Dios. Una voluntaria cristiana que
visitaba todos los días el departamento de terapia intensiva me dijo que el
bautismo te protege y te abre las puertas del cielo. También me impactaron
mucho mis abogados del Christian Legal Centre [departamento
legal de Christian Concern] Louis Browne KC, Bruno Quintavalle y Pavel Stroilov, la forma en la que
me apoyaron y su dedicación. El bautismo de Indi fue también un modo de
reconocer su trabajo. He visto cómo es el infierno y quiero que
Indi vaya al cielo. Es más, he decidido que también yo y mi mujer
deberíamos bautizarnos. Queremos estar protegidos en esta vida e ir al cielo".
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