IGNACIO SOLS PRESENTA «EL PROCESO A GALILEO A TRAVÉS DE SUS TEXTOS» (DIGITAL REASONS)
GALILEO EN LA
PELÍCULA DE JOSEPH LOSEY DE 1975... EL TEMA SIEMPRE SE REPITE, PRECISAMENTE
PORQUE NO HUBO MÁS CASOS SIMILARES
Ignacio Sols Lucía, doctor en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Princeton e
investigador del CSIC, ha publicado en Digital Reasons (versión online
y en papel) El proceso
a Galileo a través de sus textos,
un libro que aporta más luz al caso Galileo.
Las primeras 145 páginas explican
la vida de Galileo, sus investigaciones, la lista de enemigos que se
hizo, las personas que le apoyaban y admiraban y el conflicto con el Santo
Oficio. Finalizan explicando la importancia histórica del
caso.
Pero específica y apasionante en este libro es la selección amplísima de textos
de Galileo, sus amigos y detractores, las
cartas que iban y venían y las actas que se proclamaban. Vemos a través de cada texto -bien
presentado con unas frases breves que dan el contexto- la personalidad de sus
autores, su capacidad de afinar y detallar sus argumentos, de exponer sus
objeciones o sugerencias, en el marco de una enorme curiosidad intelectual
acerca de la naturaleza, los planetas, la física, ese nuevo invento que era el
telescopio...
Muchas cosas dejaban de ser
teorías basadas en autoridades griegas o medievales y pasaban a ser
comprobables. Pero con límites técnicos aún importantes: ¿era Saturno un
planeta o eran tres o es que estaba flanqueado por dos estrellas? En el
telescopio parecía ser algo alargado... Faltaba
definición para entender que había unos anillos alrededor.
De igual forma, faltaba definir
aún bien el método científico experimental y su relación con la Revelación
bíblica.
Con Ignacio Sols hablamos de ese
caso siempre vivo y sometido al debate.
- ¿Por qué siempre se
habla del caso Galileo y no de otros choques entre la ciencia y la
Iglesia católica?
- Porque no hubo ningún otro caso
en que chocaran. Es el único. Es un caso excepcional.
- ¿Y el caso de
Giordano Bruno, ejecutado por la Inquisición en Roma?
- No era por un tema científico. Bruno no era científico, no creía que hubiera leyes en la naturaleza. Era
un panteísta y sus afirmaciones sobre si podía haber otros mundos
eran filosóficas. Siempre que se habla de Galileo se habla de Bruno.
Y luego de la quema de la Biblioteca de Alejandría,
muchos siglos antes, que tampoco tiene nada que ver con los cristianos
antiguos. La Biblioteca fue destruida primero por Julio César, luego Marco
Aurelio, Caracalla, Diocleciano... y ya en la época cristiana, Paulo Orosio
dice que había cofres con libros que las autoridades se llevaron, no que se
destruyeran ni quemaran libros.
- ¿Qué científicos
conocemos en que la Inquisición o un tribunal eclesiástico encarcelara o
ejecutara a intelectuales por afirmaciones científicas?
- Ninguno. Tampoco Galileo fue
encarcelado. En mi
libro podemos ver paso a paso donde se alojaba, qué hacía... Él mismo lo
escribió: yo, que jamás he estado en una cárcel... Durante el proceso, y
después, estuvo alojado en la embajada de Toscana en Roma,
tratado "como un padre trata a su hijo", según dice él mismo.
En nuestro libro está el texto.
- El caso Galileo,
¿en qué fue relevante para frenar o hacer avanzar la ciencia?
- El cardenal [San Roberto] Belarmino
ya había declarado que si Galileo encontraba
razón suficiente para dejar la interpretación literal de los textos bíblicos
sobre el movimiento de la Tierra, la Iglesia lo aceptaría. El
reto de Galileo era encontrar esas demostraciones físicas o
astronómicas, ese reto era relevante.
»Pero la
razón que daba, diciendo que las mareas demostraban la traslación, era falsa. Necesitaba otros elementos que se
irían demostrando en el siglo siguiente.
-
Si Galileo hubiera tenido las herramientas adecuadas para demostrar
científicamente ese movimiento de la Tierra, ¿qué habría declarado la Iglesia?
- Toda la clase culta habría
visto que estaba demostrado y la Iglesia lo habría aceptado. Pero la argumentación
de Galileo no demostraba lo que él defendía, el argumento de
Galileo sobre las mareas era falso y la clase culta lo veía.
- ¿Por
qué Galileo se negó a usar la escapatoria que le ofrecían de
presentar lo suyo como sólo una hipótesis matemática?
- Es que él creía que su
demostración era real, y que el movimiento realmente se producía. No decía: "Esto es un modelo matemático que yo propongo",
sino "la tierra se mueve realmente y
puedo demostrarlo".
- Juan Pablo II, al
poco de iniciar su pontificado, creó una comisión para investigar el
caso Galileo. ¿Por qué ese interés?
- Por lo mismo que en nuestros
días. Es un tema sangrante, que una y otra vez
surge. Es el único caso de conflicto de la Iglesia con un
científico y lo sacan a menudo, y eso tapa el
fructífero diálogo que existe entre la ciencia y la Iglesia.
Cuando Juan Pablo II anuncia esa investigación quería desbloquear ese
malentendido.
- Muchos dicen que el
discurso de Juan Pablo II de 1992 cerró el caso Galileo... ¿qué le parece?
- Juan Pablo II en su discurso
dice que la Iglesia permitía a Galileo expresar su teoría como
hipótesis, pero hay que matizar esto. Bellarmino en una carta, como prefecto
del Santo Oficio, explica que se permitía a Galileo hablar
“per supositione” o “como hipótesis”... pero en esa época 'hipótesis' se refería sólo a un
artificio matemático para el cálculo. Hoy con la palabra “hipótesis” pensamos otra cosa, como si le
permitieran el planteamiento científico de su teoría. A Galileo le
prohibieron difundir el libro del Diálogo
sobre las Mareas. Pero
siguió investigando. Él después redactará una teoría más correcta, con ideas
que ya de joven, en 1608, había explorado, y la publicó en 1637, en el trabajo
que le hizo grande de verdad en la ciencia.
- En este libro tenemos
los textos, cartas y declaraciones de los protagonistas...
- Yo cada vez que hago una
afirmación la acompaño con una carta de la época, un texto, que lo apoya
claramente. El lector puede leer el texto principal y después pasar a leer esos textos, repasando los titulares, como en un periódico,
mirando el contexto y leyendo las que más le interesen con agilidad.
Leyendo a los protagonistas en sus textos nos hacemos una buena idea de cómo
pensaban y lo que defendían.
Pablo J. Ginés/ReL
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