El P. Eduardo Hayen Cuarón, director del semanario Presencia de la Diócesis mexicana de Ciudad Juárez, hizo algunas reflexiones sobre los peligros de la pornografía y envió un fuerte mensaje a los hombres que la consumen.
“La Iglesia enseña que es virtuoso aprender a
controlar las propias pasiones. Si un hombre ver porno cada vez que siente
necesidad significa que no controla ni las pasiones ni su vida”,
escribió el sacerdote en su cuenta de
Twitter el 3 de diciembre.
La Iglesia enseña que es virtuoso aprender a controlar las propias
pasiones. Si un hombre ver porno cada vez que siente necesidad significa que no
controla ni las pasiones ni su vida. El hombre fuerte es capaz de decir "no" a algo que está mal, aunque sea
placentero.
— Padre Eduardo
Hayen Cuarón 🇲🇽 (@padrehayen) December 4, 2021
“El hombre fuerte es capaz de decir ‘no’ a algo que
está mal, aunque sea placentero”, aseguró
el P. Hayen.
El sacerdote mexicano también explicó que “uno
de los efectos de la porno en los varones es la pérdida de su capacidad de
relacionarse con las mujeres de manera sana”.
Esto se agrava, resaltó, considerando que “la
cultura del sexo casual está ampliamente extendida, y los hombres entran en
esta cultura para tener sexo fácil usando a las mujeres para su propia
gratificación y sin ninguna responsabilidad de una relación”.
El P. Hayen lamentó que cuando un hombre ve pornografía recibe estos
mensajes: “está bien usar a la mujer, la mujer
puede ser controlada por el varón, la mujer está para dar placer al hombre, la
mujer no piensa ni siente, no hay que respetar a las mujer, la mujer
ama el sexo y nunca está satisfecha”.
En ese sentido, precisó el sacerdote, “es
necesario cambiar de mentalidad y empezar a ver al sexo como un apetito que hay
que aprender a regular y alimentar de manera adecuada, en lugar de tratarlo
como la gula”.
El Catecismo de la Iglesia Católica explica que la pornografía es
una ofensa a la castidad. Esta última, indica el texto, significa “la integración lograda de la sexualidad en la persona, y
por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual”.
El documento precisa que la castidad “implica
un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana.
La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se
deja dominar por ellas y se hace desgraciado”.
El numeral 2354 establece que “la
pornografía consiste en sacar de la intimidad de los protagonistas actos
sexuales, reales o simulados, para exhibirlos ante terceras personas de manera
deliberada”.
Esto “ofende la castidad porque
desnaturaliza la finalidad del acto sexual. Atenta gravemente a la dignidad de
quienes se dedican a ella (actores, comerciantes, público), pues cada uno viene
a ser para otro objeto de un placer rudimentario y de una ganancia ilícita”.
Además, la pornografía “introduce a unos
y a otros en la ilusión de un mundo ficticio. Es una falta grave. Las autoridades civiles deben
impedir la producción y la distribución de material pornográfico”.
POR WALTER SÁNCHEZ
SILVA | ACI Prensa
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