FUE SIEMPRE UN HOMBRE DE IGLESIA, AUNQUE NO HAY CERTEZA SOBRE SU CONDICIÓN SACERDOTAL
Los dos
aniversarios referentes a Nicolás Copérnico (1473-1543)
que se celebran este año -nacimiento y muerte- brindan la oportunidad de
desmontar algunos mitos en torno a este gran científico y hombre de Iglesia.
Filip Mazurczak (historiador, profesor en la universidad jesuita Ignatianum de
Cracovia y colaborador de varias publicaciones católicas) aborda ese
intento en Catholic World Report.
NICOLÁS
COPÉRNICO: HOMBRE DE MISTERIO, CIENCIA Y DIOS
Este año se celebra el 550º
aniversario del nacimiento de Nicolás Copérnico y el 480º de su muerte. Esto nos brinda
la oportunidad de desmontar algunos de los mitos sobre la
relación con la fe católica del gran científico gracias al cual
aprendimos que es el sol, y no la tierra, el que está en el centro del
universo. Sin embargo, como veremos, estos mitos han sobrevivido en parte
debido a los errores cometidos por varios eclesiásticos durante la
Contrarreforma.
UN
RENACENTISTA DE LA FRONTERA
Nicolás Copérnico nació el 19 de
febrero de 1473 en la ciudad polaca de Torun, en Pomerania, que había
sido durante mucho tiempo objeto de conflicto entre Polonia y los Caballeros Teutónicos, una orden militar de hospitalarios que
se había fundado durante las Cruzadas, inicialmente con el propósito expreso de
prestar asistencia médica a los cruzados alemanes heridos.
En 1226, el duque Conrado I de Mazovia invitó
a los Caballeros Teutónicos a Polonia para defender las fronteras del país. Sin
embargo, rápidamente muchos se decepcionaron con la orden, que se mostró brutal
con los polacos y utilizó la violencia para cristianizar supuestamente a las tribus paganas del Báltico, incluso después de que estas hubieran
adoptado oficialmente el cristianismo.
El pasado familiar de los
Copérnico da fe de la compleja historia de Pomerania. La madre del futuro
astrónomo, Bárbara,
de soltera Watzenrode, procedía de una familia de patricios de
origen alemán que
probablemente había emigrado a Torun desde Hesse en el siglo XIII.
Por su parte, el padre de
Nicolás, Nicolaus (Mikołaj) Kopernik, era un comerciante de Cracovia, probablemente
de ascendencia polaca. Muchos remontan el linaje del anciano Copérnico a la aldea silesia de Koperniki, mientras
que otros afirman que el clan Koperniki procedía originariamente de Bohemia. El historiador polaco Krzysztof
Mikulski, que ha
estudiado en detalle la genealogía de Copérnico, sostiene que el sufijo -nik era
indiscutiblemente eslavo y
reflejaba la profesión de su portador. Así, un powroznik, por
ejemplo, era un fabricante de cuerdas, mientras que un miecznik era
un fabricante de espadas. Según Mikulski, la primera parte del apellido de
Copérnico procede probablemente de la palabra latina para cobre, cuprum, lo
que significa que sus antepasados eran posiblemente mineros de cobre o,
más probablemente, comerciantes de cobre.
El complejo origen étnico de
Copérnico ha dado lugar a numerosas disputas entre polacos y
alemanes sobre su nacionalidad a lo largo de los siglos. Teniendo en cuenta la
identidad presentada más arriba, lo más acertado sería describirlo como un
súbdito polaco de ascendencia mixta polaca y alemana, reflejo de la diversidad
étnica y religiosa, así como de las cambiantes fronteras del Reino de Polonia.
Que Copérnico era un leal súbdito
polaco lo atestigua el hecho de que, durante las guerras de Polonia con los
Caballeros Teutónicos, dirigió la defensa de Olsztyn y representó al Estado polaco en
sus negociaciones de paz con la orden alemana.
De hecho, ser diplomático fue una de
las muchas profesiones de Copérnico. El joven de Torun estudió astronomía y artes liberales en Cracovia, y más tarde viajó a Bolonia
para continuar sus estudios en esas materias. Con el tiempo, también se
licenció en Medicina en la Universidad de Padua y se doctoró en Derecho Canónico en
Ferrara.
A su regreso de Italia, Copérnico
se convirtió en secretario y médico de su tío, Lucas Watzenrode. El erudito publicó tratados sobre diversos
temas, desde medicina hasta matemáticas y economía. Como canónigo de
Frombork, Copérnico realizaba observaciones astronómicas desde la torre de la
catedral en su tiempo libre.
Aunque en la antigua Grecia
varios pensadores, como Filolao y Aristarco de Samos, habían
postulado que el sol se encontraba en el centro del universo, esa opinión fue
rechazada en favor del modelo geocéntrico de Claudio Ptolomeo de Alejandría (100-170 d.C.), que siguió
siendo paradigmático durante muchos siglos. Sin embargo, Copérnico, basándose
en sus muchos años de observaciones y cálculos, argumentó que Tolomeo
estaba equivocado.
Las conclusiones de Copérnico se
recogieron en su tratado De revolutionibus
orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las orbes celestes), publicado en latín en Nuremberg en 1543, cuando
Copérnico agonizaba.
¿PADRE
COPÉRNICO?
Aparte de la nacionalidad de
Copérnico, la cuestión de si fue o no sacerdote es
quizá el aspecto más discutido de su vida. El hecho de que el rey polaco Segismundo I el Viejo nombrara
a Copérnico como uno de los cuatro candidatos a obispo de Warmia en 1537 se
presenta a menudo como un argumento a favor de esta afirmación. Por otro lado,
se ha rebatido que un canónigo no ordenado podría haber sido candidato y ser
ordenado después del nombramiento.
Mientras tanto, una reciente
biografía en polaco de Piotr Łopuszański, titulada Nicolás Copérnico: el nuevo
rostro de un genio afirma que en 1532, cuando
Copérnico tenía 59 años, el obispo de Warmia, Maurycy
Ferber, exigió que todos los canónigos de su sede, como
Copérnico, recibieran el sacramento del orden.
Por el contrario, el historiador Edward Rosen escribió
en su obra Copérnico y sus sucesores que
Copérnico nunca se refirió a sí mismo como sacerdote, ni ningún documento de su
vida lo menciona como tal. Rosen afirma que fue
Galileo quien inventó esta afirmación en su
correspondencia con la Inquisición, con la esperanza de que presentando a Copérnico
como sacerdote podría librarse de su ira.
Aunque probablemente nunca
sabremos con certeza la condición de Copérnico, lo cierto es que fue un hombre fiel a la Iglesia. Durante el V
Concilio de Letrán fue consultado sobre la reforma del calendario. Mientras
tanto, la correspondencia de Copérnico era principalmente en latín, y el único
ejemplo conocido de su escritura en polaco es una inscripción de su biblioteca
personal: Bok pomagay [Que Dios me
ayude], prueba de su ardiente
fe.
EL
MITO DE COPÉRNICO
En 2010, visité el Museo de la
Universidad Jaguelónica de Cracovia, que incluye una sala dedicada a su famoso
ex alumno. El guía, un anciano que había vivido bajo el comunismo y no pudo
evitar, en 1973, la propaganda antirreligiosa del
régimen comunista durante el
500º aniversario del nacimiento de Copérnico, nos contó que Copérnico fue un "sacerdote inteligente" que hizo sus
cálculos en secreto y publicó sus revolucionarios hallazgos justo antes de
morir para evitar los terrores de la Inquisición.
No hacía falta crecer bajo una
dictadura marxista-leninista para creer en una variante de este mito. Mi propio
ejemplar de Sobre las revoluciones de las orbes celestes fue
editado y anotado por Stephen Hawking. En
su introducción, el difunto físico y ateo militante escribe que la Iglesia
había adoptado el modelo ptolemaico porque era coherente con su opinión
de que el hombre estaba en el centro del universo.
Hawking procede a repetir el mito
de que Copérnico retrasó la publicación de su obra para no "provocar a las autoridades eclesiásticas ninguna
respuesta airada". Como prueba de la hostilidad de la Iglesia hacia
el heliocentrismo, Hawking señala que el erudito herético italiano y antiguo
dominico Giordano Bruno fue quemado en la hoguera en 1600 por
apoyar las ideas de Copérnico.
Este mito ha sido perpetrado
incluso por escritores católicos ortodoxos: en el segundo volumen de su, en
general absorbente, encomiable y expertamente investigada, biografía del
Papa Benedicto XVI, Peter Seewald escribe que San Juan Pablo II " había rehabilitado a Hus, Copérnico y
Galileo y reconocido la culpa histórica de la Iglesia".
EL
PRISMA DEL ASUNTO GALILEO
En realidad, en 1999 Juan Pablo
II pidió perdón por la "cruel muerte" del
reformador protoprotestante checo Jan
Hus, condenado a la hoguera en el Concilio de Constanza, mientras que en
1992 rehabilitó a Galileo. Copérnico, sin embargo, nunca fue rehabilitado por
el Papa porque no había motivo para ello.
Aunque De revolutionibus orbium coelestium se publicó el mismo año de la muerte de
Copérnico, su publicación no fue retrasada para evitar el desagradable destino
de Jan Hus o Giordano Bruno. Copérnico, conocido por ser un perfeccionista, necesitó
muchos años para realizar las observaciones y cálculos que respaldaran sus
radicales descubrimientos sin gran parte del equipo astronómico que damos por sentado (el telescopio fue inventado décadas después de
la muerte de Copérnico y perfeccionado por Galileo para observar el cosmos).
Además, dadas sus múltiples funciones, su trabajo astronómico fue siempre pluriempleo.
Un estudio minucioso de la
cronología desmiente la idea de que Copérnico intentara ocultar sus
descubrimientos a la Inquisición. Copérnico dedicó su famosa obra al Papa Pablo III. No se incluiría en el Index Librorum Prohibitorum [Índice de libros prohibidos] del
Vaticano hasta 1616, más de cuarenta años después de la muerte del
astrónomo. Fue entonces, al ocuparse de Galileo, cuando la Inquisición romana
condenó oficialmente el heliocentrismo. Además, la Inquisición
polaca había cesado sus actividades en
1519, por lo que Copérnico tampoco tenía motivos para temer a los inquisidores
locales.
Contrariamente a lo que escribe
Stephen Hawking, Giordano Bruno no fue condenado
por apoyar el modelo copernicano. Desde la Ilustración, Bruno se ha
convertido en un mártir de la ciencia contra la religión y la superstición; en
1889, los gobernantes anticlericales y masónicos de Roma inauguraron una
estatua suya en el lugar de su inmolación.
Es cierto que Giordano Bruno había
abrazado el heliocentrismo. Sin embargo, su juicio por la Inquisición romana no
tuvo nada que ver con eso. Más bien fue
juzgado por sus opiniones teológicas heréticas, que incluían
la negación de la divinidad de Cristo, de la virginidad de María y
del Juicio Final, así como la creencia de que el mundo no tiene principio ni
fin.
Stephen Hawking también se
equivoca al afirmar que la oposición de la Iglesia al heliocentrismo provenía
de su cuestionamiento de la visión del hombre como centro del universo. De
hecho, durante el proceso de Galileo, la Inquisición romana declaró que el
heliocentrismo era incompatible con las Sagradas Escrituras debido a Josué
10,12-13, interpretado en el sentido de que el
sol estaba en movimiento perpetuo:
"El día en que el Señor puso a los amorreos en manos de los hijos de
Israel, Josué habló al Señor y gritó en presencia de Israel:
'¡Detente, sol, en Gabaón! ¡Y tú, luna, en el valle de Ayalón!'. Y el
sol se detuvo y la luna se paró, hasta que el pueblo se vengó de los enemigos. Así
está escrito en el Libro del Justo: 'El sol se
detuvo en medio del cielo y tardó un día entero en ponerse'".
LECTURAS
"CIENTÍFICAS" PROBLEMÁTICAS DE LAS ESCRITURAS
Martín Lutero y Juan Calvino, los principales reformadores protestantes, se habían opuesto al
heliocentrismo por considerarlo incompatible con las Escrituras. El asunto
Galileo se desarrolló durante la Contrarreforma, y sin duda la Iglesia se vio
influida por esas tendencias recientes.
La brillante observación de que
la Biblia se escribió para ayudarnos a llegar al cielo y no para explicar cómo
se mueven los cielos se atribuye al cardenal alemán del siglo XV Nicolás de Cusa. De forma
similar, Galileo, durante su juicio, citó a San Agustín: "No se lee en el Evangelio que el Señor dijo: Os
enviaré al Paráclito que os enseñará el curso del sol y de la luna. Porque Él
quiso hacerlos cristianos, no matemáticos".
El fallecido paleontólogo de
Harvard y divulgador científico Stephen Jay Gould era un judío agnóstico. Sin embargo, a
diferencia de Stephen Hawking o Richard Dawkins, no
era hostil a la religión y escribió su clásico libro de 1999 Ciencia vs Religión. Un falso
conflicto [Rocks of Ages] para buscar la
reconciliación entre ciencia y religión. Gould sostuvo que la fe y la ciencia
eran "magisterios que no se solapan" ("non-overlapping
magisteria", NOMA por sus siglas en inglés).
Esta idea ha sido criticada con
frecuencia. Después de todo, hay ciertas áreas, como la bioética, en las que
inevitablemente se solapan. Sin embargo, Gould tenía razón en general -y
coincidía con San Agustín y Nicolás de Cusa- en que las ciencias naturales y la
teología estudian esferas de la existencia
completamente distintas.
Las primeras universidades del
mundo -Padua, Bolonia, París, Oxford- fueron fundadas
por la Iglesia católica.
El método
científico nació en la Europa cristiana, aunque
en aquella época había muchas otras civilizaciones avanzadas. Aunque una
lectura literal de las Escrituras contribuyó sin duda a los mitos que rodean a
Copérnico, este fue producto de la gran época del saber patrocinado por la
Iglesia, y no se le puede considerar otra cosa que un
hombre de Iglesia que
revolucionó nuestra percepción de la realidad.
Traducido por Verbum
Caro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario