CLAIRE PIZZUTI VIO A «MUCHAS MADRES Y NIÑOS ENTRANDO EN EL CIELO»... Y DECIDIÓ ACTUAR
La casa de la maternidad cuenta con ocho
habitaciones donde las madres pueden quedarse durante el embarazo y hasta un
año después del nacimiento de sus bebés. Hasta ahora, 13 niños han nacido en
ese hogar .
Claire Pizzuti estaba en quinto
grado del colegio (10-11 años) cuando tuvo un sueño terrible que cambiaría su
vida para siempre. "Yo estaba caminando hasta
el sótano de mis padres y allí descubría que se practicaban abortos en
medio de los gritos de tristeza de las madres", recuerda en National Catholic Register.
A pesar de su corta edad, Claire
descubrió que aquel sueño era un llamado a proteger a las mujeres y
a los niños del drama del aborto. "Fue un
poderoso recordatorio de que personas de mi propia comunidad estaban sufriendo y
necesitaban ayuda con urgencia. No sabía que algún día abriría un hogar de
maternidad para satisfacer esta necesidad", comenta.
DIOS
MOVERÍA MONTAÑAS
"Tengo una
madre increíble que, además de cuidar a mis otros nueve hermanos, creyó en mi
llamado y me ayudó a planificar una 'Caminata por la Vida'. La
marcha recaudó 7,000 dólares para el centro de embarazo local y
continuó durante los siete años siguientes", añade Claire.
Pero, cuando estaba en el grado
12 (17-18 años), Claire tuvo otro sueño relacionado con una casa de maternidad
que le habían ordenado construir. "Mi madre
intervino para ayudarnos. Formamos un grupo de trabajo y comenzamos a recaudar
fondos para un proyecto tan enorme. Dios nos estaba guiando y movería montañas para
hacer realidad mi sueño", explica.
Y comenzaron a ocurrir hechos
providenciales. "Una amiga nuestra había
soñado con trabajar con mujeres necesitadas pero no estaba segura de cómo
lograría ese objetivo. Un día, mientras oraba fuera de un centro de abortos, se le acercó una persona desconocida que le dio 30.000 dólares para
iniciar un hogar de maternidad en Carolina del Sur", relata Claire.
Esta donación animó a Claire y a
sus colaboradores, y pronto presentaron un plan al obispo. Que convirtió el sueño en un proyecto católico y diocesano, el
primero de su estilo en la ciudad de Palmetto (Carolina del Sur).
Los siguientes años serían muy
difíciles, y Claire estuvo cerca de abandonar.
"En esa época tuve un tercer sueño, en el que veía a un gran grupo de
personas en el cielo. Sabía que eran las personas a las que ayudaba
en mi casa de maternidad", confiesa.
Una amiga de Claire encontró una
casa grande en Greenville (Carolina del Sur), que transformaron en una casa de
la maternidad. También construyeron un centro para atender a las mujeres que no
podían vivir en la residencia. "La llamamos
'Casa Santa Clara', en honor a Santa Clara de Asís, un increíble modelo a
seguir para las madres a nuestro cuidado", afirma.
"Admiramos su
valentía para defender a la ciudad de Asís de los atacantes hasta en dos
ocasiones, esperamos que a través de su intercesión nos mantengamos fuertes en
medio de los duros ataques que
enfrentan quienes luchan por una cultura de la vida. Elegimos la fiesta de
Santa Clara como el día de inauguración", comenta.
Desde su apertura, los centros de
Santa Clara han atendido a más de 200 mujeres. Solo la casa de la maternidad cuenta
con ocho habitaciones donde las madres pueden quedarse durante el embarazo y
hasta un año después del nacimiento de sus bebés. Hasta ahora, 13 niños han
nacido en ese hogar.
"No puedo
pensar en mejores mujeres que la hermana Teresa y la hermana Stella Mary, dos
hermanas nigerianas de la orden de San Miguel Arcángel que cuidan
con amor a las madres y a los bebés de Santa Clara. Estas valientes
y humildes mujeres trabajan diariamente con otros increíbles miembros de
nuestro personal para servir a los residentes con los recursos, y el amor que
necesitan", explica Claire.
Las hermanas Teresa y Stella
Mary cuidan a las madres y a los bebés de Santa Clara.
Las madres de Santa Clara deben
conseguir un trabajo y se les ofrece clases de cocina, limpieza, costura,
habilidades para la vida como preparación para entrevistas o primeros
auxilios. También reciben ayuda económica para pagar la
guardería o el transporte.
"Lo más
importante es que amamos a todas las madres como si fueran nuestra propia
familia. Tenemos cenas 'familiares' todas las noches. Muchas provienen
de entornos difíciles y traumáticos y nunca han experimentado el amor familiar.
Es hermoso ver la forma en que el ambiente familiar transforma y suaviza sus
corazones", concluye Claire.
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