En esta ocasión vengo ante ti san Bartolomé para pedirte que me alivies los latidos de mi corazón, también por la tranquilidad de mi mente. Manteniendo un ritmo de vida tranquilo y con una visión del alcance eterno del tiempo.
Dame, en
medio de las confusiones de mi día la calma de las colinas eternas. Rompe las
tensiones de mis nervios con la música relajante de las corrientes de canto que
viven en mi memoria.
Levanta
de nosotros nuestra necesidad de lograr todo lo que podemos ser y en su lugar,
ayúdame a rendirme ante lo que tú quieras de mí.
Dame la
forma de controlarme de aceptar las actividades que me pueden poner muy
nervioso y fuera de mí, te pido que me des tu paz.
San
Bartolomé, envuelve mi mente con tu verdad, guía mis pensamientos para calmar
mis miedos y calmar mis nervios.
San
Bartolomé, te pido que guíes mis sentimientos, para yo poder caminar bajo tu
esperanza y que cada día sea de perdón y de paz, que no me invada el disgusto.
Sostén mi alma, desde ahora y para siempre.
En el nombre de Jesús.
Amén.
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