Cada 12 de septiembre celebramos el Dulce Nombre de María. Esta memoria no solo nos lleva a pensar nominalmente en María, sino que nos revela un sentido profundo.
Dios ha elegido a una joven
mujer que tiene un nombre concreto (Lucas 1,27) y con su obra en ella ha
querido revelarnos su amor profundo.
Cuando se escucha en el
Evangelio de Lucas una expresión tan bella como la del ángel que fue enviado
donde «una joven virgen llamada María», hay
que pensar también en cómo Dios pronuncia su Palabra para cada uno de nosotros
en particular.
Así, su mensaje salvífico es
enviado a «Juan, Marta, Sara, Pedro, (y tú también,
piensa en tu nombre en este momento)…».
Esta
elección particular de la que hablamos, nos remite inmediatamente a la vocación
bautismal de cada uno de nosotros.
Y es por eso que para celebrar
con amor y ternura el Dulce Nombre de María, y para hablar del significado del
nuestro, te compartimos una canción muy especial de Mariana Valongo.
¡Escúchala completa y
luego reflexionemos en algunos puntos!
1. ¿QUÉ SIGNIFICA EL NOMBRE DE MARÍA?
El nombre de María, es
comúnmente interpretado, desde san Jerónimo como la «iluminada».
Aquella que ha recibido la luz del Dios altísimo para engendrar al
Salvador.
Ella, la «princesa» (bover), la «hermosa» (Banderhewer), es además, la
agraciada. María no es solo la joven mujer de Nazaret, es María
la elegida por el Creador.
Lo que vemos ya prefigurado en
el uso egipcio que se hacía de este nombre. Para esta cultura el significado de
María era «la preferida de Dios» (Éxodo 15,
20), denotando la preferencia sobre las demás mujeres.
Por tanto, en la celebración
del Dulce Nombre de María, estamos llamados a reconocer
que cada uno de nosotros, sin excepción, es conocido por Dios con un nombre
particular. El Señor ama a cada hombre y lo
mira con especial misericordia.
2. TODOS TENEMOS UN NOMBRE
Cuando le hablamos a alguien y
nos dirigimos a esa persona con su nombre, no solo identificamos a ese «otro», sino que también le dignificamos
como persona reconocida, respetada, apreciada y acogida.
Esto tiene tal alcance que en
los casos históricos como los campos de concentración, los reclusos eran
identificados con un número, primer paso en el largo camino de exclusión social
que comenzarían a vivir.
Todos
tenemos un nombre particular que nos ha sido dado por quienes más nos aman.
Por lo que esta forma nominal
no es solo una palabra con un sonido especial, sino que comporta un significado
que ayuda a dilucidar los deseos que los padres o tutores tienen para con el
infante.
Así como María ha sido llamada
por nombre propio, cada uno de nosotros ha sido llamado, en el
bautismo, a una misión específica por la cual caminar hacia la santidad.
3. DIOS TAMBIÉN TIENE UN NOMBRE ESPECIAL PARA
NOSOTROS
El nombre por tanto, nos
revela que Dios tiene para cada hombre un amor especial que lo lleva a soñar
con cada uno.
Esto nos permite reconocer que
en la inmensidad del amor y la misericordia de Dios hay un plan que
solo Él conoce, pero que contiene nuestra felicidad
eterna.
Solo
Dios conoce nuestro verdadero nombre, solo Él sabe cuál es y cómo es nuestra
vocación particular. Solo Él puede revelárnosla
para que, libremente, la acojamos.
Esto lo vemos por ejemplo en
el pasaje de Zaqueo (Lc 19, 1-5) cuando Jesús al pasar, inmediatamente se
refiere a él por su nombre, luego lo invita a bajar…
A partir de esto podemos
reconocer que Dios no tiene una mirada simplemente general para con sus
criaturas, sino que mirando a cada uno en particular, en el desbordamiento de
su amor, nos invita a bajar de lo que nos aleja de Él y a ir a cenar en su
compañía.
4. EL LIBRO DE LA VIDA Y NUESTROS NOMBRES
La fiesta del Dulce Nombre de
María, nos recuerda además, el libro del Apocalipsis (3,5) que llama
particularmente la atención al hablar del libro de la vida, donde estarán
escritos los nombres de quienes serán vencedores.
Este libro es considerado como
la representación de la vida eterna, por lo que diríamos que el nombre dado a
los hijos de Dios, es además eterno. No solo para la vida militante en el
mundo, sino que se comunica y continúa en la vida gloriosa.
¿No
es maravilloso pensar que algún día Dios nos llamará por nuestro verdadero
nombre?
5. PREGÚNTATE EN ESTE DÍA EL SIGNIFICADO DE TU
NOMBRE
¿Por qué
eligieron ese nombre para ti? Un buen ejercicio sería el de hacerle esta pregunta a nuestros padres,
quizás no sabemos que guarda un profundo significado para ellos.
También puedes preguntarle en
oración a Dios cuál es ese nombre por el que te llama y qué significa. Esto
puede tener gran repercusión en tu sentido
vocacional. Recuerda que el
Señor te mira y te habla por tu nombre propio.
Ofrezcamos un Ave María en
honor al nombre de nuestra Madre y pidámosle que siempre tengamos los oídos
atentos y el corazón dispuesto para escuchar y obedecer como Ella.
Por último, te invito a hacer
un pequeño ejercicio, cuando leas ese pasaje bíblico que tanto te gusta, cambia
el nombre de los personajes por el tuyo. Dios siempre te está llamando.
¡Nos vemos en la
oración!
Escrito por Mauricio Montoya
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