domingo, 14 de noviembre de 2021

CON LA CULTURA WOKE «TENEMOS MIL CONFESIONES, PERO SIN QUE HAYA NUNCA ABSOLUCIÓN», AVISA RÉMI BRAGUE

 RÉMI BRAGUE ES UN FILÓSOFO E HISTORIADOR CON UNA AMPLIA

PERSPECTIVA DE LOS HORRORES DE LA HISTORIA... Y LA NECESIDAD DE CONSTRUIR SOBRE EL PERDÓN.

ENTREVISTAMOS AL HISTORIADOR Y PREMIO RATZINGER, EXPERTO EN EDAD MEDIA, ISLAM Y JUDAÍSMO

Una de las grandes figuras del Congreso Católicos y Vida Pública sobre la corrección política que se ha celebrado en la Universidad San Pablo CEU de Madrid ha sido el filósofo e historiador francés Rémi Brague, especialista en filosofía medieval y pensamiento judío, cristiano e islámico. Premio Joseph Ratzinger de Teología en 2012 y Honoris Causa en 2019 en el CEU, es muy conocido por sus libros Europa, la via romana (traducido a 17 idiomas), La sabiduría del mundo, La ley de Dios o El reino del hombre.

Tras la ola woke contra la cultura occidental y el pasado de Occidente está "el resentimiento", aseguró Rémi Brague en su ponencia.

"Al final, en nuestro trato con el pasado, debemos elegir entre perdonar o condenar. Pero condenar es satánico. Según declara el Mefistófeles de Goethe: 'todo lo que existe es culpable y debe desaparecer'".

Hoy, con la inmisericorde cultura woke y sus cancelaciones, "tenemos mil confesiones, pero sin que haya nunca absolución... y sin eso no hay capacidad de empezar una nueva vida. ¡Ojalá recuperemos la capacidad de perdonar!"

En su ponencia habló, como historiador, de lo absurdo que es juzgar a figuras muy complejas de la historia por un solo elemento de su vida, y a partir de eso derribar sus estatuas o borrar su memoria. Es además absurdo hacerlo desde criterios anacrónicos o desinformados. Y ¿qué gobernante puede tener una pasado impoluto?

El historiador Remi Brague habla de corrección política en el Congreso Católicos y Vida Pública.

Brague puso el ejemplo de Napoleón, que en España tiene muy mala imagen porque sus tropas destrozaron el país e infinidad de lugares sagrados, pero que en Francia estaba idolatrado. Sin embargo, al llegar su Bicentenario, algunos en Francia señalaron que Napoleón debía ser "cancelado" por esclavista: volvió a legalizar la esclavitud en las plantaciones del Caribe, algo que la Revolución había abolido.

Brague da datos de contexto: los ricos dueños de plantaciones de islas francesas se veían tentados a entregar sus islas a la Corona inglesa, ya que los ingleses sí permitían tener esclavos. Francia habría perdido esas islas -tras la derrota de Trafalgar su flota no podía oponerse a la inglesa- y la esclavitud se habría mantenido. Además, unos años después, al volver del destierro de Elba, Napoleón volvió a prohibir la esclavitud.

Puso también un ejemplo español: parece haber un consenso unánime a favor de Bartolomé de las Casas por su defensa de los indios... y, sin embargo, hizo un comentario sobre cómo los negros africanos eran más aptos para trabajos duros (del que se arrepintió) que luego se citó para llevar esclavos africanos a América.

ARCADIAS MARAVILLOSAS NO OCCIDENTALES

Muchos entusiastas de las culturas no occidentales hablan maravillas del antiguo imperio africano medieval de Malí... pero estaba construido sobre la captura y venta de esclavos.

En Uzbekistán tienen a Tamerlán por un héroe nacional, pero mató en la Edad Media a muchas más personas que Gengis Khan (entre 1 millón y 17 millones de víctimas), y cometía horrores como hacer murallas con mortero, piedra y prisioneros vivos, además de apilar cabezas cortadas formando colinas. Y nadie pide derribar sus estatuas de Tashkent o Samarcanda.

Denunció además dos fantasiosas arcadias felices que nunca fueron reales pero algunos han predicado: el paganismo utópico sin traumas sexuales (muy popular entre intelectuales alemanes del siglo XIX, hasta que la tesis El pesimismo griego, de 1835, lo hundió), y un Al-Ándalus supuestamente lleno de armonía y convivencia entre religiones, visión desmontada, asegura Brague, por los trabajos de Darío Fernández Morera.

"La creación auténtica no puede cortar con el pasado", insistió. Así, la Iglesia no renunció nunca al latín y el griego, aunque hubieran sido los vehículos de las antiguas culturas paganas. Y los estudios de lenguas clásicas fueron un espacio que favorecía el igualitarismo: el hijo de campesinos o plebeyos que dominara latín, podía llegar muy alto en Occidente.

"Es más fácil destruir que construir desde cero", advirtió el historiador. "Al tocar lo que otros construyeron, deberíamos hacerlo con manos temblorosas".

***

Rémi Brague dialogó un rato con ReligionEnLibertad sobre la cultura de la cancelación y el desafío woke.

- Este Congreso Católicos y Vida Pública trata el tema de lo "políticamente correcto". ¿Tan grave es el tema para los cristianos?

- Lo políticamente correcto no amenaza sólo a la jerarquía, sino a todos los cristianos. Es un aspecto de lo que llamo "la tentación humanitarista". El humanitarismo no es lo mismo que el humanismo. El humanitarismo es como un humanismo que ha perdido sus fuentes y se ha quedado plano, que pierde de vista lo profundo que es el mal y lo sublime que es el bien.

»El humanitarismo consiste en decir que con buena voluntad todo se arregla. Sería como la ideología de la Unesco. Víctor Hugo dijo que abrir un colegio es cerrar una cárcel. Suena bien, pero pensar eso en realidad es ser muy inocente, las cosas son más complicadas.

- El presidente de la ACdP, Alfonso Bullón de Mendoza, anfitrión de este congreso, dijo en la sesión inaugural que lo políticamente correcto amenaza la cohesión de los católicos...

- Se debe a que algunos católicos adoptan esa ideología humanitarista mientras que otros conservan correctamente el sentido de pecado y de redención, la dimensión trágica del drama de la vida. Incluso Unamuno lo veía. Hay peligro de que la Iglesia se transforme en una gigantesca ONG. La defensa del medio ambiente y los retos de la inmigración son problemas reales, sí. Pero hay que tomar conciencia de su profundidad, del esfuerzo sobrehumano que requieren. No basta con ser majo o amable.

- En su conferencia ha hablado de la necesidad del perdón. Parece que una cultura postcristiana no estará muy bien equipada para perdonar...

- La antropóloga norteamericana Ruth Benedict ha diferenciado entre culturas de la culpa y de la vergüenza (guilt y shame). En las civilizaciones de la vergüenza no hay perdón posible: una vez confiesas que rompiste las normas, lo pierdes todo. Puede ser el caso del bushido japonés... y de lo woke y lo politicamente correcto. Pecaste, estás hundido y ya nada te puede redimir.

»En Francia, dejó de publicarse una revista que se llamaba El Debate porque, decían, "el debate ya no es posible en Francia, ahora solo hay buenos y malos absolutos, no hay espacio para el diálogo ni para el perdón".

»Para que haya perdón, alguien tiene que ser capaz de perdonar. El cristianismo tiene un Perdonador absoluto, que es Dios, y eso abre muchas posibilidades. Pero en un mundo sin Dios, ¿qué espacio hay para la misericordia? Y, atención: un mundo sin Dios no será un mundo sin religión, porque puede haber muchas religiones de sustitución. Muchos aspectos del movimiento ecologista hoy funcionan como una pseudorreligión, por ejemplo.

- La virtud sin Dios parece muy complicada...

- Sí y no. Sí puede haber una moral sin Dios, un acuerdo entre 'caballeros', para negociar asuntos básicos. Yo no mato y tú no matas; tú no robas, yo no robo... yo no seduzco a tu amiguita y tú dejas a en paz a la mía. Eso permite el convivir pero ¿basta eso para favorecer el vivir? ¿Ayuda eso a perpetuar la especie humana?

»¿Para qué tener hijos, por ejemplo? Alguien podría decir que tener hijos es una imposición antidemocrática: a los hijos no les pedimos permiso para traerlos al mundo. Engendrar y dar a luz es un acto antidemocrático, podrían decir. Sin referencias firmes, ¿cómo decir algo tan básico como que la vida humana es un bien? Podríamos establecer que eliminar vidas humanas estaría bien: por ejemplo, vivir unos cuantos años buenos, de juventud, y luego acabar con todo. Sería un nihilismo, pero no como un juego mental para intelectuales, sino aplicado a la realidad cotidiana.

- En Europa, ¿dificulta la variedad de idiomas y de legislaciones una acción común eficaz de los católicos para resistirse a esta ideología y a sus leyes?

- Sólo lo dificulta hasta cierto punto. ¡Lo que viene ahora es una uniformidad de las legislaciones! Precisamente la diversidad de lenguas y costumbres y sistemas jurídicos puede ser una buena oportunidad. Cuando un país comete un disparate, los otros lo pueden ver y no están obligados a imitarlo. En Francia muchos dicen: "si los belgas hacen tal cosa, ¿por qué no nosotros?" ¡Y eso que contamos chistes de belgas! Los católicos y asociaciones afines pueden coordinarse bastante bien a nivel europeo con encuentros online. La técnica, en esto, puede hacer más bien que mal. La plataforma europea One of Us es un ejemplo de esta coordinación.

- Hay cristianos a los que no les gusta hablar de "guerra cultural" o "batalla cultural" porque dicen que Jesús era pacífico...

- Esas palabras existen porque hay una realidad detrás. Jesús nos pide amar a nuestros enemigos y rezar por ellos y hacerles el bien. Pero Jesús no nos pide hacer como si no tuviéramos enemigos. Puede sonar provocador, pero si podemos amar a nuestros enemigos es porque es verdad que tenemos enemigos. Sí, nosotros queremos el bien para ellos... pero no por eso ellos quieren el bien para nosotros.

- El eurodiputado polaco Ryszard Legutko, en su ponencia inicial, comparó la lista de enemigos de la corrección política con la de la URSS. ¿Es políticamente correcto mencionar a la URSS en nuestros días?

- Es un fenómeno curioso, ¿verdad? Hemos tenido dos monstruos en el siglo XX: la Alemania hitleriana y la Unión Soviética, leninista y stalinista. Hay quien dice que todo lo malo fue culpa de Stalin, pero la realidad es que Lenin puso en marcha el gulag y que para él los enemigos eran sólo insectos de los que deshacerse.

»La Alemania nazi seguimos recordándola de forma casi obsesiva. La cantidad de libros sobre el Holocausto es extraordinaria y no deja de crecer. En cambio, los libros o trabajos sobre la Unión Soviética no se pueden comparar ni en cantidad ni en calidad. La atención a lo nazi es una especie de "hiper-mnesia", en comparación con la casi amnesia respecto a lo sucedido en la URSS.

»Casi todos saben qué es la Shoah, el Holocausto contra los judíos, pero casi nadie conoce lo que es el Holodomor, la hambruna artificial y provocada en la Ucrania de los años 30 por los comunistas. Cada uno de estos horrores causó unos 5 millones de muertos, pero uno es muy conocido y el otro casi desconocido. ¿Por qué? Otro ejemplo: hubo procesos de Nuremberg para juzgar los crímenes nazis... pero no ha habido nada similar para juzgar los crímenes soviéticos.

- En pocos meses, en 2022, se cumple el Centenario del Barco de los Filósofos, la expulsión en barco de la Unión Soviética de cientos de intelectuales, muchos de ellos cristianos. ¿Cómo debería conmemorarlo la intelectualidad europea de hoy?

- Habría que escribir libros del tema, hacer congresos, dedicar atención en los medios de comunicación... pero no sé si se hará...

- España ya ha legalizado la eutanasia. ¿Nos convierte eso ya en otra civilización distinta? ¿O no lo seremos hasta que legalicemos la poligamia o los combates de gladiadores a muerte?

- Da la impresión de que para aprobar cualquier disparate en España basta con decir que si no lo apoyas eres franquista. Funciona así, ¿no? Ahora bien, ¿cuánto va a durar la eutanasia?

»  Hay cosas que antes parecían muy progresistas y hoy son repudiadas por casi todos. Un ejemplo es la pederastia, el sexo con menores, en Francia. En los años 70 los intelectuales franceses hablaban claramente de que 'el niño tiene derecho al placer sexual'... y, claro, el adulto a usarlo para obtener placer. Personalidades actuales célebres, como el eurodiputado Daniel Cohn-Bendit lo defendían.

» Pero ahora la pederastia aparece como algo malísimo, el crimen por excelencia... Así que puede que dentro de unos años todos critiquen esa ley de eutanasia como una barbarie.

Pablo J. Ginés/ReL

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