El Papa Francisco recibió esta mañana en audiencia en el Vaticano a algunos miembros de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia que participan en su Capítulo General, a quienes dijo que “lo primero que busca el maligno es robar la esperanza”.
Durante la audiencia, el Papa Francisco invitó a los presentes a “observar al Señor: su camino, su rostro,
lleno de amor y de paz, a veces
desdeñoso ante la hipocresía y la cerrazón, y también turbado y angustiado en
la hora de la pasión”.
Además, pidió hacer esta observación de manera conjunta, “en comunidad, cada uno con sus propios ritmos, su propia
historia única e irrepetible, pero juntos”.
A continuación, explicó que esta unidad “es
la base de todo” y supone “un compromiso
constante de conversión de un yo cerrado a un yo abierto, de un corazón centrado en sí
mismo a un corazón que sale de sí mismo y se encuentra con el otro”.
En esta línea, animó a los presentes a buscar
una comunidad que no sea autorreferencial, sino “en salida, acogedora y
misionera”.
“No una salida caótica, sin un orden determinado:
una salida juntos, todos en sintonía con el único corazón de la Iglesia que es
el amor, como afirma con tanto entusiasmo Santa Teresa del Niño Jesús”, dijo el Papa Francisco.
“No hay comunión sin conversión, -explicó el Papa-, por lo que ésta es
necesariamente fruto de la Cruz de Cristo y de la acción del Espíritu, tanto en
los individuos como en la comunidad”.
Asimismo, les pidió buscar una “pobreza, tanto
de espíritu como de bienes, para estar más disponible para el Señor, con todas vuestras fuerzas, fragilidades y florituras
que Él os da”.
“Alabemos a Dios por todo, por la vejez y por la
juventud, por la enfermedad y por la buena salud”, añadió.
Por último, advirtió que “lo primero que
busca el maligno es robar la esperanza, así nos engaña siempre. Porque la pobreza evangélica está llena de esperanza,
basada en la bienaventuranza que el Señor anuncia a sus discípulos”.
POR ALMUDENA
MARTÍNEZ-BORDIÚ | ACI Prensa
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